Es sobre el proyecto de constitución «La Iglesia y el mundo moderno» - el esquema XIII que da lugar al fundamental documento Gaudium et Spes – donde Monseñor Wojtyła dejará su impronta. El tema de la relación de la Iglesia con el mundo contemporáneo la lleva en el corazón. En dos años de debates se dio cuenta de la distancia existente entre una cierta Iglesia «romana, rígida en certezas y arcaica en funcionamiento» el rápido desarrollo de la técnica, de las lculturas y las acostumbres. En otras palabras, para él y para todos los obispos del Este, el esquema XIII representa una ocasión crucial para mostrar el rostrto de la Iglesia mas acorde con laépoca, frente a los continuos ataques del comunismo ateo. La apuesta vale la pena […]
¿Porque asombrarse entonces si, algunos días más tarde, monseñor Wojtyla es llamado a participar en la subcomisión doctrinal encargada de reorganizar el documento con vistas a la siguiente sesión? Los trabajos de la comisión, en la cual Pablo VI deposita muchas esperanzas, inician el 31 de enero de 1965 en una pequeña y bella casa religiosa de la antigua ciudad de Ariccia, distante algunos kilómetros de Castel Gandolfo. Se encuentran presentes casi veinte obispo y cincuenta «expertos», entre ellos algunos teólogos franceses (el dominico Yves Congart, los jesuitas Henri de Lubac y Jean Danielou) que estarían codo a codo durante 15 dias, hasta finales de abril. En Ariccia, nacen amistades duraderas que tendrán claras consecuencias en los años venideros […]. Los miembros de su grupo finalmente lo invitan a escribir, on ayuda del padre Congar, un capítulo especial sobre el tema que se transformará, sin excluir vicisitudes, en el IV capítulo de la futura «constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual », la Gaudium et Spes […]
No
se dfebe pensar que Wojtyla, en sus participaciones, encarna la lucha contra el
comunismo com tal. En primer lugar, porque sus propuestas, sus advertencias y sus
argumentos se refieren mas a la filosofía (contra el materialismo) a la eclesiología
(contra el ateísmo), a la ideología (contra el marxismo) que a la política (contra
el comunismo) […]
Es
probable que en el curso del os debates el mismo Wojtyla hubiese encontrado la inspiración
y el aliento que a la larga conformaría su credo político: «el sistema
comunista que pretende que la felicidad de los hombres sea única finalidad de
ununiverso sin Dios, en realidad convierte al hombre en victima» y concluye: «es
hablando ininterrumpidamente de la persona humana, de su dignidad y de
susderechos, que palpamos el principal “punto débil” del comunismo». A buen
entendedor…
Bernard Lecomte, “Giovanni Paolo II” , Editions Gallimard 2006
(
esta parte del texto republicado de Totus tuus Nr 6 2007 Boletin Mensual de la
Postulacion de la causa de Beatificación y Canonización)
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