En el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo
¡Dios te
salve María!
Te saludamos con el Ángel: Llena de gracia.
El Señor está contigo.
Te saludamos con Isabel: ¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¡Feliz porque has creído a las
promesas divinas!
Te saludamos con las palabras del Evangelio:
Feliz porque has escuchado la Palabra de Dios y la has cumplido.
Tú eres la ¡llena de gracia!
Te alabamos, Hija predilecta del Padre.
Te bendecimos, Madre del Verbo divino.
Te veneramos, Sagrario del Espíritu Santo.
Te invocamos, Madre y Modelo de toda la Iglesia.
Te contemplamos, imagen realizada de las esperanzas de toda la humanidad.
¡EI Señor está contigo!
Tú eres la Virgen de la Anunciación, el Sí de la
humanidad entera al misterio de la salvación.
Tú eres la Hija de Sión y el Arca de la nueva Alianza en el misterio de la
visitación.
Tú eres la Madre de Jesús, nacido en Belén, la que lo mostraste a los sencillos
pastores y a los sabios de Oriente.
Tú eres la Madre que ofrece a su Hijo en el templo, lo acompaña hasta Egipto,
lo conduce a Nazaret.
Virgen de los caminos de Jesús, de la vida oculta y del milagro de Caná.
Madre Dolorosa del Calvario y Virgen gozosa de la Resurrección.
ú eres la Madre de los discípulos de Jesús en la espera y en el gozo de
Pentecostés.
Bendita porque creíste en la Palabra del Señor,
porque esperaste en sus promesas,
porque fuiste perfecta en el amor.
Bendita por tu caridad premurosa con Isabel,
por tu bondad materna en Belén,
por tu fortaleza en la persecución,
por tu perseverancia en la búsqueda de Jesús en el templo,
por tu vida sencilla en Nazaret,
por tu intercesión en Caná,
por tu presencia maternal junto a la cruz,
por tu fidelidad en la espera de la resurrección,
por tu oración asidua en Pentecostés.
Bendita eres por la gloria de tu Asunción a los
cielos
por tu materna protección sobre la Iglesia
por tu constante intercesión por toda la humanidad.
(Juan Pablo II primera parte de la oracióna la Virgen del Rosario en la Basilica de Nuestra Señora de Chiquinquira, Peregrinaciónapostólica a Colombia
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¡Oh San Juan
Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!
Bendice a
la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con
coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a
Jesús.
Bendice a los
jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar
hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en
la tierra.
Bendice las
familias, ¡bendice cada familia!
Tú advertiste el
asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que
Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las
familias y cada vida que brota en la familia.
Ruega por el
mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te
opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por
nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
Oh San Juan Pablo,
desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre
todos nosotros la bendición de Dios. Amén.
Cardenal Angelo
Comastri
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