“Naturalmente, al referirme a los orígenes de mi vocación
sacerdotal, no puedo olvidar la trayectoria mariana. La veneración a
la Madre de Dios en su forma tradicional me viene de la familia y de la
parroquia de Wadowice.
Recuerdo,
en la iglesia parroquial, una capilla lateral dedicada a la Madre del Perpetuo
Socorro a la cual por la mañana, antes del comienzo de las clases, acudían los
estudiantes del instituto. También, al acabar las clases, en las horas de la
tarde, iban muchos estudiantes para rezar a la Virgen.
Además,
en Wadowice, había sobre la colina un monasterio carmelita, cuya fundación se
remontaba a los tiempos de San Rafael Kalinowski. Muchos habitantes de Wadowice
acudían allí, y esto tenía su reflejo en la difundida devoción al
escapulario de la Virgen del Carmen
(escapulario de
Juan Pablo II en el Santuario San José "sobre la colina"
También
yo lo recibí, creo que cuando tenía diez años, y aún lo llevo. Se iba a los
Carmelitas también para las confesiones. De ese modo, tanto en la iglesia
parroquial, como en la del Carmen, se formó mi devoción mariana durante los
años de la infancia y de la adolescencia hasta la superación del examen final.
Cuando
me encontraba en Cracovia, en el barrio Debniki, entré en el grupo del
"Rosario vivo'', en la parroquia salesiana. Allí se veneraba de modo
especial a María Auxiliadora. En Debniki, en el período en el que iba tomando
fuerza mi vocación sacerdotal, gracias también al mencionado influjo de Jan
Tyranowski, mi manera de entender el culto a la Madre de Dios experimentó un
cierto cambio. Estaba ya convencido de que Maria nos lleva a Cristo, pero
en aquel período empecé a entender que también Cristo nos lleva a su Madre.
Hubo un momento en el cual me cuestioné de alguna manera mi culto a María,
considerando que éste, si se hace excesivo, acaba por comprometer la supremacía
del culto debido a Cristo. Me ayudó entonces el libro de San Luis María
Grignion de Montfort titulado "Tratado de la verdadera devoción a la
Santísima Virgen''. En él encontré la respuesta a mis dudas. Efectivamente,
María nos acerca a Cristo, con tal de que se viva su misterio en Cristo. El
tratado de San Luis María Grignion de Montfort puede cansar un poco por su
estilo un tanto enfático y barroco, pero la esencia de las verdades teológicas
que contiene es incontestable. El autor es un teólogo notable. Su pensamiento
mariológico está basado en el Misterio trinitario y en la verdad de la
Encarnación del Verbo de Dios.
Comprendí
entonces por qué la Iglesia reza el Ángelus tres veces al día.
Entendí lo cruciales que son las palabras de esta oración: "El Ángel del
Señor anunció a María. Y Ella concibió por obra del Espíritu Santo... He aquí
la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra... Y el Verbo se hizo carne
y habitó entre nosotros..." ¡Son palabras verdaderamente decisivas!
Expresan el núcleo central del acontecimiento más grande que ha tenido lugar en
la historia de la humanidad. Esto explica el origen del Totus Tuus. La
expresión deriva de San Luis María Grignion de Montfort. Es la abreviatura de
la forma más completa de la consagración a la Madre de Dios, que dice: Totus
tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor
Tuum, Maria.
De
ese modo, gracias a San Luis, empecé a descubrir todas las riquezas de la
devoción mariana, desde una perspectiva en cierto sentido nueva. Por ejemplo,
cuando era niño escuchaba "Las Horas de la Inmaculada Concepción de la
Santísima Virgen María'', cantadas en la iglesia parroquial, pero sólo después
me di cuenta de la riqueza teológica y bíblica que contenían. Lo mismo sucedió
con los cantos populares, por ejemplo con los cantos navideños polacos y las
Lamentaciones sobre la Pasión de Jesucristo en Cuaresma, entre las cuales ocupa
un lugar especial el diálogo del alma con la Madre Dolorosa.
Sobre
la base de estas experiencias espirituales fue perfilándose el itinerario
de oración v contemplación que orientó mis pasos en el camino hacia el
sacerdocio, y después en todas las vicisitudes sucesivas hasta el día de hoy.
Este itinerario desde niño, y más aún como sacerdote y como obispo, me llevaba
frecuentemente por los senderos marianos de Kalwaria Zebrzydowska. Kalwaria es
el principal santuario mariano de la Archidiócesis de Cracovia.
Iba allí con frecuencia y caminaba en solitario por
aquellas sendas presentando en la oración al Señor los diferentes problemas de
la Iglesia, sobre todo en el difícil período que se vivía bajo el comunismo.
Mirando hacia atrás constato como "todo está relacionado'': hoy como
ayer nos encontramos con la misma intensidad en los rayos del mismo misterio.”
(fuente
: Don y Misterio)
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