En su mensaje en el Santuario de Lourdes el
Santo Padre Benedicto XVI engarzó magistralmente el misterio de la Cruz con
Maria; la sencillez de la “simple muchacha” Bernardita con el lugar sagrado de
Lourdes; y nuestras súplicas a la Señora. La Cruz y Maria
“…en la primera aparición a Bernadette, María
comienza su encuentro con la señal de la Cruz… una iniciación a los misterios
de la fe. La señal de la Cruz ….de alguna forma el compendio de nuestra fe. En
el mundo, hay un amor más fuerte que la muerte…un amor más fuerte que el mal
que nos amenaza. Este misterio de la universalidad del amor de Dios por los
hombres, es el que María reveló aquí, en Lourdes…Al levantar los ojos hacia el
Crucificado, adoramos a Aquel que vino para quitar el pecado del mundo y darnos
la vida eterna. La Iglesia nos invita a levantar con orgullo la Cruz gloriosa
para que el mundo vea hasta dónde ha llegado el amor del Crucificado por los
hombres. Nos invita a dar gracias a Dios porque de un árbol portador de muerte,
ha surgido de nuevo la vida. Sobre este árbol, Jesús nos revela su majestad
soberana, nos revela que Él es el exaltado en la gloria. Sí, “venid a
adorarlo”. Para acoger en nuestras vidas la Cruz gloriosa, la celebración del
jubileo de las apariciones de Nuestra Señora en Lourdes nos ha permitido entrar
en una senda de fe y conversión… Al acoger a su Hijo, que Ella nos muestra, nos
sumergimos en una fuente viva en la que la fe puede encontrar un renovado
vigor, en la que la Iglesia puede fortalecerse para proclamar cada vez con más
audacia el misterio de Cristo. Jesús, nacido de María, es el Hijo de Dios, el
único Salvador de todos los hombres, vivo y operante en su Iglesia y en el
mundo”
Esa “simple muchacha” llamada Bernardita
“El recorrido jubilar tras las huellas de
Bernadette recuerda lo esencial del mensaje de Lourdes…. Bernadette era la
primogénita de una familia muy pobre, sin sabiduría ni poder, de salud frágil.
María la eligió para transmitir su mensaje de conversión, de oración y
penitencia, en total sintonía con la palabra de Jesús: "Porque has
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la
gente sencilla"… una auténtica catequesis la que también a nosotros se nos
propone, bajo la mirada de María”.
El lugar sagrado de Lourdes
“La vocación primera del santuario de Lourdes
es ser un lugar de encuentro con Dios en la oración, y un lugar de servicio
fraterno, especialmente por la acogida a los enfermos, a los pobres y a todos
los que sufren…. María sale a nuestro encuentro como Madre…. Mediante la luz
que brota de su rostro, se trasparenta la misericordia de Dios... María nos
recuerda aquí que la oración, intensa y humilde, confiada y perseverante debe
tener un puesto central en nuestra vida cristiana. La oración es indispensable
para acoger la fuerza de Cristo. “Quien reza no desperdicia su tiempo, aunque
todo haga pensar en una situación de emergencia y parezca impulsar sólo a la
acción” (Deus caritas est, n. 36)..Lourdes es un lugar de luz, porque es lugar
de comunión, esperanza y conversión”.
Nuestras súplicas
“las intenciones que presentamos subrayan
nuestra profunda comunión con todos los que sufren. Pensamos en las víctimas
inocentes que padecen la violencia, la guerra, el terrorismo, la penuria, o que
sufren las consecuencias de la injusticia, de las plagas, de las calamidades,
del odio y de la opresión, de la violación de su dignidad humana y de sus
derechos fundamentales, de su libertad de actuar y de pensar. Pensamos también
en quienes tienen problemas familiares o en quienes sufren por el desempleo, la
enfermedad, la discapacidad, la soledad o por su situación de inmigrantes. No
quiero olvidar a los que sufren a causa del nombre de Cristo y que mueren por
Él”.
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