Después de su Introducción el padre Pozo comienza a desmenuzar
las diferentes etapas de la participación de Karol Wojtyla en el Concilio. He aquí
el detalle.
1. Monseñor Karol Wojtyla en el Concilio 2. La actividad conciliar de Mons. K. Wojtyla está testimoniada en las actas del Concilio. Ya entre los documentos preparatorios se encuentra un amplio «votum» suyo, como Obispo auxiliar de Cracovia con fecha de 30 de diciembre de 1959) (….)
2. El esfuerzo del Cardenal Wojtyla en CracoviaConcluído el Concilio, del que necesariamente tenía que considerarse coartÍfice, en cuanto que había trabajado intensamente dentro de él, Mons. Wojtyla puede dedicarse con exclusividad a la tarea pastoral en su di6cesis. Obispo del Vaticano n, Mons. Wojtyla (Cardenal muy poco después) so, es consciente de que la obra conciliar no puede quedar en una «Summa» constituída por sus 16 documentos. Es urgente que su doctrina se haga vida en todas las Iglesias locales. A que su di6cesis de Cracovia alimentara su vida con el Concilio 51, dedicó todas energías (…)
3. El programa inicial. del Pontificado de Juan Pablo II Cuando Mons. Wojtyla tomó posesión· de la Archidiócesis de Cracovia como Arzobispo, declaraba: «En la perspectiva de mi pastoral veo sobre todo que debemos realizarla juntos ... Si alguno quisiera llamar a esto un programa, también se lo podría llamar así. En este programa no hay nada de original, es simple y existe desde siempre. Las cosas que existen desde siempre, las cosas de Dios son las más simples y las más profundas; no hacen falta nuevos programas; hace falta solamente entrar en aquel programa de siempre de manera nueva, con nuevo celo y con una nueva prontitud y realizarlo en la medida de nuestros tiempos. El Concilio apenas está en curso de desarrollo, pero el Concilio vive sobre todo de esta idea. y yo deseo reavivar con esta idea la Archidiócesis de Cracovia para que viva del espíritu del Concilio y del espíritu de la Iglesia» (…)
4. El nuevo Código de Derecho Canónico El anuncio, por parte de Juan XXIII, de su prop6sito de celebrar un Concilio ecuménico (25 de enero de 1959) fue acompañado por el de otras dos iniciativas: la convocaci6n de un Sínodo diocesano en Roma y la reforma del C6digo de Derecho Can6nico. (…) Muerto Juan XXIII el 3 de junio de 1963, su sucesor Pablo VI, el 22 de junio, al día siguiente de su elecci6n, asumía expresamente el compromiso de continuar la obra del Pontífice fallecido: «la prosecuci6n del Concilio Vaticano II» y «la revisi6n del C6digo de Derecho Canónico» (...)
5. El Sínodo de 1985 El 25 de enero de 1985 en la Basílica de San Pablo, muy cerca de la sala capitular del Monasterio en que 27 años antes Juan XXIII había expresado su propósito de convocar el Concilio, Juan Pablo II anunciaba la decisión de celebrar una Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos . Tras recordar que en ese año de 1985 se cumplía el vigésimo aniversario de la clausura del Vaticano II, subrayaba la importancia del Concilio mismo: «El Vaticano II continúa siendo el acontecimiento fundamental en la vida de la Iglesia contemporánea (…)
6. La recta interpretación del Concilio. La imagen compleja de luces y sombras que ofrece la época posconciliar, _ supone que el Concilio no siempre ha sido leído y entendido correctamente 123. La Asamblea extraordinaria del Sínodo de 1985 fue consciente de que frente a «la lectura parcial y selectiva del Concilio y la interpretación superficial de su doctrina en uno u otro sentido», urgía «tener en cuenta todos los documentos en sí mismos y en su conexión entre sí, para que de este modo sea posible exponer cuidadosamente el sentido íntegro de todas las afirmaciones del Concilio, las cuales frecuentemente están muy · implicadas entre sí»(...)
El ensayo
termina con esta conclusión:
El recorrido que hemos hecho a lo largo de estas páginas, muestra la figura de Juan Pablo n como un Pastor identificado y comprometido con el Concilio desde que éste comenzó su andadura. El Vaticano n ha marcado su espiritualidad y constituye la fuente más poderosa de su inspiración pastoral. Cuando se leen sus Encíclicas, no se puede olvidar que ésta es la mentalidad de su Autor. Será siempre posible recoger la referencia constante en las notas, a los documentos conciliares 146. Cuando se trata de un problema concreto, como puede ser el caso en la cuestión del encarnacionismo en la Encíclica Redemptor hominis, su solución coincide exactamente, incluso expresada con más fuerza, con la que dió el Concilio. Es evidente que, muchas veces, la temática va más allá del Vaticano II. . En éste, por ejemplo, no existe la desarrollada teología trinitaria que ofrece la trilogía de Encíclicas de Juan Pablo sobre las tres divinas Personas. En tales casos, es mucho lo que el Papa aporta más allá del Concilio. Pero, como él mismo ha dicho, lo más fundamental es «la adquisición de una mentalidad» , es decir, de la mentalidad del Vaticano II. El la tiene. Y se refleja aun en los casos en que su reflexión se extiende más allá de la temática estrictamente conciliar.
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