Hoy la
Iglesia celebra la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Se celebra
también el Día del Papa enlazando este
festejo con el primer Papa San Pedro, quien fue delegando las “llaves” de la
Iglesia y hoy lleva esta responsabilidad nuestro querido Santo Padre Benedicto
XVI, quien en su homilía explicando
el Evangelio de san Mateo correspondiente al día nos habla de la misión
confiada a Pedro y heredada por todos los Papas: el Señor – decía el Santo
Padre – le revela la misión que desea confiarle, la de ser la la «piedra», la «roca», el fundamento
visible sobre el que está construido todo el edificio espiritual de la Iglesia
(cf. Mt 16,
16-19).
Más adelante el santo Padre
hace referencia a las fuerzas del mal tan presentes en nuestros días, pero el
Santo Padre con espíritu firme, preciso y absolutamente confiado en el Señor
expresa: “En
el Evangelio de hoy emerge con fuerza la clara promesa de Jesús: «el poder del
infierno», es decir las fuerzas del mal, no prevalecerán, «non praevalebunt».
Viene a la memoria el relato de la vocación del profeta Jeremías, cuando el
Señor, al confiarle la misión, le dice: «Yo te convierto hoy en plaza fuerte,
en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los
reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo;
lucharán contra ti, pero no te podrán -non praevalebunt-, porque yo
estoy contigo para librarte» (Jr 1, 18-19). En verdad, la promesa que
Jesús hace a Pedro es ahora mucho más grande que las hechas a los antiguos
profetas: Éstos, en efecto, fueron amenazados sólo por enemigos humanos,
mientras Pedro ha de ser protegido de las «puertas del infierno», del poder
destructor del mal. Jeremías recibe una promesa que tiene que ver con él como
persona y con su ministerio profético; Pedro es confortado con respecto al
futuro de la Iglesia, de la nueva comunidad fundada por Jesucristo y que se
extiende a todas las épocas, más allá de la existencia personal del mismo
Pedro.”
Hablando del espíritu ecuménico creo oportuno terminar con algunas palabras
del Santo Padre Benedicto XVI quien ya en su primera homilía en el solemneinicio de su pontificado el Domingo 24 de abril de 2005 hacía notar su llamado
y búsqueda de la unidad:
“Quisiera ahora destacar todavía una cosa: tanto en la imagen del pastor
como en la del pescador, emerge de manera muy explícita la llamada a la unidad.
“Tengo , además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las
tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor” (Jn
10, 16), dice Jesús al final del discurso del buen pastor. Y el relato de los
153 peces grandes termina con la gozosa constatación: “Y aunque eran tantos, no
se rompió la red” (Jn 21, 11). ¡Ay de mí, Señor amado! ahora la red se
ha roto, quisiéramos decir doloridos. Pero no, ¡no debemos estar tristes!
Alegrémonos por tu promesa que no defrauda y hagamos todo lo posible para
recorrer el camino hacia la unidad que tú has prometido. Hagamos memoria de
ella en la oración al Señor, como mendigos; sí, Señor, acuérdate de lo que
prometiste. ¡Haz que seamos un solo pastor y una sola grey! ¡No permitas que se
rompa tu red y ayúdanos a ser servidores de la unidad!”
FELIZ DIA SANTO PADRE!
toda la Iglesia junto a usted celebra y ora por sus intenciones.
2 comentarios:
Pues si, todos estuvimos ayer con Benedicto en esta Solemnidad.
Un abrazo.
Muchas gracias Mento. El Santo Padre necesita de nuestras oraciones. Yo rezo por el una decena del rosario a diario. Un abrazo.
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