Siendo todavía cardenal, en
marzo de1976, Juan Pablo II predicó unos ejercicios espirituales en el
Vaticano. Asistía, entre otros, el entonces pontífice Pablo VI. Se recogen a continuación
las meditaciones de Karol Wojtyla sobre el Via Crucis de aquellos ejercicios. Signo
de Contradicción. BAC, 1978.
(Estacion XI del Via Crucis completo)
«Han
taladrado mis manos y mis pies y puedo contar todos mis huesos» (Sal 22,
17-18). «Puedo contar...»: ¡qué palabras proféticas! Sabemos que este cuerpo es
un rescate. Un gran rescate es todo este cuerpo: las manos, los pies y cada
hueso. Todo el Hombre en máxima tensión: esqueleto, músculos, sistema nervioso,
cada órgano, cada célula, todo en máxima tensión. «Yo, si fuere levantado de la
tierra, atraeré a todos a mí» (Jn 12, 32). Palabras que expresan la plena
realidad de la crucifixión. Forma parte de ésta también la terrible tensión que
penetra las manos, los pies y todos los huesos: terrible tensión del cuerpo
entero que, clavado como un objeto a los maderos de la cruz, va a ser aniquilado
hasta el fin, en las convulsiones de la muerte. Y en la misma realidad de la
crucifixión entra todo el mundo que Jesús quiere atraer a Sí (cf. Jn 12, 32).
El mundo está sometido a la gravitación del cuerpo, que tiende por inercia
hacia lo bajo.
V. Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo
R. Que por tu santa cruz redimiste al mundo
Via Crucis comleto.
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