El 18 de abril de 1993 el Santo Padre Juan Pablo II beatificaba a dos sacerdotes (Ludovico da Casoria, franciscano, Stanislaw Kazimierczyk, sacerdote de los canónicos regulares lateranenses) y tres religiosas (Paula Montal de San José de Calasanz, fundadora de congregación de Hijas de María, Religiosas de las Escuelas Pías, Madre Maria Angela Truszkowska, Madre de la familia feliciana, y Sor Faustina Kowalska)
En su homilía, refiriéndose a Sor Faustina decía:
”Te saludo Sor
Faustina. A partir de hoy la Iglesia te llamara Beata, sobre todo la Iglesia de
la tierra polaca y lituana. O Faustina, cuan maravilloso ha sido Tu camino!
Como podríamos dejar de pensar, que Cristo te ha
escogido precisamente a ti, pobre y sencilla
hija del pueblo polaco de Mazowsze, para
recordar a la gente el gran misterio de la divina misericordia. Este misterio te lo has llevado contigo
dejando este mundo después de una vida breve y colmada de sufrimiento. Pero
al mismo tiempo este misterio se ha convertido en un verdadero grito profético para
el mundo y Europa. Tu mensaje de la divina misericordia ha nacido prácticamente
en la vigilia del pavoroso cataclismo de la segunda guerra mundial. Probablemente no te sorprenderías, si
hubieses podido experimentar sobre la tierra lo que este mensaje ha significado
para la atormentada gente de aquel tiempo de desprecio que se había extendido
en el mundo. Hoy – y así lo creemos
profundamente – contemplas en Dios el fruto de tu misión sobre la tierra. Hoy experimentas
cercana a la misma Fuente, que es Tu Cristo: “dives in misericordia”
«Siento claramente que mi misión no termina con la
muerte, sino que inicia….» escribió Sor Faustina en su Diario. Y así ha ocurrido! Su misión continúa
rindiendo frutos sorprendentes. Es verdaderamente maravilloso el modo en el
cual su devoción a Jesus Misericordioso se abre camino en el mundo contemporáneo
conquistando numerosos corazones humanos! Este es sin dudas un signo de estos tiempos –
un signo de nuestro siglo XX - El análisis
de este siglo que se vislumbra en el horizonte, mas allá de otras conquistas,
que a menudo han superado las de épocas precedentes, también presenta una
profunda inquietud y miedo acerca del porvenir.
Donde, sino en la Divina Misericordia, podrá encontrar el mundo la salvación
y una luz de esperanza? Los creyentes lo intuyen perfectamente!
“Dad gracias al Señor porque es bueno…..dad gracias al
Señor porque es eterna su misericordia”.
Hoy día de la beatificación de Sor Faustina, adoramos a Dios por las
grandes obras que ha obrado en su alma.
Lo glorificamos y le rendimos gracias por las grandes obras, que ha
obrado y continua haciéndo en las almas humanas – las cuales – gracias a su
testimonio y mensaje – redescubren la infinita profundidad de la divina
misericordia.”
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