En una entrevista en Today, el Cardenal Dolan reflexiona sobre la muerte del Papa Francisco, subrayando su humanidad, autenticidad y el simbolismo de su fallecimiento el Lunes de Pascua. Destaca su impacto universal y expresa su deseo de que el próximo Papa combine el corazón de Francisco, la fortaleza de Juan Pablo II y la claridad intelectual de Benedicto XVI.
«Es muy significativo. Siempre
digo que no podemos coreografiar nuestra partida, pero si pudiéramos, esta no
habría estado mal. Ayer celebrábamos la resurrección, la nueva vida, que Jesús
venció a la muerte y comparte su triunfo con nosotros. Y esta mañana nos
despertamos con la noticia de que su representante en la Tierra, el Obispo de
Roma, el sucesor de Pedro, nuestro Santo Padre, el Papa, había pasado —por usar
una expresión de nuestros vecinos judíos— de esta vida a la vida eterna. No se
podría haber coreografiado mejor.
A él le gustaban esas cosas. Sabemos que el Papa San Juan
Pablo II estudió interpretación. Bergoglio, el Cardenal Bergoglio, el Papa
Francisco, era un natural. Sabía el poder de los símbolos. Era muy auténtico,
muy sincero. No quería aparentar, pero le salía de manera natural: el abrazo,
el beso, la bendición, la sonrisa. Así que uno pensaría que lo planeó, aunque
sabemos que no fue así, pero Dios sí lo planeó. Y le agradezco a Dios la
hermosa forma en que partió».
El arzobispo de Nueva York
asegura que «en esencia, los Papas no cambian. Su labor es conservar,
transmitir la solidez de la fe y las creencias morales de la Iglesia reveladas
en la Biblia. Pero el estilo, la manera en que lo hacen, eso sí cambia. Y en su
caso, era brillante, contagioso. Y eso es difícil de igualar. Lo hacía de
forma tan natural, tan hermosa. Caminando hacia aquí, la gente se me acercaba
llorando. Otros decían, “No somos católicos, pero lo vamos a echar mucho de
menos.” Un hombre se me acercó y dijo, “Soy algo agnóstico, pero me encantaba el
viejo.” Así era como tocaba a la gente, ¿sabes? Gracias a Dios lo tuvimos».
El cardenal recuerda su
participación en el anterior cónclave
Tuve el honor de estar allí cuando el buen Papa Benedicto
renunció. Fue algo asombroso para mí entonces. Y lo será de nuevo ahora, pero
al menos ya tengo una experiencia. Es muy interesante. Y todos queremos
conocernos mejor. Así que el Colegio de Cardenales, y creo que hay 138 menores
de 80 años que entrarán al cónclave, el encierro. Nos conocemos de nombre, pero
no muy bien. Por eso hay como un período de dos semanas entre la muerte del
Pontífice y la apertura del cónclave. Estamos juntos unas ocho horas al día.
Nos escuchamos, rezamos, discutimos. Es un tiempo muy revelador. Fue
extraordinariamente útil y esclarecedor para mí hace 12 años, y tengo ganas de
repetirlo.
Ante la pregunta de qué
espera ver en el próximo Papa, responde:
Bueno, cuando tienes 75 como yo, tienes en tu memoria a
Papas pasados. Y sueñas con una mezcla de ellos. Me encantaría ver a alguien
con el vigor, la convicción y la fortaleza de Juan Pablo. Alguien con la
capacidad intelectual de un Papa Benedicto. Y alguien con el corazón de un Papa
Francisco. ¿Cómo combinar eso? No estamos en un laboratorio haciendo mutaciones
genéticas. Pero probablemente eso es lo que buscaríamos. Alguien con el mismo
estilo de Francisco: esa calidez, ese corazón, esa sonrisa, esa bondad, ese
abrazo. Y quizás con un poco de mezcla con Juan Pablo y Benedicto en cuanto a
más claridad en la enseñanza, más refinamiento de la tradición de la Iglesia,
más exploración de los tesoros del pasado para recordarnos lo que Jesús espera
de nosotros hoy. Probablemente una mezcla de los grandes Papas que hemos tenido
recientemente. Eso es lo que buscaríamos.
El prelado estadounidense asegura
que no era fácil encasillas a Francisco:
Era difícil encasillarle. Nos comentó una vez, a un grupo
de obispos americanos con los que se reunió: “Tengo la costumbre de enfadar a
todo el mundo.” Porque la gente se molestaba con él. Un día hablaba de un papel
más amplio para las mujeres y al día siguiente decía: “Nada de mujeres
sacerdotes.” Un día hablaba de la importancia de toda vida, no solo la del
no nacido. Y al día siguiente comparaba el aborto con contratar a un asesino
para quitar una vida inocente. Era difícil de clasificar. Nos gustan las
categorías políticas claras y definidas, pero con un Papa eso no funciona. Y
creo que ese estilo también es valioso. No se le podía encasillar fácilmente.
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