Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 25 de agosto de 2025

Los Papas del Concilio Vaticano II – (8 de 8) “Los otros Papas” Joseph Ratzinger – Benedicto XVI – Luis Marin de San Martin, OSA

 

Hubo otros tres hombres que participaron en el Concilio durante todas sus etapas y que, andando el tiempo, llegarán a la sede de Pedro con los nombres de Juan Pablo I (1978), Juan Pablo II (1978-2005) y Benedicto XVI. Estas líneas quieren ser un breve apunte sobre estos otros papas del Vaticano II que nos permita vislumbrar cómo vivieron el Concilio Albino Luciani, Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger


 

Joseph Ratzinger

 

Cuando se inauguró el Concilio, Ratzinger no era obispo y sin embargo tuvo un destacado papel en él. Contaba treinta y cinco años, y era profesor de Teología fundamental en la Universidad de Bonn. El arzobispo de Colonia, cardenal Joseph Frings había acudido a escuchar una conferencia suya sobre la teología del Concilio en la Academia Católica de Bensberg y se sintió impresionado positivamente por la claridad de ideas y el pensamiento del joven profesor. Comenzó a enviarle los textos preparatorios del Concilio y a solicitar su parecer. «Indudablemente la renovación bíblica y patrística que había tenido lugar en los decenios precedentes había dejado pocas huellas en esos documentos que daban así una impresión de rigidez y de escasa apertura, de una excesiva ligazón con la teología escolástica, de un pensamiento demasiado erudito y poco pastoral; pero hay que reconocer que habían sido elaborados con cuidado y solidez de argumentaciones». 

El cardenal Frings llevó al profesor Ratzinger al Concilio en calidad de consejero teológico, encargo que cambiaría al final de la primera sesión por el de perito del Concilio. Manifestó su interés por el nuevo rumbo de la reforma litúrgica y aportó sugerencias sobre el tema al cardenal Frings, pero fue en el asunto de la Revelación donde su trabajo tuvo mayor importancia. A instancias de Frings elaboró un breve texto en el que recogía diversas ideas alternativas al polémico esquema redactado por la Comisión y en el que intentaba explicar su punto de vista. El texto, apresurado, no podía competir con el oficial, por tanto se pidió al joven teólogo que colaborara con Karl Rahner en un texto más desarrollado. El 25 de octubre de 1962 los teólogos Rahner y Ratzinger presentaron en la iglesia romana de Santa Maria dell’Anima el fruto del trabajo realizado, con asistencia de varios cardenales. Recibido con cierto apoyo, al final tampoco fue aceptado por los padres conciliares, al considerarlo demasiado genérico aunque, como hemos visto, también fue rechazado el esquema oficial. «De modo que se debía proceder a rehacer el texto. Después de complejas discusiones, sólo en la última fase de los trabajos conciliares se pudo llegar a la aprobación de la constitución sobre la palabra de Dios, uno de los textos más relevantes del Concilio». 

En el verano de 1963 Joseph Ratzinger obtuvo la cátedra de Teología Dogmática en la Universidad de Tubinga. Continuó colaborando con el cardenal Frings y ofreciendo sus reflexiones a los diferentes esquemas tratados en el Vaticano II. En un artículo publicado en la nueva revista Concilum habló de las Conferencias Episcopales y del modo de realizar el concepto de colegialidad que representan: una colegialidad no sólo con la cabeza, sino también con los demás obispos de las Iglesias particulares. También defendió el incipiente ecumenismo y reflexionó sobre María como modelo de la Iglesia, aunque con cierto recelo a una excesiva veneración a la Virgen: «Personalmente, al principio, estaba determinado por el severo cristocentrismo del movimiento litúrgico, que el diálogo con mis amigos protestantes intensificó todavía más». 

Colaboró en la redacción de la constitución Lumengentium y del decreto Ad gentes y aportó sus ideas a la discusión sobre la futura constitución Gaudium et spescuyo primer proyecto le pareció demasiado ingenuo y poco teológico. Según él «la fe se presentaba como una especie de oscura filosofía sobre cosas de las que no se sabe nada». El 8 de diciembre de 1965 se clausuró el Concilio Vaticano II, con una gran riqueza a desarrollar. Según Ratzinger, sus principales logros son de extraordinaria importancia: la reforzada importancia a la Biblia y a los Padres de la Iglesia, la afirmación de la esencia de la Iglesia, el acento ecuménico, la renovación litúrgica, la inserción del primado en el conjunto de la doctrina sobre la Iglesia, la doctrina mariológica y la incorporación de la jerarquía en el misterio del cuerpo de Cristo. Joseph Ratzinger desarrolló su trabajo como profesor en la Universidad de Tubinga hasta 1969, año en el que ocupó una de las cátedras de Teología Dogmática abiertas en la Universidad de Ratisbona. En marzo de 1977 fue nombrado arzobispo de Munich y Frisinga y creado cardenal en el consistorio del 27 de junio del mismo año. 

Con Juan Pablo II asumió la tarea de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1981, cargo al que unió en 2002 el de decano, hasta su elección como sucesor de Pedro el 19 de abril de 2005, en la cuarta votación del cónclave. El de Benedicto XVI es quizás el pontificado del último papa que ha vivido directamente como protagonista el Concilio Vaticano II.



 En este enlace texto completo de 

Concilio Vaticano II 40 años después  - Centro Teologico San Agustin 

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