Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 9 de agosto de 2023

Juan Pablo II y Europa Oriental. ¿Los dos pulmones de la cristiandad? – (2 de 4)

 


La primera peregrinación a Polonia

Ya la primera peregrinación de Juan Pablo II demostró un cambio. Durante ese evento, el mensaje de Juan Pablo II no fue limitado solo a los asuntos nacionales. El tema de cristiandad oriental y la actitud hacia las naciones eslavas estuvo muy presente, lo que no gustaba al gobierno de la República Popular de Polonia. Tal vez el elemento más destacado dedicado a este tema fue el discurso en Gniezno, sobre Wzgórze Lecha, el 3 de junio de 1979. Juan Pablo IIdedicó el discurso al tema de la herencia común de las naciones eslavas. Haciendo una referencia a la fiesta de Pentecostés y a la persona de San Adalberto, dijo:

 «¿No es lo que Cristo quiere, no es lo que el Espíritu Santo mandó, que este Papa polaco, Papa eslavo ahora mismo reveló la unidad espiritual de la Europa cristiana que está compuesta de dos grandes tradiciones: del Oeste y del Este? Nosotros, los polacos, que participamos en la tradición del Oeste desde hace un milenio entero, así como nuestros hermanos lituanos, siempre respetamos las tradiciones del Este cristiano durante ese milenio. Nuestras tierras eran hospitalarias para esas tradiciones, que tienen sus raíces en la Nueva Roma - en Constantinopla».

 Esas frases sobre la identidad cristiana de las naciones que formaban la URSS, que al fin y a cabo, era atea, fueron tan inequívocos que causaron una fuerte objeción en el campo comunista. Stanisław Kania, el secretario de KC PZPR, aún fue con agravios al obispo Agostino Casaroli, que fue responsable del lado del Vaticano por los acuerdos con el gobierno de la República Popular de Polonia sobre el curso de la peregrinación. El obispo respondió a sus acusaciones que «no fue lo que acordamos» de una manera diplomática: no conoce la lengua polaca y por eso no pudo supervisar los discursos del Papa.

 

Hasta hace poco también era desconocido el curso del otro punto de la peregrinación - la reunión de la Conferencia Episcopal sobre Jasna Góra. Durante una sesión cerrada el Papa abiertamente hablaba sobre su actitud reacia hacia la política de normalización de relaciones con el gobierno comunista “cueste lo que cueste” pero también directamente presentó la intención que había tenido durante la mencionada antes homilía en Gniezno: «Y también les [la opinión pública occidental] recordamos que existen los eslavos, que existe Chequia, que existe Ucrania, los lituanos, que existe la Rusia cristiana desde un mil años».

 

Durante la sesión de la Conferencia Episcopal Polaca Juan Pablo II habló también sobre un tema muy importante más, a saber dijo a los obispos polacos que tienen que preparar sobre Jasna Góra unas celebraciones del Milenio del Bautismo de Rus, un poco como el Milenio del Bautismo de Polonia antes. Finalmente, no solo lograron organizar este evento, sino también el evento llevó a cambios en la política religiosa de URSS y fue una excusa para el Vaticano para directamente expresar una demanda de legalización de nuevo la Iglesia greco-católica.

 

Mientras ya en el año 1979, durante la sesión sobre Jasna Góra, el Papa expresó directamente su creencia que este tema - la cuestión de lo que ocurre con los greco-católicos - no puede ser escondida en el nombre del ecumenismo. Había una tentación así, porque el lado ortodoxo percibía la misma existencia de las Iglesias, cuyas creación había sido el resultado de una unión con los católicos, como un sintomo de proselitismo, es: conversión disimulada de los fieles ortodoxos al catolicismo, y decía que el rechazo de ese proselitismo fue una condición de la participación del lado ortodoxo en el diálogo interreligioso. Pero Juan Pablo II creía que no se puede sacrificar p.ej. la Iglesia greco-católica ucraniana, especialmente porque la Rusia ortodoxa lo había tratado con bastante crueldad, no contando con la voluntad de sus fieles, incorporados por la fuerza a sus estructuras:

 

«Los ucranianos deberían sentirse valorados. [...] La Iglesia no tiene el derecho a quitarles la verdad histórica sobre ellos en el nombre del ecumenismo. La destrucción de la Iglesia greco-católica 

Fuente:JP online

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