Hoy se celebra la memoria litúrgica del santo chileno Alberto Hurtado
Cruchaga, sacerdote jesuita (1901-1952)
y se cumplen 60 años de su muerte. Patrono de los trabajadores de Chile fue canonizadopor el Santo Padre Benedicto XVI el 23 deoctubre de 2005. Había sido beatificado por el Beato Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994, junto a otros cuatro
religiosos.
Preocupado por los niños y los pobres, su generosa obra se ha ramificado a todos los estratos
sociales. Ser sacerdote no era para él
un modo de ser, sino su ser.
Fue sacerdote jesuita y sin embargo decía de él la poetisa y escritora
chilena Gabriela Mistral en su testimonio:
“Era el Padre Hurtado una
especie de franciscano natural. Yo no sé si el rondó en torno de la llama dulce
de franciscanismo, pero su naturaleza era cierto franciscanismo trajinador y
este trajín puede llamarse un correteo por los niños pobres. Del Santo de Asís
tenía también el hablar con gracia, la expresión a la vez donosa y llana. Este
don de su conversación más su llaneza le ganaba a todos y le servía a maravilla
para limosnear en bien de sus pobres y de sus niños.”
«El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir» (Mc
10, 45) comenzaba diciendo el Beato Juan Pablo II al describirlo en la homilía dela ceremonia de beatificación (junto a otros cuatro religiosos) en 1994 . El
Beato Alberto Hurtado se hizo servidor para acercar los hombres a Dios. Su
profunda vida interior dejaba en quienes le trataron la imagen imborrable de
hombre de Dios siempre dispuesto a la ayuda generos.
En su ministerio sacerdotal, marcado por vivo amor a la Iglesia, se
distinguió como maestro en la dirección espiritual y como predicador
incansable, transmitiendo a todos el fuego de Cristo que llevaba dentro,
especialmente en el fomento de vocaciones sacerdotales y en la formación de
laicos comprometidos en la acción social.
La vida del nuevo Beato nos recuerda que el amor a Cristo no se agota en
la sola persona del Verbo encarnado. Amar a Cristo es servir a todo su Cuerpo,
especialmente a los más pobres: fue ésta una gracia singular que el Beato
Alberto Hurtado recibió y que nosotros hemos de pedir incesantemente a Dios.
Impactado por la situación de los pobres y movido por su fidelidad a la
doctrina social de la Iglesia, trabajó por remediar los males de su tiempo,
enseñando a los jóvenes que «ser católicos equivale a ser sociales». Hijo
glorioso del continente americano, el Beato Alberto Hurtado aparece hoy como
signo preclaro de la nueva evangelización, «una visita de Dios a la patria
chilena».
La página del Centro deEstudios y Documentación Padre Hurtado de la Universidad Católica de Chile ofrece
abundante material acerca de su vida, obra y escritos
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