Vigésima
conferencia (meditatio)
«Y
yo os digo… : en el sermón de la Montaña se cumple la esencia de la moral y su
fuente en la Ley Divina «no he venido a abolir la Ley y los Profetas, sino a
dar cumplimiento.»
Desde
esta posición, Cristo pronuncia precisamente su «Yo os digo». Aquí se contiene
como un llamamiento absoluto, confirmado por la cruz y la resurrección.
Cristo-nuevo
Moisés. «Yo soy el Señor tu Dios, que te he sacado… de la casa de la
esclavitud.»
En
el fundamento de la Ley (del Decálogo) se encuentra este Amor liberador de Dios.
Amor-Ley: el amor de potestad a la Ley, la Ley sirve a la realización del Amor.
Las
bienaventuranzas del sermón de la Montaña, más que normas de moralidad, son expresión
de la unidad con Cristo como a la más plena encarnación de las
bienaventuranzas. Resaltan a la vez el aspecto «felicitante» de la unidad con Cristo en todo
aquello por medio de lo que Él Mismo «cumplió la Ley», felicitante en su dimensión
escatológica.
Estamos
llamados a la libertad a la que nos libero Cristo: «Y yo os digo…». San
Pablo: «no con la justicia mía, la que
viene de la Ley…» : Cristo, fuente de justificación.
(tomado de las
meditaciones del 13 de marzo de 1987 de JUAN PABLO II Estoy en tus
manos Cuadernos personales 1962-2003 publicado por Planeta, 2014).
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