La
esencia del misterio de la creación radica no solo en la vocación a la
existencia partir de la nada. Mas plenamente se encuentra en la donación: el
ser es don, en la creación se hace don. Y como don llega al hombre. Justamente
en él la creación significa tal dinamismo de donación por parte del Creador que
no se agota en la existencia, ni en la vida, ni aun en la semejanza de la
naturaleza espiritual. Por medio de todo esto y por encima de todo esto. Dios obsequia
al hombre Consigo mismo en tal sentido en el que únicamente puede existir donación
en la amistad. El dinamismo de la creación alcanza la Gracia. A la vez, la
amistad adquiere las características de una alianza: no puede haber amistad sin
exigencias. Sea como fuere, el hombre es creado en la plenitud del dinamismo de
la donación y el mismo queda, como hombre, atraído hasta la comunión (communio) con Dios (Adan y Eva), y esta comunión
presupone un don y una donación mutua. El
pecado, la ruptura de la alianza, conlleva el ser arrancado de ese orden. La
concupiscencia es en cierto modo un rechazo del don.
Juan Pablo II de las reflexiones en los Ejercicios espirituales del dia 6 de julio de 1975.
Karol Wojtyla Juan Pablo II Estoy en tus manos Cuadernos personales 1962-2003, p.150/151, Grupo Editorial Planeta, 2014
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