En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo
¡Bendita Tú entre
las mujeres, Virgen María,
y bendito el fruto de tu seno, Jesús!
En Ti, la llena de
gracia, se refleja la bondad de Dios
y el destino de la criatura humana,
para alabanza de la gloria de su gracia
con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado,
que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo.
Tú, la humilde sierva del
Señor,
eres el modelo de los discípulos de Cristo
que consagran su vida a realizar la voluntad del Padre
para la venida de su reino.
¡Santa María, Madre de
Cristo,
Madre de Dios y Madre nuestra!
Bajo tu amparo nos
acogemos,
a tu intercesión maternal nos confiamos.
Como Tú te consagraste totalmente a Dios,
nosotros, siguiendo tu ejemplo
y en comunión contigo,
nos consagramos a Cristo el Señor;
nos consagramos también a Ti, nuestro modelo,
porque queremos hacer en todo la voluntad del Padre,
y ser como Tú fieles a las inspiraciones del Espíritu.
VIAJE APOSTÓLICO A URUGUAY, CHILE Y ARGENTINA
CONSAGRACIÓN DE CHILE A LA VIRGEN
DEL CARMEN
ORACIÓN DE SU SANTIDAD JUAN PABLO
II
Santuario nacional de Maipú
Viernes 3 de abril de 1987
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Oracion
a San Juan Pablo II
¡Oh San Juan
Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!
Bendice a
la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con
coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a
Jesús.
Bendice a los
jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar
hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de
la vida en la tierra.
Bendice las
familias, ¡bendice cada familia!
Tú advertiste el
asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que
Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las
familias y cada vida que brota en la familia.
Ruega por el
mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te
opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por
nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
Oh San Juan
Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender
sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.
Cardenal Angelo
Comastri
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