Revisando
las revistas TotusTuus de la Postulación por la Causa de
beatificación y Canonización de Juan Pablo II (la revista ha dejado de
publicarse) encuentro este testimonio de
su visita al Peru dirigido al postulador Mons. Slawomir Oder:
Aunque
no pueda testimoniar curaciones medicas milagrosas, como fruto e oraciones
hechas tras mi encuentro con el Papa Juan Pablo II, puedo dar testimonio de un
encuentro extraordinario con él a
principios de 1985… Se trata de un encuentro con ocasión de su visita al Peru, que comenzó el
8 de febrero de 1985. En aquel periodo yo trabajaba en Perú como presidente de
“Petróleos del Perú”, la compañía nacional peruana de petróleo.
En
el aeropuerto fue acogido por el presidente del Perú, Fernando Belaunde Terry, acompañado
de otros dirigentes políticos, del arzobispo de Lima y los representantes de
instituciones católicas locales. Junto a ellos y otros muchos, fui invitado a
participar en una recepción en el Palacio del Gobierno, donde tuve el
privilegio de sentarme en mitad de la primera fila. Tras el discurso de
bienvenida del Presidente Belaunde, el Santo Padre se dirigió a nosotros en perfecto
español, lo que resultó sorprendente e impresionante para todos los presentes.
Al fin me acerque a él y traté de besarle el anillo, pero él me detuvo y me dio
un abrazo!
Le
dije ante todo que me había quedado impresionado de su perfecto conocimiento de
la lengua española. Recuerdo perfectamente su respuesta, ya que me impresiono
como una confesión extraordinaria que valoro mucho. Juan Pablo II me dijo en español: “Claro
hombre, tuve que aprender el español porque siempre me ha interesado mucho la
mística. Soy un místico mi tesis doctoral en Teología se baso en las obras de
Santa teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, los mayores místicos que ha tenido
la Iglesia Católica”. Me confió a mí su interés
por el misticismo, el considerarse a sí mismo un místico! Me pareció algo
extraordinario, y es el motivo principal por el que ofrezco este testimonio..
Le
explique el regalo que había preparado para él, una reimpresión del primer
Catecismo de doctrina católica que se imprimió en Perú en 1585, y del que
habíamos hecho suficientes ejemplares para ofrecer uno a cada miembro del
Colegio Cardenalicio. El Papa me invito a participar en la Misa privada que
oficiaría la mañana siguiente, seguida del desayuno, momento en el que estaría
dispuesto a recibir el regalo del Catecismo reeditado, y conocer los detalles
de esta iniciativa. Esa mañana me
levante a las cinco, y a las seis llegue a la Nunciatura Apostólica, donde estuve
con Juan Pablo II en la Misa y luego en un esplendido desayuno. Le hice entrega
entones de la caja con los 120 ejemplarse del Catecismo que me dijo debía enviar
a nombre del Cardenal Agostino Cassaroli entonces Secretario de Estado
vaticano. El Papa me regalo una bellísima medalla de plata de gran tamaño, con
su retrato por un lado y por el otro una imagen de la Virgen Maria. Quedo sorprendido de las dificultades para encontrar
un ejemplar completo del catecismo del que
habíamos hecho esa reimpresión. Me pareció que Juan Pablo II y los otros miembros
del Colegio Cardenalicio se dieron cuenta que desde 1585 la Iglesia Católica no
había ni actualizado ni publicado un nuevo Catecismo, la ultima publicación había
sido el año del Concilio de Trento –la misma
que, publicada en las tres lenguas del Perú, habíamos reimpreso para él y para los
cardenales…
(Invito
leer la historia del Catecismo – una entrevista al Cardenal Karlic)
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