Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 8 de abril de 2025

El «Sígueme» del 8 de abril de 2005 (2 de 3)

 



 «Sígueme». En julio de 1958 comienza para el joven sacerdote Karol Wojtyla una nueva etapa en el camino con el Señor y tras el Señor. Karol fue, como era habitual, con un grupo de jóvenes apasionados de canoa a los lagos Masuri para pasar unas vacaciones juntos. Pero llevaba consigo una carta que lo invitaba a presentarse al primado de Polonia, el cardenal Wyszynski y podía adivinar solamente el motivo del encuentro: su nombramiento como obispo auxiliar de Cracovia.

Dejar la enseñanza universitaria, dejar esta comunión estimulante con los jóvenes, dejar la gran liza intelectual para conocer e interpretar el misterio de la criatura humana, para hacer presente en el mundo de hoy la interpretación cristiana de nuestro ser, todo aquello debía parecerle como un perderse a sí mismo, perder aquello que constituía la identidad humana de ese joven sacerdote.

Sígueme, Karol Wojtyla aceptó, escuchando en la llamada de la Iglesia la voz de Cristo. Y así se dio cuenta de cuanto es verdadera la palabra del Señor: «Quien pretenda guardar su vida la perderá; y quien la pierda la conservará viva». Nuestro Papa —todos lo sabemos— no quiso nunca salvar su propia vida, tenerla para sí; quiso entregarse sin reservas, hasta el último momento, por Cristo y por nosotros. De esa forma pudo experimentar cómo todo lo que había puesto en manos del Señor retornaba en un nuevo modo: el amor a la palabra, a la poesía, a las letras fue una parte esencial de su misión pastoral y dio frescura nueva, actualidad nueva, atracción nueva al anuncio del Evangelio, también precisamente cuando éste es signo de contradicción.

 

(de la Homilia delCardenal Joseph Ratzinger, Misa de Exequias del difunto pontífice Juan PabloII, Plaza San Pedro, Viernes 8 de abril de 2005)

 


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