En la clausura del Año
Mariano, el 15 de agosto de 1988,
solemnidad de la Asunción de la Virgen María, en el decimo año de su Pontificado, el Beato Juan Pablo firmaba su CartaApostólica Mulieris Dignitatem sobre la dignidad y la vocación de la mujer y
nos invitaba a reflexionar y meditar sobre la «Theotókos», su Madre, su todo,
su Totus Tuus, sobre “Aquella «plenitud de gracia» concedida a la Virgen de
Nazaret, en previsión de que llegaría a ser «Theotókos», que significa al
mismo tiempo la plenitud de la perfección de lo «que es
característico de la mujer», de «lo que es femenino».
Nos
encontramos aquí – decía Juan Pablo II - en cierto sentido, en el punto culminante, el
arquetipo de la dignidad personal de la mujer. Cuando María, la «llena de
gracia», responde a las palabras del mensajero celestial con su «fiat», siente
la necesidad de expresar su relación personal ante el don que le ha sido
revelado diciendo: «He aquí la esclava del Señor» (Lc 1, 38). A
esta frase no se la puede privar ni disminuir de su sentido profundo, sacándola
artificialmente del contexto del acontecimiento y de todo el contenido de la
verdad revelada sobre Dios y sobre el hombre….. De hecho, este Hijo, que
es el verdadero y consubstancial «Hijo del Altísimo», dirá muchas veces de sí
mismo, especialmente en el momento culminante de su misión: «El Hijo del hombre
no ha venido a ser servido, sino a servir» (Mc 10, 45)”.
“En Muglieris
Dignitatis Juan Pablo II nos entrega su doctrina más original e
innovadora respecto de la mujer. Aquí el servir es identificado con reinar, y
audazmente se le devuelve a la mujer la autenticidad de su ser, para nada
relegado a posiciones subalternas, sino elevado a factor de salvación de lo
humano, pues toda mujer está llamada de alguna manera, igual que María, Theotókos, madre de Dios, alumbrando en la
tierra todo lo que espiritualice lo
material y haga a la vez visible concretamente lo espiritual” *(Delbosco)
En Cruzando el
Umbral de la Esperanza Vittorio Messori le presentaba al Papa la pregunta: En la Carta apostólica con el significativo
título de Mulieris dignitatem («La dignidad de la mujer»), Usted ha mostrado
entre otras cosas cómo el culto católico por una Mujer, María, no es en
absoluto irrelevante en lo que se refiere a la cuestión femenina.
Y el Papa respondía:
“….
Este culto no es sólo una forma de devoción o piedad, sino también una actitud.
Una actitud respecto a la mujer como tal. Todo lo que escribí sobre
el
tema en la Mulieris dignitatem lo llevaba en mí desde muy joven, en
cierto
sentido desde la infancia. Quizá influyó en mí también el ambiente de
la
época en que fui educado, que estaba caracterizado por un gran respeto y
consideración
por la mujer, especialmente por la mujer-madre”.
En la Conclusión
de la Carta apostólica el Papa en nombre de la Iglesia”expresa su
agradecimiento por todas las manifestaciones del «genio» femenino aparecidas
a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones; da
gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la
historia del Pueblo de Dios, por todas las victorias que debe a su fe,
esperanza y caridad; manifiesta su gratitud por todos los frutos de santidad
femenina. La Iglesia pide, al mismo tiempo, que estas inestimables
«manifestaciones del Espíritu» (cf. 1 Cor 12, 4 ss.), que con grande
generosidad han sido dadas a las «hijas» de la Jerusalén eterna, sean
reconocidas debidamente, valorizadas, para que redunden en común beneficio de
la Iglesia y de la humanidad, especialmente en nuestros días. Al meditar sobre
el misterio bíblico de la «mujer», la Iglesia ora para que todas las mujeres se
hallen de nuevo a sí mismas en este misterio y hallen su «vocación suprema». Que
María, que «precede a toda la Iglesia en el camino de la fe, de la caridad y de
la perfecta unión con Cristo»,(63) nos obtenga también este «fruto» en
el Año que le hemos dedicado, en el umbral del tercer milenio de la venida de
Cristo.”
*La visión de la
mujer en el pensamiento de Juan Pablo II – Maria Paola Scarinci de Delbosco)
Invito visitar post Mulieris Dignitatem 20 años
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