“En la lectura de San Pablo que hemos
escuchado, el Apóstol se dirige a su discípulo Timoteo diciéndole: Acuérdate de
Jesucristo, si perseveramos con Él, reinaremos con Él. Éste es el segundo
punto: acordarse siempre de Cristo, la memoria de Jesucristo, y esto es
perseverar en la fe: Dios nos sorprende con su amor, pero nos pide que le
sigamos fielmente. Pensemos cuántas veces nos hemos entusiasmado con una
cosa, con un proyecto, con una tarea, pero después, ante las primeras
dificultades, hemos tirado la toalla. Y esto, desgraciadamente, sucede también
con nuestras opciones fundamentales, como el matrimonio. La dificultad de ser
constantes, de ser fieles a las decisiones tomadas, a los compromisos asumidos.
A menudo es fácil decir “sí”, pero después no se consigue repetir este “sí”
cada día. No se consigue a ser fieles.
María ha dicho su “sí” a Dios, un “sí” que ha cambiado su humilde existencia de
Nazaret, pero no ha sido el único, más bien ha sido el primero de otros muchos
“sí” pronunciados en su corazón tanto en los momentos gozosos como en los
dolorosos; todos estos “sí” culminaron en el pronunciado bajo la Cruz. Hoy,
aquí hay muchas madres; piensen hasta qué punto ha llegado la fidelidad de
María a Dios: hasta ver a su Hijo único en la Cruz. La mujer fiel, de pie,
destruida dentro, pero fiel y fuerte.
Y yo me pregunto: ¿Soy un cristiano a ratos o soy siempre cristiano? La cultura
de lo provisional, de lo relativo entra también en la vida de fe. Dios nos pide
que le seamos fieles cada día, en las cosas ordinarias, y añade que, a pesar de
que a veces no somos fieles, Él siempre es fiel y con su misericordia no se
cansa de tendernos la mano para levantarnos, para animarnos a retomar el
camino, a volver a Él y confesarle nuestra debilidad para que Él nos dé su
fuerza. Es éste el camino definitivo, siempre con el Señor, también en nuestras
debilidades, también en nuestros pecados. Jamás caminar sobre el camino de lo
provisional. Esto sí mata. La fe es fidelidad definitiva, como aquella de
María.”
(de la homilía de la Jornada mariana en la PlazaSan Pedro 13 de octubre de 2013, centrada en tres puntos: Dios nos sorprende,
Dios nos pide fidelidad, Dios es nuestra fuerza) - esta versión es de Vatican News
Ya está en el sitio de la Santa Sede
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