“No se puede de hecho comprender al hombre hasta el fondo sin Cristo. O
más bien, el hombre no es capaz de comprenderse a sí mismo hasta el fondo sin
Cristo. No puede entender quién es, ni cuál es su verdadera dignidad, ni cuál
es su vocación, ni su destino final. No puede entender todo esto sin Cristo.
Y por esto no se puede excluir a Cristo de la historia del hombre en
ninguna parte del globo, y en ninguna longitud y latitud geográfica. Excluir a
Cristo de la historia del hombre es un acto contra el hombre. Sin El no es
posible entender la historia de Polonia, y sobre todo la historia de los
hombres que han pasado o pasan por esta tierra. Historia de los hombres. La
historia de la nación es sobre todo historia de los hombres. Y la historia de
cada hombre se desarrolla en Jesucristo. En El se hace historia de la
salvación.
La
historia de la nación merece una adecuada valoración según la aportación que
ella ha dado al desarrollo del hombre y de la humanidad, a la
inteligencia, al corazón y a la conciencia. Esta es la corriente de cultura más
profunda. Y es su apoyo más sólido. Su médula, su fuerza.”
(Beato
Juan Pablo II – de la homilía durante la misa en la plaza de la Victoria,
Varsovia – 2 de junio de 1979)
No hay comentarios:
Publicar un comentario