Capítulo
1 del libro Para Comprender a Karol Wojtyla. Una introducción a su filosofía
(BAC, Madrid 2014)
1.5
El camino truncado: la filosofía interpersonal y social
Concluida la magna obra de Persona y acción, Wojtyla comenzó a adentrarse hacia
un nuevo tema anunciado en el último capítulo de este libro, titulado Apuntes para una teoría de la participación,
la filosofía interpersonal y social. Una vez comprendido a fondo qué es una
persona y cuáles son sus estructuras internas, sus rasgos determinativos, Wojtyla
quería avanzar hacia la interrelación de las personas. En primer lugar, hacia
la relación yo-tú, la relación interpersonal por excelencia y, dando un paso
más, hacia el nosotros, hacia las estructuras sociales colectivas.
Algunos han entendido que este camino intelectual supondría que
Karol Wojtyla habría infravalorado la importancia de la interpersonalidad o que
incluso tendría una visión algo individualista del sujeto humano, pero esta
perspectiva carece de toda lógica. Recordemos, sin ir más lejos, que Amor y responsabilidad es un
estudio sobre el amor entendido como relación interpersonal entre el hombre y la mujer. Lo que
ocurre es que la potencia intelectual de Amor y responsabilidadno es comparable a la de Persona y acción y, en esta
obra, no encontramos un tratamiento sistemático de la interpersonalidad (aunque
sí los apuntes finales que hemos mencionado). ¿Por qué?
El asunto no es ningún misterio ya que el mismo Wojtyla lo
explica respondiendo a una crítica en este sentido que le planteó L. Kuc en un
debate realizado en Polonia sobre Persona y acción. “En la discusión que se publicó en
‘Analecta Cracoviensia’ (…) se presentó una contrapropuesta a Persona y acción tanto en su
contenido como en el método. Según el planteamiento de esta contrapropuesta, el
conocimiento fundamental del hombre en cuanto persona es lo que emerge en su
relación con otras personas. El autor aprecia el valor de este tipo de
conocimiento, sin embargo, después de repensar los contraargumentos sigue
manteniendo la posición de que el conocimiento básico del sujeto en sí mismo
(de la persona mediante la acción) abre un camino para comprender en
profundidad la intersubjetividad humana. Sin categorías como la ‘auto-posesión’
y ‘auto-dominio’ nunca llegaremos a comprender a la persona en su relación con
otras personas en la medida adecuada”[26]. En definitiva, Wojtyla entiende que
sólo podemos comprender a fondo al ‘tú’ si primero entendemos al “yo”, porque,
para nosotros, el tú es un “otro yo”, en el sentido de alguien similar a mí,
pero yo no puedo penetrar en su interioridad como penetro en la mía y, por eso,
solo a través de un análisis profundo de mi interioridad, de mi estructura como
persona, voy a poder llegar a entender realmente cuál es la estructura del tú,
pero no al revés. Por eso, si bien Wojtyla ya había afrontado el tema de la
interpersonalidad en Amor y responsabilidad,
ahora desea volver de nuevo sobre él desde la altura conceptual y metodológica
alcanzada en Persona y acción.
Los desarrollos más interesantes sobre esta cuestión se
encuentran expuestos en el importante artículo: La persona: sujeto y comunidad[27]. Wojtyla parte en
este texto del dato de la persona-sujeto, y estudia cómo se constituye de modo
más pleno a través de la relación interpersonal utilizando el instrumento
metodológico que tanto resultado le dio en Persona y acción: la revelación de la persona a través
de la acción. Ahora lo que va a indagar, en dos momentos, es cómo la acción
interpersonal repercute en los sujetos y construye las realidades
interpersonales. El primero lo constituye la relación Yo-tú, la dimensión
interpersonal de la comunidad. Su idea básica es que el yo se constituye como
sujeto (no como suppositum) a
través del tú y, por eso, el tú no es sólo la expresión de una separación sino
la constitución de una unidad. La versión negativa o enferma de esta relación
es la alienación, concepto muy en boga en esos momentos por la influencia
marxista, que analiza en otros lugares[28]. El segundo momento es la
constitución del “nosotros” o dimensión social de la comunidad, que va más allá
de la mera relación entre dos personas. Wojtyla entiende que existe, de algún
modo, un sujeto colectivo diferente
de los sujetos individuales, y para caracterizarlo realiza una nueva
transferencia metodológica de los resultados de Persona y acción. Lo que busca, en este caso, es que
ese “nosotros” no se convierta en una entidad opaca y abstracta y, para
lograrlo, trasfiere la idea de subjetividad personal –que evitaba ese problema
en la antropología individual- al “nosotros” colectivo, dotándole de una cierta
interioridad, personalidad o subjetividad social[29].
En este marco de reflexión encontramos también en este último
periodo artículos importantes sobre la familia entendida como “communio
personarum”[30], sobre la cultura[31], etc., lo que refuerza nuestra tesis de
que, Wojtyla, una vez sentados los fundamentos antropológicos y éticos, estaba
desplazando su atención al tratamiento de la interpersonalidad y de la
filosofía social. Pero no hubo lugar para más. Su elección como Papa dio
fin a la aventura filosófica de Karol Wojtyla.
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