"Y bien, quien era este Jan? Ya hemos dicho que fue un
apóstol. El Apostolado se percibe como
una extensión y expansión de la contemplación de la persona hacia la sociedad
en general, como una transferencia de los efectos de esa contemplación intima
hacia los demás. Jan era una persona profundamente
inclinada a la contemplación, no pretendía ser un activista, ni era orador.
En realidad para él todo el entorno de lo exterior era una obligación necesaria.
Toda su vida, desde su más temprana edad, era fiel testimonio que siempre trató de
evitar la acción directa, un contacto directo con los demás. Fue justamente por eso que en su juventud
cambio de tarea: de su profesión de contador se convirtió en sastre en el
negocio de su padre. Al avanzar su padre
en edad el hermano mayor de Jan,
Eduardo, se hizo cargo del negocio. Su círculo más íntimo se completaba con la
madre, ya anciana. En ese entorno Jan hallo
la tranquilidad y el aislamiento
necesario del mundo; después de un periodo de contemplación, comprendió que este era su verdadero
llamado. Lo que él buscaba era aislarse
con Dios, ese aislamiento que socialmente solo podía comprenderse desde el punto
de vista del cristianismo. En el cristianismo, esta trascendencia es explicada
por las enseñanzas del Cuerpo Místico de Cristo.
Pero porque Jan no entro en un monasterio? Era una pregunta que debía escuchar a menudo.
Sus respuestas nunca fueron del todo satisfactorias. Parecería que Jan creía que la vida monástica
sería demasiado difícil y exigente, colmada de responsabilidades. De todas maneras aun cuando el se aislaba del mundo permanecía en
el. Su vida, sin embargo, estaba
dedicada a un profundo ascetismo, cuyos detalles es imposible describir aquí. Hay abundante información que nos indica que
Jan utilizaba todos los medios a su disposición para dominar su cuerpo. Podría
sospecharse que aun abusada de ello. Pero el elemento principal de su vida
interior, era, sin embargo, la contemplación. Para el
esto no significaba un análisis razonado de las verdades de Dios, o un razonamiento puro. Su objetivo era
enamorarse del sujeto por medio de la contemplación, su búsqueda no apuntaba a
un ejercicio árido de la mente, sino a un ejercicio pleno del espíritu.
Hasta donde estos esfuerzos (que en momentos llegaban a cuatro
horas de contemplación diaria) llevaron a Jan mas allá de la esfera de lo
tangible, en qué medida se encontró el con la desconocida e insondable realidad
de Dios – es algo que seguirá permaneciendo su exclusivo secreto. Quienes lo
conocieron pueden juzgarlo por los resultados, por los frutos de su trabajo.
Para Jan, la contemplación era una búsqueda directa de Dios, no un enfoque
gradual a la visión sobrenatural del mundo afectada por el misterio de la Encarnación.
Este último aspecto, pareciera que
estaba menos desarrollado en la vida intima de Jan. El amor a Jesucristo, que era Dios, era para
el como un puente hacia la trascendental realidad de Dios, y no una forma sobrenatural de ver al mundo. Su avance en encontrarse con Dios ocurría en
medio de gran sufrimiento interno. Esto
solo podemos asumirlo en base a muchas expresiones de Jan. Si bien el no era de hablar de sí mismo, a
menudo hablaba de estos temas. Era obvio
que éstas eran las experiencias más significativas de su vida.
Imaginémonos ahora esos momentos. Jan fue convocado al apostolado; fue convocado, porque debido a su carácter
solitario el por si mismo nunca hubiese ido a su encuentro. Por
temperamento el no era un activista, jamás
se imagino que podría influir en alguien.
(En general era el tipo de persona cuya medida plena de valor social solo puede lograrse mediante un
principio guía como lo es Cuerpo Místico)
Se disculpaba ante su confesor….”Pero no se hablar…” “No te preocupes”
le respondería, “Dios te ayudará. No temas” Y Jan
se atrevió. Debemos entender esto
plenamente para comprender cuanto coraje sobrenatural necesitaba Jan para hacer
lo que hizo. Porque el era muy diferente
a quienes servía. EL camino que recorrió
muy diferente al de ellos. Además no hablaba su lenguaje, no pensaba en
sus términos; pero sobre todo existía esa
diferencia de nivel en cuanto a vida interior. Por ello debió bajar al nivel de quienes servía
y comenzar a aprender cosas que consideraba superfluas y sin valor. Pero como pudo la vida interior de ellos, sus
limitados conceptos de Dios, encontrarse con el fruto madura de su contemplación? El se dio cuenta, sin embargo, que lo que era
necesario era introducirlos al misterio mismo.
Antes de la guerra ya había sido miembro de la Acción católica; ocupo el
cargo de secretario y cumplió con sus tareas con absoluta responsabilidad evidente en todo nivel. Pero entonces solo era un mero trabajador
del apostolado. Aun no había madurado a la revelación apostólica de lo que iba acumulándose
en su interior; aun no se había atrevido a desarrollar un apostolado audaz y
personal.
Esto ocurrió más tarde. Jan comprendió que Dios lo llamaba. Pero para
el debió haber sido un salto largo y difícil…."
(traducido
de The Making of the Pope of the Millenium – Kalendarium of the Life of Karol
Wojtyla, de Adam Boniecki, MIC (Marian Press, 2000). El
original en polaco fue publicado en 1983; la traducción al inglés -
ampliada y revisada - en el 2000, fue dedicada al Papa
Juan Pablo II al cumplir 80 años. “El apóstol”, un articulo sobre
Jan Tyranowski, segundo ensayo de Karol
Wojtyla(, contiene datos autobiográficos y fue publicado en Tygodnik Powsechny en marzo de 1949)
No hay comentarios:
Publicar un comentario