En un mensaje de esperanza más de 2.000
jóvenes de Europa Central y Oriental, convocados por la Comunidad de Sant´Egidio marcharon sobre los rieles del campo de
concentración de Birkenau en una emotiva ceremonia para construir una Europa
diferente, una Europa en paz. Da
escalofríos pensar que por allí pasaron miles y miles de víctimas de un
holocausto con victimas procedentes de toda Europa, el “calvario del siglo XX”.
“Visitaremos Auschwitz libres, porque durante estos días nos hemos
liberado del germen del mal, de la violencia, del prejuicio – decia monseñor
Marco Gnavi de la Comunidad de Sant'Egidio –. No queremos ser esclavos de una
lógica que envenena. Juntos tendremos menos miedo. Nos tenemos que liberar de
la coraza de la indiferencia y de la violencia para desarmarnos”
“La
marcha avanzó a través de los rieles que fueron la última estación para muchos
convoyes de jóvenes y ancianos, niños y enfermos, mujeres y hombres que durante
los años de la segunda guerra mundial, en vagones de ganado procedentes de toda
Europa, cruzaron el continente para llegar a este campo de la muerte. A lo
largo del mismo camino que recorrieron hace setenta años muchos de sus
coetáneos, los jóvenes procedentes de Hungría, República Checa, Polonia,
Eslovaquia, Rumania y Rusia” leemos en la página de la Comunidad de
Sant´Egidio.
Los
jóvenes depositaron dos coronas de flores en representación de los países
participantes en este 3er Encuentro Internacional de “Jóvenes europeos por un
mundo sin violencia” (20 al 23 de septiembre 2012) organizado por la Comunidad de Sant’Egidio, una en la
lápida en memoria de las víctimas judías y otra en memoria de las víctimas
gitanas Rom y Sinti.
Por la mañana habían visitado el impresionante museo del campo de concentración
de Auschwitz. Y por la tarde acompañados por el Requiem de Penderecki patieron hacia
Auschwitz para atravesar juntos el arco de la infame torre de Auschwitz-Birkenau,
Béla Varga, judío húngaro sobreviviente de la deportación nazi durante
la segunda guerra mundial decía:
“Las llamas del crematorio se
apagaron, pero quizás vosotros habéis sentido todavía el calor. Estamos en
Cracovia y en Auschwitz porque el racismo, el mal, el odio, todavía arden.
Judíos, gitanos y otras minorías todavía son amenazadas. No queremos permitir
que de esas brasas surja otro incendio. Para evitarlo os pedimos ayuda a
vosotros jóvenes. ¡Ayudad, ayudad, ayudad!”.
Zeev Tibi Ram, sobreviviente del campo de exterminio de
Auschwitz-Birkenau, testimonió como en
la deshumanidad del nazismo fue posible salvar la humanidad: “Vi mucho
sufrimiento y yo sufrí mucho – dijo conmovido –. Pero no
conozco la palabra venganza ni la palabra odio. En las personas yo veo al
hombre, sin juzgar ni despreciar. Sois jóvenes que tenéis que construir una
sociedad mejor. Ha llegado vuestro turno de construir un mundo más humano”.
Y Rita Prigmore, una mujer gitana de Würzburg (Alemania), que fue víctima
de los experimentos médicos nazis, expresaba: “Estar con Sant’Egidio me da
la esperanza de encontrar jóvenes que quieren construir un mundo sin violencia.
Es la única esperanza para el futuro. Os invito a no juzgar a los demás. Cada
uno es ante todo un hombre”.
De este
tercer encuentro surgió un llamamiento
proclamado en ocho lenguas durante la ceremonia, “¡un nuevo horizonte de humanidad para nuestros países! ¡De aquí emerge
un movimiento de corazones, que quiere contagiar a los jóvenes como nosotros, a
ser mejores y hacer más humanos nuestros países en una Europa de paz!” En la pagina oficial de Sant´Egidio puede leerseel llamamiento completo.
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