En
cierto sentido puede hablarse de una estructura «profética de nuestra realidad,
igual que se habló de la sacerdotal»
Dios es la plenitud del Ser, pero también la plenitud de la Verdad. El
hombre por su naturaleza tiende a la verdad, y a Dios como a la plenitud de la
Verdad. Este orden constituye la base de la estructura «profética» de la
realidad en que existimos y actuamos. Dios como plenitud de la Verdad se
confiere al hombre. No solo en su misterio interno es Palabra, sino que también
en la Palabra entabla contacto con el hombre. Es iniciativa suya libérrima. Al
mismo tiempo responde a esa tendencia a la Verdad, que pertenece a la
naturaleza humana, a su espiritualidad.
Profeta
es aquel que habla en nombre de Dios, que transmite en el lenguaje humano Su
verdad, al menos en unos ciertos límites. Así pues, el profetismo enlaza con la
Revelación y con la fe. «Multifarie multisque modus loquens Deus olim in
Profetis, novissime locutus est nobis in Filio» [«muchas veces y de muchos
modos hablo Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en
estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo»] Cristo es la plenitud
de la Revelacion, la «última palabra» del Verbo. EN ÉL y en sus apóstoles queda
esta «concluida». Al mismo tiempo, Cristo comparte su «profetismo» (munus
profeticum [misión profética] con aquellos que aceptan su
palabra.
Uno
de los atributos fundamentales del Pueblo de Dios es la participación in
mumere profetico [en la misión profética] de Cristo. Así pues, el
profetismo es característica de la fe confesada, y más aún de la fe anunciada
por medio de la predicación, pero también por medio de los actos que dan
testimonio de la fe. El Concilio Vaticano II ha desvelado la enorme
escala y el alcance de esta participación. Para los obispos tiene particular
significado la predicación del Evangelio, que por su parte estarea de sacerdotes,
religiosos y laicos. En la estructura profética de la Iglesia hay que
coordinar, por tanto, la fe, la ciencia, el conocimiento
(teología) y la conciencia. Porque existe de un
modo particular un profetismo de la conciencia, y este es válido para
todos, también para aquellos que no creen pero «buscan la verdad con sincero
corazón». Y es que toda la estructura profética del Pueblo de Dios se apoya
no solo en la Palabra de Dios sino también en esa tendencia a la Verdad, tan
esencial para el hombre. El uno por medio del otro forman el munus
profeticum en su dimensión real. El problema fundamental sigue siendo
cómo comprende la realidad el hombre, como comprende el hombre la Palabra de Dios en
la realidad para dar testimonio de la Palabra.
(Karol
Wojtyla / Juan Pablo II Estoy en tus manos Cuadernos Personales
1962-2003, Planeta 2014.
(
Ejercicios espirituales Zakopane y convento de las hermanas ursulinas grises de
Jaszczarowska, 21 al 25 de septiembre de 1976. Tema: Sacerdos, Propheta,
Rex [sacerdote,
profeta,rey])
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