Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 9 de agosto de 2023

Juan Pablo II y Europa Oriental. ¿Los dos pulmones de la cristiandad? – (1 de 4)

 


Juan Pablo II dirigía muy a menudo su mirada al este de Europa y a las iglesias orientales; las miraba con preocupación, pero también con esperanza. Percibía la cristiandad oriental no como la alternativa a Roma, sino como su complemento, “el segundo pulmón”.

 

Tenia esa  preocupación por los católicos romanos que seguían sobre el terreno de la Unión Soviética mucho antes de ser  Papa. Basta mencionar que recibió su ordenación de obispo del arzobispo Eugeniusz Baziak, el metropolitano de Leópolis que vivía en Cracovia desde los años 50 del siglo XX. El arzobispo Baziak, separado por una frontera política de su propia sede episcopal después de la guerra, se siguió preocupando por su diócesis hasta  el fin de su vida. “¿No fue una gran tragedia lo que ocurrió como resultado de las decisiones de Yalta? ¿No fue una gran tragedia para el Pastor que tuvo que dejar la capital antigua de los metropolitanos latinos, la honrada catedral de Leópolis y tantas iglesias increíbles de esa ciudad y la diócesis entera?” así hablo sobre su vida dijoPablo II en Lubaczów en el año 1991.

 El Papa de Este

El hecho que un Polaco hubiera sido escogido para ser el Papa fue comentado como algo sin precedentes, tanto por el Oeste como por el Este,  éstos últimos llenos de la esperanza.  Los Polacos veían en él la mano de la Providencia “Este papa es un verdadero regalo de los Cielos” Pero en los círculos de los líderes del campo comunista se sabe que  causó gran preocupación y abundaban los temores  acerca de posibles consecuencias políticas para todo el bloque.

Es muy bien conocido el gesto de Juan Pablo II hacia el primado Stefan Wyszyński durante la misa de inauguración del pontificado el 22 de octubre de 1978:  Juan Pablo II no le dejó arrodillarse, pero él mismo besó las manos del primado.  De la misma manera trató  el Papa  al cardenal Josyf Slipyj, el líder de la Iglesia greco-católica de Ucrania. Ese gesto fue una expresión del reconocimiento no solo de la vida del mismo  jerarca, que había pasado 18 años de su vida en un gulag, sino también de la Iglesia gobernada por él.

Las raíces de esta Iglesia llegan a la Unión de Brest adoptada en la Primera República Polaca en el año 1596, gracias a la cual los habitantes cristianos ortodoxos del país aceptaron la soberanía del papado, al mismo tiempo conservando la liturgia oriental. La Iglesia ortodoxa  de Moscú,en cambio, lo consideró un  acto hostil y no ha cambiado su actitud .. En el siglo XIX, durante las particiones de Polonia, esa Iglesia fue liquidada y perseguida en la partición rusa y, hasta la II Guerra Mundial, sobrevivió solamente en los terrenos de la Ucrania occidental de hoy. Tampoco podría funcionar en la Unión Soviética - después del encarcelamiento de los jerarcas y una “reunión” con la Iglesia ortodoxa en los años 40. del siglo XX, la entera actividad pastoral de la Iglesia greco-católica debió permanecer oculta.

Cabe mencionar que aunque en Polonia no tuvo lugar una deslegalización completa del catolicismo ortodoxo, como lo fue en la Unión Soviética, resultado de la acción “Wisła” ejecutada en el año 1947,  la Iglesia quedó  desorganizada y sin jerarquía. En ese tiempo el primado Stefan Wyszyński recibió del Vaticano  potestades especiales para cuidar a los greco-católicos en Polonia, lo que, a la luz de su colaboración y amistad con el futuro Papa, influyó en la actitud de Juan Pablo II hacia la Iglesia perseguida.

Justamente antes de la peregrinación a Polonia, en marzo de 1979, Wojtyła mandó al cardenal Slipyj una carta histórica en la cual delineaba un programa de preparaciones para el milenio del bautismo de Rus. Interpretó el evento de la Unión de Brest como uno de los muchos intentos de reconciliación ecuménica con la Iglesia ortodoxa y no, como lo interpretan los patriarcas de Moscú, una invasión de Roma a un territorio canónico no suyo.

 Uno de los efectos de la elección de un Polaco al Papado fue un cambio en la política internacional del Vaticano. Hasta aquel momento era bastante pasiva y basada meramente en discreta diplomacia.

 Esto fue la razón por unas acusaciones de una amabilidad y falta de presión a los países del bloque socialista, pero también dejó a crear unos instrumentos como el Acta final de la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa firmado en el 1975 en Helsinki por 35 países (incluso la República Popular de Polonia y la Unión Soviética). Ese documento acentuaba fuertemente los derechos humanos, incluso el derecho a la libre expresión de creencias religiosas. El nuevo Papa no se alejó de estos logros y los usó, refiriéndose a, entre otras cosas, ese documento durante las negociaciones con gobiernos. Dejó también el cardenal Agostino Casaroli como el jefe de la diplomacia vaticana, que hasta aquel tiempo había sido conocido por una tendencia a compromisos en el nombre de “salvando lo que puede ser salvado” en las relaciones con los países del bloque oriental. Pero, al mismo tiempo, dió a la política extranjera del Vaticano un tono definitivamente más asertivo y no evitaba unas declaraciones claras, que muy a menudo irritaban a los tomadores de decisiones socialistas.


Fuente: JPII online 

No hay comentarios: