"Tota pulchra es Maria": Toda hermosa eres, oh María.
La
Iglesia celebra hoy la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María.
Si Cristo es el día que no conoce ocaso, María es su aurora resplandeciente de
belleza.
María,
elegida para ser la Madre del Verbo encarnado, es al mismo tiempo
la primicia de su obra redentora. La gracia de Cristo Redentor actuó
anticipadamente en ella, preservándola del pecado original y
de todo contagio de culpa.
Por
eso, María es la "llena de gracia" (Lc 1, 28), como
afirma el ángel cuando le lleva el anuncio de su maternidad divina. La mente
humana no puede pretender comprender un prodigio y un misterio tan grandes. La
fe nos revela que la Inmaculada Concepción de la Virgen es prenda de
salvación para toda criatura humana, peregrina en la tierra. La fe nos
recuerda también que, en virtud de su singularísima condición, María es nuestro
apoyo inquebrantable en la dura lucha contra el pecado y sus consecuencias.
Juan
Pablo II Ángelus 8 de diciembre 2003 Solemnidad de la Inmaculada
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