“Recurramos al amor paterno que Cristo nos ha revelado
en su misión mesiánica ya que alcanza su culmen en la cruz, en su muerte y resurrección.
Recurramos a Dios mediante Cristo, recordando las palabras del Magnificat de
Maria, que proclama la misericordia «de generación en generación». Imploremos la misericordia divina para la generación
contemporánea. La Iglesia que, siguiendo el ejemplo de María, trata de ser también
madre de los hombres en Dios, exprese en esta plegaria su materna solicitud y
al mismo tiempo su amor confiado, del que nace la más ardiente necesidad de la oración.”
(Encíclica Dives in misericordia, San Juan Pablo II)
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