Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 9 de junio de 2012

50 º Congreso Eucarístico Internacional, Dublin 10-17 de junio 2012 (1 de 4)


   
Mañana en Dublin, Irlanda, comienza el 50 º Congreso Eucarístico Internacional (10-17 junio 2012) con el tema La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros. 
El tema para el Congreso Eucarístico en Dublín, recoge la noción de comunión que fue tan central en la visión del Concilio.” leemos en el texto base  delComité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales . 


En realidad los preparativos ya comenzaron con actividades previas  con un simposio internacional en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de St. Patrick, Maynooth. Paralamente al Congreso se llevara a cabo un programa joven al cual se invita a gente de todas las edades.   
En la página oficial del Congreso puede leerse una breve presentación del temaY allí mismo se ofrecen enlaces a explicaciones mas detalladas

Desde la página oficial nos explican que “El tema del Congreso La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros, tiene sus raíces en La Constitución Dogmática sobre la Iglesia, (Lumen Gentium) del Concilio Vaticano II.  Participando realmente del Cuerpo del Señor en la fracción del pan eucarístico, somos elevados a una comunión con Él y entre nosotros. «Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan» (1 Col 10,17). Así todos nosotros nos convertimos en miembros de ese Cuerpo (cf. 1 Col 12,27) «y cada uno es miembro del otro» (Rom. 12, 5). (Lumen Gentium,7).” La eclesiología del Vaticano II es una eclesiología de Comunión. Sobre esto, El Papa Juan Pablo Il, en su mensaje a la Curia Romana en 1990, expresaba:  “Koinonia es la dimensión que reviste la constitución misma de la Iglesia y su expresión: Desde la profesión de fe hasta el testimonio de la praxis, desde la transmisión de la doctrina hasta la articulación de las estructuras de la misma. Con razón insiste la enseñanza del Concilio Vaticano , haciéndola inspiración y el eje central de sus documentos. Es una cuestión de comunión teológica y trinitaria de cada uno de los fieles con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la cual, se refleja efusivamente en la comunión de los fieles entre sí, reuniéndolos en un único pueblo... con una dimensión especial que es a la vez visible y social. De este modo la Iglesia aparece como la comunión universal de caridad, que se funda en la fe, en los sacramentos y el orden jerárquico, en el que, los pastores y los fieles, personal y comunitariamente se nutren de la fuente de la gracia, obedientes al Espíritu del Señor que es el Espíritu de Amor y de Verdad. (Discurso a la Curia Romana, 20/12/1990, AAS 83, 1991, 742)”
El tema de la eclesiología fue también objeto de una extensa carta fechada 28 de mayo de 1992 del Cardenal Joseph Ratzinger,  como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de  la Iglesia considerada como comunión. 

La Iglesia nos invita hoy a ser imaginativos. Nos habla de la necesidad de una nueva evangelización, nueva en energía, método y expresión.  Nos invita a ser creativos, innovadores en tiempos de cambios como lo fue el Concilio Vaticano II mismo:

  “El Concilio Vaticano II puede ser descrito como un acontecimiento Pentecostal que permanece como brújula segura por la que la Iglesia también hoy manenga su rumbo. Una inquietud primordial a lo largo de sus deliberaciones fue cómo, en estos tiempos en que la raza humana ha entrado en un nueva etapa de la historia que involucra numerosos cambios nuevos, rápidos y profundos[1], la Iglesia puede manifestar mejor a Jesucristo para que las personas de nuestro tiempo puedan verlo, escucharlo, y encontrarse con Él viviendo entre nosotros. En respuesta a esta inquietud, el Espíritu Santo guió al Concilio para promover una eclesiología de comunión. Es muy apropiado, por lo tanto, que el Congreso Eucarístico, coincidiendo con este significativo aniversario del Concilio, dirija nuestra atención a este tema de comunión." (Reflexiones teológicas y pastoralesen preparación al Congreso) 

La celebración de este Congreso coincide no solo con el 50º aniversario del Concilio Vaticano II, sino también con el 50° aniversario del Congreso eucarístico de Munich del cual participara como joven profesor de teología el Santo Padre Benedicto XVI según lo comentara el Santo Padre mismo en su Discursoal Comité para los Congresos Eucarísticos Internacionales en noviembre de 2010 .   Además – agregaba Benedicto XVI  “el Congreso de Dublín de 2012 tendrá un carácter jubilar, pues será el 50°, y además se celebrará 50 años después de la apertura del concilio ecuménico Vaticano II, al que hace referencia explícita el tema, recordando el capítulo 7 de la constitución dogmática Lumen gentium. Los Congresos eucarísticos, especialmente en el contexto actual, tienen también como objetivo dar una contribución peculiar a la nueva evangelización, promoviendo la evangelización mistagógica (cf. Sacramentum caritatis, 64), que se realiza, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia, en oración, a partir de la liturgia y a través de la liturgia. Pero cada Congreso implica también una dimensión evangelizadora en el sentido más estrictamente misionero, hasta el punto de que el binomio Eucaristía-misión ha entrado a formar parte de las líneas maestras propuestas por la Santa Sede.  El don de Cristo y de su Espíritu, que recibimos en la Eucaristía, cumple con plenitud sobreabundante los anhelos de unidad fraterna que alberga el corazón humano y, al mismo tiempo, los eleva muy por encima de la simple experiencia convival humana. Mediante la comunión con el Cuerpo de Cristo, la Iglesia llega a ser cada vez más lo que debe ser: misterio de unidad «vertical» y «horizontal» para todo el género humano. A los brotes de disgregación, que la experiencia cotidiana muestra tan arraigados en la humanidad a causa del pecado, se contrapone la fuerza generadora de unidad del Cuerpo de Cristo. La Eucaristía, formando continuamente a la Iglesia, crea también comunión entre los hombres.”

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