Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 22 de abril de 2015

Totus Tuus, motivo de gozo para Juan Pablo II



Juan Pablo II le encomendaba sus sufrimientos a Maria y a Ella también le confiaba sus preocupaciones, su vida toda.  Le confiaba a Maria su ministerio petrino a diario. Era muy devoto de Ella.  No dejaba pasar un solo día sin rezar el rosario. Lo rezaba siempre que pudiera.   A veces varias veces por día. Fue siempre fiel a las celebraciones marianas durante el mes de mayo.  Rezaba las letanías lauretanas todos los días de mayo. Solíamos salir a la terraza donde hay una pequeña gruta con una estatua de Nuestra Señora de Fátima.  El Santo Padre, el padre Estanislao y yo cantábamos juntos las letanías lauretanas, y,  durante el mes de junio, las letanías al Sagrado Corazón de Jesús. Nuestra Señora era para él, tal como rezan las letanías, su Torre de David, arca de la Alianza, y Salud de los enfermos. También era la Reina de Polonia, para el de un significado particular. El secretario Mokrzycki no podría asegurar,   porque Juan Pablo II nunca hablaba del secreto de la oración, pero le parecía que cuando el Santo Padre  le agradecía también lo hacía por todo lo que había hecho por Polonia. Y lo agradecía todos los días. Yo me daba cuenta que se sentía más alegre y radiante durante las fiestas marianas. Y yo no era el único que lo notaba: todos quienes solían encontrarse con el periódicamente se daban cuenta.

Por esa razón?
Siempre supimos que se trataba de una relación inusual, un contacto extraordinario con la Madre de Dios. Él le confiaba.

Alguna vez el Papa les dijo porque había elegido a Maria?
No, el Santo Padre nunca hablaba de ese tipo de temas personales. Nunca hablaba de la oración, de su relación con Dios y con Maria. Pero sabía perfectamente que la Madre de Dios cumple un papel importante en nuestras vidas y que Ella intercede por nosotros. Recordamos muy bien aquellos rosarios transmitidos por la radio vaticana cada primer sábado de mes. Yo guardo además recuerdos personales porque iba al patio de San Dámaso cuando aún era estudiante.

Como eran esos encuentros?
Al principio el Santo Padre se encontraba con los fieles en la capilla del oratorio Pablo VI. Era una capilla pequeña. Más tarde los encuentros tenían lugar en el patio de San Dámaso, un patio interno del Vaticano que puede recibir más gente.  Fue allí, donde, cuando yo aún era estudiante,  que participe en el rezo del rosario con el Santo Padre. Más tarde, cuando ya era secretario, los encuentros tenían lugar en el Aula Pablo VI porque cada vez había más gente que quería participar.  Las oraciones eran bellísimas, muy bien preparadas y se alternaba con cantos.  Todo era transmitido por radio par todo el mundo.   Casi se podía decir que todo el mundo entero participaba del rezo del Rosario con el Santo Padre, lo cual era motivo de gran alegría para él.    Se alegraba porque la multitud en el Aula Pablo VI y mucha gente que participaba por radio le reazaban a Maria.  Rezaban, pasando de cuenta en cuenta, esa oración tan querida a su corazón.  Siempre había también días de rezo del rosario para los jóvenes, eran puentes virtuales con ciudades, países y continentes.

Que más había aparte del Rosario?
El Santo Padre se mantenía siempre atento a las fiestas marianas, la Madre de la Iglesia el lunes después de Pentecostés y también el 8 de diciembre cuando se celebraba la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen Maria.  Por la tarde se trasladaba a la Plaza España para colocar flores al pie de la estatua de la Virgen Maria.  Pero a decir verdad todos los sábados eran una fiesta mariana para el Santo Padre. Aquellos que lo conocían bien se daban perfecta cuenta pues lo veían mas radiante,  sencillamente mas alegre que de costumbre. Celebraba todas las fiestas marianas y todas eran importantes para el.

En realidad hubo otros signos visibles externos de su unión con Maria: la donación de su solideo a Nuestra Señora de la Puerta de la Aurora, el fajín perforado por la bala ofrecido a Nuestra Señora de Jasna Gora en Czestochowa  y la bala colocada en la corona de Nuestra Señora de Fátima.


El Santo Padre también les ofrendó a estos santuarios una rosa de oro o un rosario. Y además tuvimos los importantes gestos durante el año jubilar. El 12 de mayo del año 2000 en Fátima, el Santo Padre colocó a los pies de la estatua de Nuestra Señora un anillo con su lema Episcopal “Totus Tuus” grabado. Había recibido aquel anillo del Cardenal Primado Wyszynski, en cuanto fue elegido a la Sede de Pedro.

Fátima era especialmente cara a su corazón. Alguna vez hablo de ello?
El Santo Padre nos dijo una vez que debía su vida a Nuestra Señora de Fátima. Sin embargo, su devoción a Maria era algo mucho más amplio que simple gratitud: la veneraba ya antes del atentado como después, cuando ella salvo su vida.  Quizás, era de alguna manera una confirmación del camino que él había elegido.  Una confirmación que había escogido bien.

Él le transmitió esa devoción a Maria a usted o no fue necesario?
El Santo Padre seguramente tuvo gran influencia en m, al igual que en cualquier persona que hubiese permanecido en contacto estrecho con él durante un tiempo. Verlo a diario y especialmente acompañándolo cuando rezaba hacia muy difícil permanecer indiferente a su espiritualidad y piedad. Yo le estoy inmensamente agradecido especialmente por eso.  Y hoy agradezco a Dios por todo eso.  De alguna manera tuve ocasión de aprender esa piedad de él, piedad que para mí por otro lado no era extraña pues naci en Łukawiec donde está el Santuario de Nuestra Señora de Tartakow y su icono milagroso.  Juan Pablo II coronó el icono en Lubaczów a comienzos de los 90’. Nuestros caminos se cruzaron ya entonces.  Siempre fui devoto mariano y en esta devoción también se respaldó mi vocación.  Pero haber ejercido mi ministerio al lado de Juan Pablo II fortaleció mi amor por Nuestra Señora.”

(de la conversación del Arzobispo Mieczyslaw Mokrzyck con la periodista Brygida Grysiak, publicada en inglés bajo el título “He liked Tuesdays best” por F&T Press de Rzeszow  y Wydawnictzo M. Publishing House, Cracovia)


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