“La fe de María desata el nudo del pecado
(cf. LG, 56). ¿Qué significa esto? Los Padres conciliares han tomado una
expresión de san Ireneo que dice así: «El nudo de la desobediencia de Eva lo
desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe, lo
desató la Virgen María por su fe» (Adv. Haer., III, 22, 4).
El «nudo» de la desobediencia, el «nudo» de la incredulidad. Cuando un niño
desobedece a su madre o a su padre, podríamos decir que se forma un pequeño
«nudo». Esto sucede si el niño actúa dándose cuenta de lo que hace,
especialmente si hay de por medio una mentira; en ese momento no se fía de la
mamá o del papá. Vosotros sabéis, ¡Cuántas veces pasa esto! Entonces, la
relación con los padres necesita ser limpiada de esta falta y, de hecho, se
pide perdón para que haya de nuevo armonía y confianza. Algo parecido ocurre en
nuestras relaciones con Dios. Cuando no lo escuchamos, no seguimos su voluntad,
cometemos actos concretos en los que mostramos falta de confianza en él – y
esto es pecado –, se forma como un nudo en nuestra interioridad. Estos nudos
nos quitan la paz y la serenidad. Son peligrosos, porque varios nudos pueden
convertirse en una madeja, que siempre es más doloroso y más difícil de deshacer.Pero
para la misericordia de Dios, lo sabemos, nada es imposible. Hasta los nudos
más enredados se deshacen con su gracia. Y María, que con su «sí» ha abierto la
puerta a Dios para deshacer el nudo de la antigua desobediencia, es la madre
que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que él desate los nudos de
nuestra alma con su misericordia de Padre. Cada uno de nosotros tiene algunos y
podemos preguntarnos dentro de nuestro corazón: ¿Cuáles son los nudos que hay
en mi vida? Eh, Padre, ¡los míos no se pueden aflojar!. Eh, ¡esto es una
confusión! Todos los nudos del corazón, todos los nudos de la conciencia se
pueden aflojar. ¿Pido a María que me ayude a tener confianza, para aflojar,
para en la misericordia de Dios para cambiar? Ella, mujer de fe, seguro que nos
dirá: "Ve adelante, ve donde el Señor: Él te entiende". Y ella lleva
de la mano de María el abrazo del Padre, del Padre de la misericordia.”
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