Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 5 de marzo de 2021

El Espiritu Santo: principal protagonista del Concilio

 


El principal protagonista del Concilio es el Espíritu Santo.

El Papa Juan XXIII, gran ideador y primer Padre del Concilio Vaticano II, tenía profundamente arraigada en sí esta convicción, y la manifestó en muchas circunstancias.

Fue el pensamiento que le animó hasta los umbrales de la eternidad.

En su último mensaje, registrado al principio de su enfermedad y radiotransmitido en Alemania Occidental el día de su santa muerte, se encuentra esta extrema invocación: "El éxito de una obra tan grande exige la plena y concorde colaboración de todos los fieles: pero, por otra parte, no hay que olvidar que el Concilio Ecuménico es obra, sobre todo del Espíritu Santo, el cual es común el corazón de la Iglesia, y el perpetuo autor y dador de su floreciente primavera" (Discorsi di Giovanni XXIII, V, pág. 274).

Todos los que tomamos parte en la Asamblea ecuménica, nos dimos cuenta de la mística y eficaz presencia del Espíritu Santo, y sacamos de ello un impulso incoercible para el compromiso de poner en práctica el Concilio.

Permitidme evocar algunas consideraciones que propuse a mi diócesis de Cracovia después de haber participado en las cuatro sesiones del Concilio:

"Un obispo que ha tomado parte en el Concilio Vaticano II se siente deudor a él. Efectivamente, el Concilio... tiene un valor y un significado único e irrepetible para todos los que en él tomaron parte y lo llevaron a feliz término... Hemos contraído una deuda con el Espíritu Santo, con el Espíritu de Cristo. En efecto, éste es el Espíritu que habla a las Iglesias (cf. Ap 2, 7): durante el Concilio y por medio de él, su palabra se ha hecho especialmente expresiva y decisiva para la Iglesia. Los obispos, miembros del Colegio, que heredaron de los Apóstoles la promesa hecha por Cristo en el Cenáculo, están obligados de modo particular a ser conscientes de la deuda contraída 'con la palabra del Espíritu Santo', porque ellos fueron quienes tradujeron al lenguaje humano la Palabra de Dios. Esta expresión, en cuanto humana, puede ser imperfecta y estar abierta a formulaciones cada vez más precisas, pero, al mismo tiempo, es auténtica, porque contiene precisamente lo que el Espiritu 'dijo a la Iglesia' en un determinado momento histórico. Así, pues, la conciencia de la deuda se deriva de la fe y del Evangelio, que nos permiten expresar la Palabra de Dios en el lenguaje humano de nuestros tiempos, uniéndolo a la autoridad del supremo Magisterio de la Iglesia... La conciencia de la deuda... está unida a la necesidad de dar una respuesta ulterior. La exige la fe. Efectivamente, ella, por su esencia, es una respuesta a la Palabra de Dios, a lo que el Espíritu dice a la Iglesia" (Karol Wojtyla, En las fuentes de la Renovación).

.(delÁngelus de Juan Pablo II 6 de octubre de 1985)

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 (A medida que voy avanzando en los blogs voy descubriendo personalidades sorprendentes. Asi di con  Candido Pozo Sanchez,  sacerdote jesuita, oriundo de Cáceres, España, fallecido en 1985 a los 85 años.  Licenciado en Filosofía y Teologia doctorado en Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.   Presidió la Sociedad Mariológica de España de 1995 a 2001 y había sido  miembro de la Comisión Teológica Internacional durante 17 años. Este post se debe a su ensayo “Juan Pablo II y su participación en el Concilio Vaticano II – para ello haré otro  -  comenzando con sus palabras : ” El 6 de octubre de 1985, a la salida de la ceremonia de Beatificación de tres jesuitas españoles (Diego Luis de San Vitores, José María Rubio y Francisco Gárate), escuché atentamente las palabras de Juan Pablo II antes de rezar el «Angelus». Me impresionaron fuertemente. Constituían una  vibrante afirmación de que su experiencia conciliar lo había sellado definitivamente” )

 

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