Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 25 de septiembre de 2020

Y ustedes quien creen que soy yo? Responde Piero Gheddo, sacerdote misionero

 


Amar a Jesus significa ser misionero  ¿Quién es Jesucristo para ti? Una pregunta fácil y sencilla, pero difícil y compleja al mismo tiempo dice el padre Piero Gheddo.  

Criado en una familia profundamente cristiana, cuyos padres aun hoy son considerados santos en su pueblo,  la consigna de la familia siempre fue “Quédate con el Señor y el Señor se quedará siempre contigo” Cuando se presentaba algún problema en la familia se preguntaban “Que haría Jesus en este caso? Que haría Maria?”  Ya ordenado sacerdote  se enteró de las oraciones de sus padres  y humildemente reconoció ser elegido, sin merito propio alguno.  

Preguntado “Quien es Jesucristo para ti”? responde. “Es todo mi amor, mi gozo,  el fin último hacia el cual dirijo todas mis acciones, mis afectos y mis pensamientos.  No siempre tengo éxito, pero a Él le he consagrado mi pequeña vida y los años que el Señor me permita vivir.“

(…)     

“Pero la pregunta “Quien es Jesucristo para ti”? no puede limitarse a los confines de uno mismo. Me llama a mirar hacia afuera,  a mis hermanos y hermanas en todo el mundo. El amor por Cristo me invita a comprometerme para hacerlo conocer y ser amado por  todos.  No puedo amarlo a Él y amarlo para guardármelo para  mí. Me convertí en misionero porque siempre pensé que “missio ad gentes” era la forma más avanzada, el límite extremo de la fe y la Iglesia, al cual somos llamados todos los bautizados.  El don de la fe, recibido gratuitamente de Dios, debe ser comunicado a los otros si queremos que permanezca fuerte y vivo.   «La fe se fortalece dándola» dice el Papa en  Redemptoris Missio (n.2).   Toda la Iglesia debe convertirse a la misión universal.   «Ningún creyente en Cristo, ninguna institución de la Iglesia puede eludir este deber supremo: anunciar a Cristo a todos los pueblos.» (Redemptoris Missio n.3).”

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“En nuestros tiempos la identidad cristiana es muy débil.  Hemos atravesado un largo periodo en el cual el Cristianismo parecía reducido a una moral. Los “valores evangélicos” son apreciados por todos (paz, justicia, solidaridad, amor) pero la fe en Cristo, la conversión e imitación de Cristo no tienen sentido.   Se busca desprender el mensaje del mensajero: paz, justicia, amor, si! Pero el anuncio que solo Cristo es quien salva al hombre es considerado “extremismo”.   La salvación ha sido secularizada. El Cristiano a menudo se reduce a una especie de “religión de la humanidad” (tal como querían los iluministas del Setecientos) la Iglesia entera como una sociedad filantrópica y de referencia moral. La Iglesia como institución no está en crisis hoy. No hay peligro que la Iglesia desaparezca: no solo por la promesa de Jesus, sino porque en nuestro mundo secularizado ya no es combatida sino exaltada como instrumento de paz social,  un llamado a la ética, como ayuda a los pobres, a los marginados, a los drogadictos, a los pueblos del “tercer mundo”.  

“La Iglesia como pilar de la sociedad capitalista avanzada, no lo es porque predica a Jesus como único Salvador del hombre, sino porque remedia, con sus sacerdotes, religiosos, voluntarios, instituciones caritativas, los desastres de la “estructura del pecado” en los cuales estamos todos inmersos. O sea existe la tentación de  reducir el cristianismo a un sistema moral y consolador del hombre alienado por el capitalismo o el materialismo, pasando del mensajero al mensaje: de Jesus, hijo de Dios, único Salvador del hombre, a los “valores morales” que serian comunes a todos. La gente tiene hambre y sed de Dios y nosotros le damos un “discurso de valores” que en un debate sobre la fe tiene valor tan solo si está centrado en la persona de Cristo.”  

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«Quien es Cristo para ti?».  He aquí una gran pregunta para  todos aquellos que se proclaman cristianos  La fe no es solo un  estado intelectual separado de la vida diaria , sino amor y pasión por Cristo que transforma toda la vida.  El Papa (JPII) lo dice con claridad: la misión es comunicación de una experiencia, o sea “el verdadero misionero es el santo” (Redemptoris Missio, n. 90)

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“Debemos estar enamorados de Jesus” San Pablo decía  estar  «conquistado por Jesucristo» (Filippesi, 3, 12): «Mihi vivere Christus est»,  para mi vivir es Cristo.  Y agregaba: : «"Pero al tener a Cristo consideré todas mis ventajas como cosas negativas. .Más aún, todo lo considero al presente como peso muerto, en comparación con eso tan extraordinario que es conocer a Cristo Jesús, mi Señor. A causa de él ya nada tiene valor para mí, y todo lo considero como pelusas mientras trato de ganar a Cristo." (Filippesi 3, 7-8).

En las cartas de San Pablo los exegetas han encontrado 164 veces la expresión “en Cristo” o sea la vida en Cristo.  “Quien es el misionero”? le preguntaron una vez a la Madre Teresa, que respondió: “Es aquel cristiano tan enamorado de Jesucristo, que su único deseo es hacerlo conocer y ser amado”.

Traducido de  Amar y seguir a Jesus significa ser misionero por Piero Gheddo,  Leer completo en “Tertium Millenium” Nr 4, septiembre 1997 (en ingles e italiano)


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