Mañana 27 de octubre 2013 es un día significativo para
los argentinos: elecciones legislativas para elegir 127 diputados
nacionales en todas las provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 24
senadores nacionales por las provincias de Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Rio
Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego, y en la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Es una elección sumamente
importante y debemos elegir bien para que nuestro Congreso cuente con la debida
pluralidad de voces y se abra a un debate y diálogo fructífero y sano para el
bien de la nación y de todos sus ciudadanos.
Todos los argentinos conocemos el desplante del gobierno
para con el cardenal Jorge Bergoglio. El nunca perdió la esperanza de llegar al
corazón de todos los habitantes de esta bendita tierra, incluidos los miembros del gobierno y sus
representantes. En el tradicional Tedeum
que se realizó en la Catedral primada de Buenos Aires con ocasión de la celebración
del bicentenario, el gobierno nacional estuvo ausente. El
cardenal Bergoglio eligió no pronunciar una homilía en esa ocasión, sino que “como
signo de unión de todas las iglesias particulares del país y de fraternal unión
con todos los obispos dió lectura a la declaración de la 155º Comisiòn Permanente
de la Conferencia Episcopal Argentina titulado La patria es un don, la Nación
una tarea.
(Aquípuede verse el video) y a su término agregó que al
finalizar la ceremonia sería distribuida "esta declaración del episcopado juntamente con la otra
declaración hacia un bicentenario en justicia y solidaridad para que nos ayuden
a servir a la patria celebrando este bicentenario."
Cito textualmente el contenido de la declaración que no ha perdido vigencia y cobra especial importancia en estas elecciones. La he tomado de la Revista Criterio pues no pude hacerlo desde el sitio de la Conferencia Episcopal.
La Patria es un don, la Nación una tarea
Declaración de la 155º Comisión Permanente del la Conferencia Episcopal
Argentina
1.
La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al
que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales
que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza
nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte
de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. También nosotros,
como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos
del examen de conciencia que se debe hacer.
2. La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales. “Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social”1 . La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común.
3. Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee “en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios”2 . Por ello, es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad.
4. La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compromete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria.
5. Los cristianos invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a nosotros en la oración para invocar al Señor, que es la fuerza de su pueblo, y a pedirle por nuestra querida Patria argentina: “Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre”3 . Una vez más ponemos estos deseos y esperanzas en las manos de Nuestra Madre de Luján.
155º Comisión Permanente
Buenos Aires, 10 de marzo de 2010
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