(presentada en la
Sesión de apertura de la investigación diocesana sobre la vida, virtudes y fama
de santidad del Siervo de Dios Juan Pablo II, en la Basílica de San Juan de
Letrán el 28 de junio de 2005)
Karol Joven sacerdote: el seminario clandestino, los estudios
romanos, la pastoral en Cracovia y profesor en Lublin.
Ya en Wadowice y
después en Cracovia maestros y amigos veian a Karol destinado al altar; sin embargo el siempre había puesto
resistencia a esta idea, sobre todo porque se sentía profundamente atraído a
otra vocación, la del teatro, el arte y las letras. Quien jugó un rol muy particular en la
llamada al sacerdocio y acogimiento a
ella – tal como Juan Pablo II mismo confía en Don y Misterio, fue la gran figura
de Adam Chmielowski, el santo hermano Alberto, celebre patriota y
pintor polaco que tuvo la firmeza de
romper con el arte mismo, cuando comprendió que Dios lo llamaba a servir a los
desheredados y a compartir con ellos su vida. Es a él a quien Karol Wojtyla le
dedicará el drama Hermano de nuestro Dios,
y después, como Papa, lo proclamara Beato en Polonia en 1983, y Santo en Roma en noviembre de 1989, en
momentos que se desplomaba la cortina de hierro.
Pero la vocación
sacerdotal de Karol madura plenamente durante 1942 y en otoño de aquel año toma
la decisión de entrar al seminario clandestino de Cracovia, que funcionaba
clandestinamente, y continúa trabajando en la fábrica. Al mismo tiempo en su
itinerario de formación al sacerdocio en la Facultad de teología de la
Universidad Jaguellonica, también esta clandestina, comienza el estudio sistemático
de la filosofía, en particular de la metafísica.
El Cardenal Arzobispo
de Cracovia, Príncipe Adam Stefan Sapieha, había decidido alojar
el seminario clandestino en su propia residencia. Allí encontró refugio el
joven seminarista a partir de 1944 siendo testigo de la noche de la liberación
de Cracovia por parte de la Armada rusa, el 18 de enero de 1945. El año académico 1945-1946 pudo desarrollarse normalmente y el Cardenal
Sapieha que había decidido que Karol Wojtyla completase sus estudios en Roma,
decide ordenarlo sacerdote, anticipadamente a sus compañeros de curso, el 1 de
noviembre de 1946, en la capilla privada de la residencia. En su libro
Don y Misterio Juan Pablo II nos ha dejado una descripción muy
emocionante de aquella ordenación y las
tres Santas Misas que celebrara el día después, 2 de noviembre, en la cripta
San Leonardo de la Catedral de Wawel.
A fines de aquel
mes de noviembre el novel sacerdote Karol ya se encontraba en Roma, inscripto
para la licenciatura de teología en el Pontificio Ateneo Angelicum, donde se
destacaba la figura del padre Reginald Garrigou Lagrange, OP, quien fue también
tutor de su tesis de doctorado La fe según San Juan de la Cruz, la doctrina que
se refiere a la fe de San Juan de la Cruz, que Karol defiende
el 19 de junio de 1948. Cautivado por un ambiente cultural y teológico particularmente
fuerte, Karol permaneció por dos años más en el Colegio Belga animado por aprender Roma de la mejor manera
posbile, tal como se lo transmitió al Rector del Seminario de Cracovia, el
padre Karol Kozlowski, y asi no solo aprendió la historia y la belleza, sino
que también asimilo el ambiente universal y católico que espontáneamente se fue
insertando en la gran tradición católica polaca. Karol en sus vacaciones de
verano visito también Francia, Holanda y Belgica, conociendo en parte las
nuevas problemáticas pastorales expresadas en su escrito Francia, país de misión, y también Ars, donde en su encuentro con
la figura de San Juan Maria Vianney aprende que una
parte esencial de su misión es en el confesionario, tal como el mismo describe
en su libro Don y Misterio. La
actitud general con la cual Karol encaraba la vida se descrie en pocas palabras
expresadas por el a uno de sus compañeros sacerdotes: «Debemos organizar la
vida de manera tal que toda ella pueda glorificar a Dio».
Regresado a
Polonia es invitado a Niegowic como Vicario parroquial, pero después de tan
solo un año es llamado a Cracovia para convertirse en Vicario parroquial de la
parroquia de San Florián y cumplir allí una capellanía para estudiantes universitarios. No obstante los constantes obstáculos
interpuestos por el régimen comunista, da pruebas de una extraordinaria
capacidad educativa y de creatividad pastoral y cultural en su trabajo y
facilidad de entrar en profunda sintonía con ellos, guiándolos en su trabajo e
introduciéndolos al mismo tiempo en la verdad, belleza y desafíos de la
persona, de la cruz y de la resurrección del Señor Jesus. Comienza así, ya
entonces, a ejercitar esa maravillosa fascinación que desarrollará como
Pontifice, a través de las Jornadas
mundiales de la Juvent5ud.
Después de la
muerte del Cardenal Sapieha, el Arzobispo Eugenio Baziak quiso sin embargo que Karol se dedicase a la
enseñanza universitaria y le concede, a partir del 1 de septiembre de 1951, dos
años sabáticos para escribir la tesis de su
habilitación, con el título: ‘Evaluaciónde la Posibilidad de construir la Etica Cristiana sobre el sistema de MaxScheler’. Este estudio, que obtuvo la aprobación
académica el 30 de noviembre de 1953, le permitió al joven sacerdote penetrar
en el pensamiento fenomenológico, arribando así a la conclusión que la
fenomenología es un instrumento importante y precioso para indagar las dimensiones
de la experiencia humana, pero necesita fundamentarse en la concepción realista
del ser y de la conciencia, que Karol había profundizado en sus estudios
precedentes. Se vislumbra así el rumbo
de su proyecto filosófico, que intenta presentar la objetividad y el realismo
del pensamiento clásico con el énfasis moderno de la subjetividad y de la
experiencia que culminará en la gran obra Persona
y acción, publicada en 1969, cuando Karol Wojtyla ya era Cardenal. Esta
orientación de fondo es bien visible del resto, también en sus enseñanzas como Pontífice,
recuerdo tan solo las paginas iniciales de la Encíclica Dives in misericordia, con el principio de la conjugación “orgánica
y profunda” de teocentrismo y antropocentrismo.
La clausura de la facultad de teología de la Universidad Jaguellonica,
decretada por el régimen en 1954, obligo al nuevo profesor a proseguir su
carrera académica no en Cracovia como había planeado, sino en la Universidad Católica de Lublin, a
partir del otoño de1954, obteniendo ya en noviembre de 1956 la cátedra de ética
en la Facultad de Filosofía continuando hasta fines de 1961, su actividad académica
regular. Son aquellos años de sus continuos viajes en tren, entre Cracovia y Lublin:
Karol Wojtyla que había aceptado tan solo por obediencia los dos años sabaticos
ordenados por el Arzobispo Baziak, prosiguió un intensa actividad en Cracovia sobre todo con los jóvenes, compartiendo con
ellos también vacaciones. Mientras tanto continúo componiendo poesías y
escribiendo dramas.
(traducido de: Camillo
Ruini Alla sequela di Cristo Giovanni Paolo II il Servo dei Servi di Dio,
Cantagalli, Siena, feb 2007)
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