"Estad siempre alegres en el Señor... El Señor está cerca" (Flp 4, 4-5).
Saber que Dios no está lejos, sino cerca, que no
es indiferente, sino compasivo, que no es extraño, sino Padre misericordioso
que nos sigue amorosamente respetando nuestra libertad: todo esto es motivo de
una alegría profunda, que los alternos acontecimientos diarios no pueden
ofuscar.
Una
característica inconfundible de la alegría cristiana es que puede
convivir con el sufrimiento, porque está totalmente basada en el amor. En
efecto, el Señor, que "está cerca" de nosotros hasta el punto de
hacerse hombre, viene a infundirnos su alegría, la alegría de amar.
Sólo así se comprende la serena alegría de los mártires incluso en medio de las
pruebas, o la sonrisa de los santos de la caridad en presencia de quienes
sufren: una sonrisa que no ofende, sino que consuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario