«El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la
doctrina cristiana sea custodiado y enseñado de forma cada vez más eficaz…»
Juan XXIII
“Si hoy la Iglesia propone un nuevo Año
de la fe y la nueva evangelización, no es para conmemorar una efeméride,
sino porque hay necesidad, todavía más que hace 50 años….. En estos decenios ha
aumentado la «desertificación» espiritual…... Pero precisamente a partir de la
experiencia de este desierto, de este vacío, es cómo podemos descubrir
nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros, hombres y
mujeres. En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial
para vivir…”(Benedicto XVI)
Tal como anunciaba la invitación al encuentro en la Pontificia Universidad Católica Argentina la celebración en conmemoración
de los 50 años del comienzo del Concilio Vaticano II, y por otra parte el comienzo del Año de la Fe,
fue una verdadera fiesta. En el Salón Juan
Pablo II literalmente no cabía un alfiler, pasillos laterales completos y el amplio
pasillo céntrico ocupado por estudiantes de la UCA sentados en el suelo. Me han
dicho que había gente afuera en el hall.
En el auditorio reinaba un ambiente de alegría y solemnidad que emanaba de una multitud variopinta
desde aquellos que eran jóvenes cuando comenzó el Concilio hasta quienes nacieron
muchos años después. Procedencias varias y ecuménicas (se notaba en los
aplausos) de corazones abiertos, una
nueva etapa en la Iglesia, renovada pero siempre firme y tan actual como aquellas
celebres palabras de Juan XXIII en la apertura del Concilio «Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que
podamos ver hacia afuera y los fieles puedan ver hacia el interior».
Después de 50 años de un concilio
ecuménico siguen existiendo diferencias y por un lado es bueno que así sea pues de alguna manera nos obligan a profundizar en nuestra fe, a comprender a nuestros hermanos, a reflexionar juntos abriéndonos
al otro. Toda la ceremonia fue un precioso
acto ecuménico.
Presidieron el acto el Señor
Arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires Cardenal Jorge Mario Bergoglio,
el Señor Nuncio apostólico en la República Argentina Monseñor Emil Paul Tscherrig y el Señor Rector
de la Pontificia Universidad Catolica Argentina Pbro. Dr. Victor Manuel
Fernandez.
La Señora Vicerrectora de Investigación de la UCA Dra Beatriz Balian,
se refirió al contexto celebrativo del acto, dibujo una breve historia del
desarrollo del Concilio y termino su saludo-discurso con estas palabras: “ Hoy no recordamos un hecho agotado sino que
prestamos atención a una roca firme, una semilla plantada en la Iglesia que
sigue marcando nuestro camino, un don de Dios para la renovación actual. Por
eso este acontecimiento de 50 años atrás hoy nos llama a escuchar a Dios que también
nos está hablando a través de la realidad actual y a caminar hacia el futuro
con fe, alegría y entusiasmo.”
El programa en si fue relativamente breve, riquísimo
y valioso en contenidos con un orador católico P. Dr. Raniero Cantalamessa, uno judío
el Rabino
Abraham Skorka, rector del Seminario Rabínico
Latinoamericano y el Pastor
metodista Néstor Míguez, cuyo
padre participó invitado como observador del Concilio Vaticano II, en
presencia de autoridades de la UCA, personalidades de la Iglesia y la política,
religiosas y laicas y un coro compuesto por unas 14 personas que a ojos
cerrados podría suponerse que eran 50. Impresionante, imponente, solemne. Un
gran arreglo floral adornaba la sala y Juan
Pablo II desde el cuadro lateral parecía sonreír más que de costumbre.
Agradezco a la UCA el permiso para publicar las fotografías del acto y utilizar también el material (que utilizo parcialmente en el 2do post). En este enlace de la pagina oficial de la UCA pueden leerse los discursos del Dr. Fernandez y la Dra. Balian y acceder al video completo del acto.
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