Hace
años atrás la agencia (Zenit H.
Sergio Mora) https://es.zenit.org/2012/10/23/el-catecismo-fue-un-fruto-profetico-del-concilio-vaticano-ii/
entrevisto
al cardenal argentino Estanislao Esteban Karlic quien fuera miembro
de la comisión redactora del Catecismo de la Iglesia Católica. El cardenal
Karlic cuenta algunos detalles de los momentos particulares de la
redacción, revisión y publicación de esta obra maestra de la Iglesia, que
partió del Sínodo de Obispos de 1985, como “fruto profético del Concilio
Vaticano II”. Ya en tiempos del Concilio, cuenta el cardenal
Karlic “se había planteado la pregunta sobre un nuevo catecismo, pero la
inquietud no prosperó. Con el sínodo de 1985, en cambio la iniciativa fue considerada
oportuna y el papa la asumió.” En 1986 se constituyó una comisión bajo la
presidencia del entonces Cardenal Joseph Ratzinger. Explica el cardenal Karlic que
“El texto llego a tener nueve versiones sucesivas y la versión
llamada «proyecto revisado» que se considero válida para una consulta
universal se envió a todas las diócesis del mundo para su consulta y
observaciones.” Se recibieron unas 25.000 respuestas, que fueron todas
analizadas una por una. “Entre las observaciones importantes fue la de dar más
relieve al tratamiento de la oración” resalta el cardenal Karlic.
El cardenal Karlic que vivía en Paraná, Entre Rios, Argentina, viajaba a
Roma para las reuniones y cuenta como curiosidad que una vez hubo que copiar
nueve veces un texto con el propósito de mejorar su redacción. Aunque suene
extraño recordaba el cardenal Karlic que en aquella época aun no se usaban
computadoras! El documento fue entregado en la versión
francesa, italiana y española en diciembre de 1991 en Roma a los representantes
de toda la Iglesia “como un nuevo signo de catolicidad, en un acto
solemne presidido por el mismo Juan Pablo II”.
Entrevista completa:
¿Cuál
era el catecismo universal anterior al actual?
Cardenal
Karlic: En la historia de la Iglesia solamente hay un catecismo
semejante, es el de san Pio V, llamado Catecismo del Concilio de Trento o
Catecismo de los Párrocos, publicado en el siglo XVI, poco después de la
invención de la imprenta. Fue un ejemplo a seguir por su gran valor. El actual
Catecismo de la Iglesia Católica sin embargo tiene novedades que lo enriquecen
no solamente en el aprovechamiento del Magisterio Pontificio de los últimos
tiempos, sino también en la atención de los problemas contemporáneos. EL
Catecismo Tridentino y el de la Iglesia Católica son los dos únicos en la
historia que fueron aprobados por un papa y destinados a toda la Iglesia.
¿Cómo
nace esta idea y porque un nuevo catecismo?
Cardenal
Karlic: Los obispos del sínodo que celebraba los 20 años del Concilio
consideraban que era necesario elaborar un compendio de toda la doctrina católica,
sobre la fe y moral, que sirviese como punto de referencia para los catecismos
que se habrían de redactar en las diversas regiones del mundo, para su mayor
acercamiento a las diversas culturas. Después de 500 años de haber publicado el
anterior catecismo universal, pareció oportuno tener una síntesis de la
doctrina apostólica que respondiera a las grandes cuestiones planteadas por la
cultura contemporánea sobre Dios, el hombre y el mundo. En tiempos del concilio
Vaticano II se había planteado la pregunta sobre un nu8evo catecismo, pero la
inquietud no prospero. Con el sínodo de 1985, en cambio la iniciativa fue
considerada oportuna y el papa la asumió.
¿Como
fueron los primeros pasos en la elaboración del Catecismo?
Cardenal
Karlic: El Santo Padre a principios de 1986 constituyo una comisión de
doce cardenales y obispos que debían conducir toda la obra y un comité de
redacción de siete miembros a quienes se unió el secretario de redacción. El
presidente de ambas comisiones era el entonces cardenal Ratzinger, quien conducía admirablemente las reuniones.
Siempre se busco entre los participantes una representación de la universalidad
de la Iglesia.
Usted
fue convocado para la redacción del Catecismo?
Cardenal
Karlic. Fue una gracia de Dios inmensa. Me incorporé al comité de redacción, que ya estaba formado, en un segundo momento. Otro de los miembros que se incorporó fue el
secretario de redacción, el cardenal Schonborn, entonces profesor de teología en
Suiza. Cuando ingresamos ya existía un texto fundamental sobre el cual debíamos
trabajar. El trabajo naturalmente era distribuido a los subgrupos para después
entregarlo en las reuniones conjuntas. De esta manera se redactó el texto que
llego a tener nueve versiones sucesivas.
Como
se consulto a toda la Iglesia?
Cardenal
Karlic: La versión llamada proyecto revisado, que se consideró válida para
una consulta universal, se envió a todas las ldiócesis del mundo debidamente
preparada para que las observaciones que se mandaran fueran bien aprovechadas.
Las respuestas fueron unas 25.000, un número extraordinario.
¿Y
con las respuestas como hicieron?
Cardenal
Karlic: Para estudiar las respuestas tuvimos una larga reunión en los
alrededores de Roma. Las revisamos una por una, incluso las que llegaron después
del término fijado. Fue emocionante ver la manifestación de la unidad de la fe,
de las diversas partes de la Iglesia, en la aceptación fundamental del texto y de la pasión por la versad en la
búsqueda de las expresiones que se juzgaban las más adecuadas para manifestar el misterio cristiano revelado.
Ese momento fue clave en el proceso de redacción. . Un trabajo tan delicado no
se podía llevar adelante sin al gracia del Señor, como decía con gozo sereno y
profundo uno de los obispos cercanos a nuestra tarea.
¿Entre
las observaciones cuales recuerda?
Cardenal
Karlic: Una observación importante que se aceptó sin demora fue la de
dar más relieve al tratamiento de la oración. En el texto de la consulta se había
propuesto que la oración fuera el epílogo de todo el Catecismo. Las respuestas pedían
que se le otorgara más importancia y con la categoría de la cuarta parte, así
como de coronar todo el trabajo, como sucedía con el catecismo tridentino.
Usted
vivía en Roma durante los años de la redacción?
Cardenal
Karlic: No, vivía en Paraná y alla trabajaba. Entonces no se usaban
las computadoras. Recuerdo una vez que hubo que copiar nueve veces un texto con
el propósito de mejorar su redacción.
También la necesidad de hacer un viaja de Paraná a Santiago de Chile
para hacer llegar los escritos al cardenal Mediana con quien formábamos un
subgrupo.
¿En
Roma como se procedía?
Cardenal
Karlic: Nos reuníamos en el Vaticano. La Comisión de Obispos y el
Comité eran presididos por el cardenal Ratzinger quien era el responsable ante
el Santo Padre. Era muy emocionante
recibir al final de las reuniones en repetidas oportunidades al Santo Padre. En
una ocasión lo visitamos en Castel Gandolfo. Durante las reuniones se creaba un
clima de gravedad, de responsabilidad y de libertad. El cardenal Ratzinger después
de escuchar con interés todo lo que se decía, hacia una síntesis clara y muy útil
para los trabajos ulteriores.
En
qué idioma se escribia?
Cardenal
Karlic: Se eligió el francés como idioma común para los intercambios y
en los encuentros aunque sin excluir el uso de otras lenguas. Y también en la redacción
del proyecto. Para la edición típica se eligió el latín que es un idioma muy
apto para expresar el misterio cristiano, modelada como latín eclesiástico en
la gran tradición del Magisterio, de los santos y de los teólogos. La traducción
al latín duro unos cinco años, si bien la presentación del Catecismo ya
terminado y aprobado por el Santo Padre se hizo antes de tener la traducción al
latín. Y fue entregado en la versión
francesa, italiana y española en diciembre de 1992 en Roma a los representantes
de toda la Iglesia, con un nuevo signo de catolicidad, en un acto solemne
presidido por el mismo Juan Pablo II.
Se
ha hablado de un tsunami de secularización y del Vaticano II como una brújula.
Cardenal
Karlic: El Concilio tuvo consecuencias en la función pastoral, en los códigos
de derecho para la Iglesia en oriente y occidente, en la función sacerdotal, en
los libros litúrgicos y el orden profético lo tuvo en el Catecismo. Sin dudas
como ya dijimos el Catecismo fue un fruto profético del Concilio Vaticano II.
¿Algun particular que recuerde?
Cardenal
Karlic: Recuerdo la alegría del cardenal Ratzinger cuando se terminó
de realizar el mismo. En realidad la redacción del Catecismo fue también un
ejercicio de fidelidad al amor de Dios que nos amó primero.
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