Naturalmente, este blog trata de recordar y promover (a veces me encuentra inspirada, otras no tanto)
una mínima parte de la magna obra realizada por el Beato Juan Pablo II, pero
este post está dedicado a rendirle un homenaje especial y significativo pues el Iconode Kazan que Juan Pablo II guardo en sus habitaciones
con tanto celo, devoción y respeto y que
fuera devuelto solemnemente a Rusia, es una
fiel expresión de ese fuerte anhelo de unión ecuménica del Papa. Tan solo
pensando en su enorme deseo incumplido de
visitar la sufrida Rusia, su intensa búsqueda de comunión entre Oriente yOccidente su anhelo “que la Iglesia en este continente
debe respirar «con dos pulmones»….para poder
llegar más plenamente a la riqueza de la Revelación”(Memoria e Identidad) nos acercan aún más a esta XX edición del
Congreso Ecuménico Internacional de espiritualidad ortodoxa que comenzó ayer y
concluirá el próximo sábado 8 de septiembre 2012.
El encuentro de este año cuyo tema es “El hombre custodio
de lo creado” está, por otra parte, íntimamente ligado al
Monasterio de Bose, no solo por sus reglas y principios sino también
porque el Prior y fundador de la comunidad de Bose, Enzo Bianchi,
formó parte de la comitiva oficial
del Vaticano que el 28 de agosto del año 2004 entregaba - por expreso deseo del
Beato Juan Pablo II - al Patriarca de Moscú Alexis II el Santo Icono de la
Madre de Dios de Kazan. «Esta antigua imagen de
la Madre del Señor – decía el Santo Padre en su discurso antes de la partida - expresará a Su Santidad Alexis II y al venerado Sínodo de la Iglesia ortodoxa
rusa el afecto que el Sucesor de Pedro siente por ellos y por todos los fieles
que les han sido encomendados. Expresará su estima por la gran tradición
espiritual que conserva la santa Iglesia rusa. Expresará el deseo y el firme
propósito del Papa de Roma de avanzar juntamente con ellos por el camino del
conocimiento mutuo y de la reconciliación, para apresurar el día de la plena
unidad de los creyentes por la que nuestro Señor Jesucristo oró ardientemente
(cf. Jn 17, 20-22).
El presente encuentro en Bose, cuyo programa
puede verse en la pagina del Monasterio está abierto a todos y “participan metropolitanos y obispos de las Iglesias
ortodoxas y de la Iglesia católica, entre ellos el cardenal Roger Etchegaray,
vice-decano del Colegio Cardenalicio; el arzobispo Antonio Mennini, nuncio apostólico
en Gran Bretaña; el obispo Mansueto Bianchi, de Pistoia (Italia), presidente de
la Comisión para el ecumenismo y el diálogo interreligioso de la Conferencia
Episcopal Italiana (CEI); representantes de la Iglesia de Inglaterra y de la
Reforma, del Consejo ecuménico de las Iglesias y del Pontificio Consejo para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, junto con teólogos, patrólogos y
científicos de todo el mundo. Durante cuatro días de encuentros y debates
abiertos al público, los relatores profundizarán la dimensión teológica y
espiritual de la relación del ser humano con el ambiente que lo circunda,
interrogándose sobre los valores inspiradores de decisiones responsables frente
a la crisis ecológica, causada por los hombres, que comporta heridas irreversibles
para la vida del planeta. (VISnews120906).
Son numerosos los mensajes recibidos apoyando
la iniciativa.
Enzo
Bianchi recordaba en la introducción al encuentro que la custodia y la defensa de lo creado se ha constituido en uno de los temas
presentes en las meditaciones de los cristianos, un tema al cual se dedica también
cuidadosa atención por parte de todas las iglesias, un tema en el cual el ecumenismo encuentra la
posibilidad de aunar experiencias en una etapa que en muchos aspectos no es fácil. Muchas iglesias ya han elevado su voz denunciando
los “pecados contra la naturaleza” e invitan a los cristianos y a todos los
hombres a repensar su relación con la creación.”
Ya lo decía Juan Pablo II el 1º de enero de 1990 en su Mensaje para la celebración de la XXIII Jornada Mundial de la Paz “Paz
con Dios Creador, Paz con toda la creación” “La
crisis ecológica pone en evidencia la urgente necesidad moral de una nueva
solidaridad, especialmente en las relaciones entre los Países en vías de
desarrollo y los Países altamente industrializados. Los Estados deben mostrarse
cada vez más solidarios y complementarios entre sí en promover el desarrollo de
un ambiente natural y social pacífico y saludable.”……” Hay
pues una urgente necesidad de educar en la responsabilidad ecológica:
responsabilidad con nosotros mismos y con los demás, responsabilidad con el
ambiente. Es una educación que no puede basarse simplemente en el sentimiento o
en una veleidad indefinida. Su fin no debe ser ideológico ni político, y su
planteamiento no puede fundamentarse en el rechazo del mundo moderno o en el
deseo vago de un retorno al «paraíso perdido». La verdadera educación de la
responsabilidad conlleva una conversión auténtica en la manera de pensar y en
el comportamiento. A este respecto, las Iglesias y las demás Instituciones
religiosas, los Organismos gubernamentales, más aún, todos los miembros de la
sociedad tienen un cometido preciso a desarrollar. La primera educadora, de
todos modos, es la familia, en la que el niño aprende a respetar al prójimo y
amar la naturaleza.”
La comunidad de Bose es una pequeña comunidad monástica
en busca de Dios, que vive en celibato, en comunión fraterna y en obediencia al
Evangelio. Vive en pobreza y soledad que “es la primera realidad que se descubre
entrando en comunidad”; trabajando: “Tu trabajaras
porque los padres y los apóstoles han trabajado para vivir del trabajo de sus
propias manos, porque no te es licito hacerte servir por los demás, porque el
trabajo es la colaboración a la creación conforme a la Sabiduría de Dios, porque
debes testimoniar tu solidaridad con los hombres, trabajando junto a ellos” (Regla de Bose 21.23-24) Y vive en oración porque “Cristo está en ti y tú debes
encontrarlo en ti con la oración. Si verdaderamente quieres vivir en presencia de
Dios, necesitas de una oración silenciosa, personal, oculta, aquella que Jesús
te dejara de ejemplo (Regla de Bose, 9.19.2.36)
Actualmente la
comunidad cuyo Prior y fundador es Enzo Bianchi, cuenta con unos 85 miembros. Nació a
partir de los encuentros en 1963 de jóvenes universitarios torineses (de Torino) que
compartían sus reuniones leyendo juntos las Escrituras, en oración y participando de la Eucaristía. En ese contexto
algunos miembros del grupo fueron madurando la idea de una vocación comunitaria
en el celibato. Entonces el Hermano Enzo decide elegir un lugar propio, apartado
de Torino, que sirviese de referencia a
todos aquellos que quisieran iniciar una vida fraterna. Se encontró una pequeña casa en Bose, en la
comuna de Magnano, entre la gran morena de Ivrea y Biella, y allí comenzaron a
organizar su trabajo reparando (a ejemplo de San Francisco de Asis?) la cercana iglesia románica de San Segundo.
A partir de 1993 se ha constituido en centro para
profundizar temas de vida espiritual, de cristianos de oriente y occidente,
pertenecientes a la iglesia ortodoxa de la reforma, a la iglesia católica y a
la iglesia de Inglaterra; “se ha convertido y quiere seguir siéndolo esencialmente
en una experiencia de escucha fraterna”
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