La Navidad nos enseña
cuál es la dignidad de la infancia del hombre. ¡La persona humana posee siempre
su nobilísima dignidad de persona en todos los momentos de la vida desde el
principio hasta el fin!
Esto
nos lo enseña el Hijo de Dios que, con su nacimiento, se ha hecho Hijo del
hombre, Hijo de María, en la familia de José… Vosotros, los pequeños, tenéis el
espíritu sencillo y abierto, y podéis comprender mejor que nadie el significado
profundo de la Navidad. Vosotros sabéis que la venida del Hijo de Dios en
nuestra carne es la expresión más alta del amor de Dios Padre a todos los
hombres.
Quisiera
invitaros a pensar hoy en todos los niños del mundo, sobre todo en los que
sufren de diversas maneras, en los niños abandonados, en los que padecen
hambre, en los que carecen de los cuidados necesarios…. Pediremos al Niño Jesús
que esté a su lado, que sea su protector…Queremos pedirle que nos conceda un
mundo donde no haya ya niños que sufran. Que interceda por nosotros la Virgen
María.
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