Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 16 de noviembre de 2013

24 de noviembre 2013 Clausura del Año de la Fe





El 11 de octubre del año pasado el Papa Benedicto XVI anunciaba  “Hoy, con gran alegría, a los 50 años de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, damos inicio al Año de la fe.”, Año de la fe que había sido convocado un año antes también un 11 de octubre mediante la CartaApostólica Porta Fidei del Papa Benedicto XVI y cuya clausura se anunciaba para el 24 de noviembre de 2013,  solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

“El Año de la fe que hoy inauguramos – decía entonces el Papa Benedicto XVI - está vinculado coherentemente con todo el camino de la Iglesia en los últimos 50 años: desde el Concilio, mediante el magisterio del siervo de Dios Pablo VI, que convocó un «Año de la fe» en 1967, hasta el Gran Jubileo del 2000, con el que el beato Juan Pablo II propuso de nuevo a toda la humanidad a Jesucristo como único Salvador, ayer, hoy y siempre. Estos dos Pontífices, Pablo VI y Juan Pablo II, convergieron profunda y plenamente en poner a Cristo como centro del cosmos y de la historia, y en el anhelo apostólico de anunciarlo al mundo. Jesús es el centro de la fe cristiana. El cristiano cree en Dios por medio de Jesucristo, que ha revelado su rostro. Él es el cumplimiento de las Escrituras y su intérprete definitivo. Jesucristo no es solamente el objeto de la fe, sino, como dice la carta a los Hebreos, «el que inició y completa nuestra fe» (12,2).”

El Concilio Vaticano II comenzó el 11 de octubre de 1962, dia que se celebraba la fiesta de María Santísima, Madre de Dios. El Papa Benedicto le confiaba a  “ella  el Año de la fe….para que  “La Virgen María brille siempre como estrella en el camino de la nueva evangelización. Que ella nos ayude a poner en práctica la exhortación del apóstol Pablo: «La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente… Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él» (Col 3,16-17).”

Pocos meses de iniciado el Año de la Fe hemos sido testigos de algo inesperado: la renuncia del Papa Benedicto XVI que estremeció al mundo.  Y sin embargo, la Providencia, nos ha regalado otro Papa, un Papa argentino que ahora clausurará este Año de la Fe. Que la Virgen Maria lo guarde y lo proteja al Papa Francisco y que este Año de la Fe que fuera convocado por el Papa Benedicto XVI bajo la guía de nuestro nuevo Pastor fortalezca y ayude a toda la Iglesia  a “redescubrir el camino de la fe parailuminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado delencuentro con Cristo”

Estaré de vacaciones pero invito a no dejar de ver la clausura en el sitio mismo del Año de la Fe  con enlace a Radio Televisión Vaticana.     


Pensar a Wojtyla para entender a Jorge Bergoglio


Bajo el título Hay una continuidad creativa entre los tres últimos pontífices,  Aleteia ha publicado una entrevista realizada por Jaime Septién,  Director de El Observador de México, al filósofo mexicano Rodrigo Guerra López


“Mucho se ha especulado en la prensa, sobre todo entre los “vaticanistas” sobre la discontinuidad, incluso la divergencia entre el pensamiento y las posiciones conservadoras o liberales de Juan Pablo II y Francisco.  Por ello, Aleteia ha querido entrevistar al filósofo mexicano Rodrigo Guerra López, uno de los más connotados especialistas en el pensamiento de Karol Wojtyla.

- Recientemente usted ha impartido las “Karol Wojtyla Memorial Lectures” en la Universidad Católica deLublin en la que Juan Pablo II dio clases durante varios decenios ¿cuál es el sentido de estas “conferencias”? ¿Cuál es en el fondo la actualidad de Karol Wojtyla como pensador?

Muy amablemente el padre Alfred Wierzbicki, director del Instituto Juan Pablo II de la Universidad Católica de Lublin,  y uno de los filósofos más importantes de Polonia, me extendió la invitación para ofrecer un conjunto de lecciones sobre el método filosófico de Karol Wojtyla.

Creo que precisamente este tema nos ayuda a valorar la actualidad del pensamiento de Karol Wojtyla-Juan Pablo II. El método que lentamente fue precisando el beato Juan Pablo II a lo largo de los años, y principalmente a través de sus obras filosóficas, es una invitación para hacer uso de la razón en orden a explorar la experiencia hasta su fondo más radical y definitivo. Es ir del fenómeno al fundamento.

De este modo, Wojtyla no crea un sistema acabado de pensamiento sino más bien abre un camino educativo para aprender a pensar, para interrogar la realidad y obtener respuestas fundamentales sobre el hombre y sobre el mundo. Así las cosas, cuando uno se familiariza con el método fenomenológico de Wojtyla uno evita una mera repetición mecánica de ciertas verdades e ingresa a un itinerario sin término de búsqueda apasionada de la verdad.

- Repetir verdades sin comprender de dónde surgen, ¿implica algún peligro al momento de interpretar adecuadamente a Juan Pablo II?

Así es.
Estoy convencido que existe en algunos ambientes una interpretación ideológica de la filosofía de Karol Wojtyla y después del propio magisterio de Juan Pablo II. Es necesario usar siempre la razón para asentir. Aún el acto de fe es un asentimiento racional ante un don que se me ofrece y que me desborda. Cuando el ser humano asiente a una verdad minimizando el uso de su razón, cuando sólo repite de manera formalista, pierde una gran riqueza de contenido y en ocasiones no logra compartirlo a sus semejantes que necesitan comprender las razones que amparan la afirmación de una determinada verdad. Por ejemplo, en el terreno de la moral cristiana esto es fundamental.

- ¿Cuáles son los riesgos que usted ve en esto?

Los riesgos de una asimilación parcial y hasta tendenciosa son visibles en algunas controversias que se están suscitando en varios sectores conservadores que no logran entender las palabras y los gestos del Papa Francisco y los contraponen con sus antecesores inmediatos.
Si bien es cierto que Wojtyla, Ratzinger y Bergoglio son personas diversas, también es cierto que Francisco no presenta en modo alguno una ruptura sino al contrario, una muy creativa continuidad y puesta en práctica de la enseñanza de Wojtyla y del propio Ratzinger.

- ¿Podría dar algunos ejemplos de eso que usted llama “continuidad creativa” entre Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco?
 

Los tres papas son hombres que han amado profundamente el Concilio Vaticano II. Wojtyla escribió un bello libro sobre la importancia de la renovación que el Concilio aporta (La renovación en sus fuentes) y otro sobre la antropología filosófica subyacente principalmente en Gaudium et spes y en Dignitatis humanae. Este último libro es la obra tal vez más importante de Wojtyla como filósofo. Se intitula Persona y acción. Su intuición central consiste en mostrar cómo la acción revela a la persona, cómo la persona se trasciende cuando obedece en conciencia a la verdad y cómo el ser y hacer junto-con-otros colabora a crear una vida más humana y solidaria.

Benedicto XVI y Francisco han asimilado de manera muy existencial justamente este enfoque. En su autobiografía, Ratzinger se reconoce “personalista”, es decir, parte de este amplio movimiento que recupera la trascendencia de la persona en la acción y singularmente en la acción-junto-con-otros. Así mismo, Francisco es un pastor reflexivo que privilegia la comprensión de las personas en relación, de las personas-en-comunidad.

- Desde un ángulo más teológico, ¿se pueden encontrar otros elementos de continuidad?

Me atrevo simplemente a señalar dos: por una parte, la primacía de la gracia y la misericordia de Dios frente a los moralismos neopelagianos contemporáneos.
Los tres papas han sido sumamente agudos al denunciar la reducción del cristianismo a un mero conjunto de “valores”, a un ideal de decencia, a un esfuerzo ascético para lograr coherencia.

Por otra parte, concebir la Iglesia como Pueblo de Dios que camina en la historia, es decir, como experiencia comunional que manifiesta empíricamente el Misterio que la funda, es característico de la eclesiología conciliar y de los tres papas.

- Este último tema también es muy típico de la Iglesia latinoamericana, ¿no le parece?

En efecto, en la Quinta Conferencia General del Consejo del Episcopado Latinoamericano celebrada en Aparecida, se afirma con gran contundencia la necesidad de superar el intimismo y la privatización de la experiencia de la fe, es decir, superar la idea de vivir la fe al margen de una compañía.

En algunos grupos se ha diluido a tal grado la experiencia de comunión, de ser y hacer-junto-con-otros, que se concibe la “communio” como una mera sintonía intelectual o como un mero “sentirse Iglesia” sin necesidad de la pertenencia empírica a la carne concreta de una comunidad concreta.

En todo grupo que pretenda reconocerse como Iglesia debemos reaprender a orar juntos, a acercarnos a los sacramentos juntos, a escuchar la Palabra en comunidad, a discernir los signos de los tiempos en común y así a emprender esfuerzos creativos para la transformación del mundo según Cristo sobre todo respondiendo al dolor de los más pobres y vulnerables.

- ¿Esta es la apuesta y la propuesta de Aparecida: las comunidades de discipulado misionero?

Un parágrafo que de inmediato recuerdo a este respecto es aquel que dice, más o menos así: que la fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión. Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los apóstoles y con el Papa. Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco son exponentes eminentes de esta manera encarnacionista de entender el ser y el hacer de la Iglesia.

- Regresando a Karol Wojtyla: ¿cuál es la herencia intelectual que nos deja? ¿Wojtyla era un conservador y Francisco es un liberal?

Las categorías conservador-liberal, derecha-izquierda, no logran atrapar el perfil de los papas. Recuerdo cuando algunos analistas franceses y norteamericanos, antes de la publicación de Centesimus annus, acusaban a Juan Pablo II de ser “social-demócrata”, de no comprender la democracia liberal y la economía de mercado.

Así mismo, hoy existen personas y grupos que consideran que Bergoglio es un conservador de fondo por su oposición al aborto y a la vida homosexual activa. Finalmente, no ha faltado el antiguo neoliberal devoto de Wojtyla que al leer la encíclica de Benedicto XVI
Caritas in veritate señala con gran prejuicio que este documento es una recaída hacia la izquierda. En mi opinión, la verdadera herencia de Karol Wojtyla-Juan Pablo II trasciende por mucho el rígido esquema de las categorías nacidas en la modernidad ilustrada. Esta herencia es de orden principalmente cristiano y posee importantes proyecciones culturales. Se puede resumir en un concepto elemental: nueva evangelización.

- ¿Cómo resuena hoy, en los ambientes súper tecnificados eso de la nueva evangelización?

No quiero asumir un tono pío, sino más bien señalar que los tres pontífices saben muy bien que el evangelio anuncia la verdad sobre Dios y sobre el hombre revelada en Cristo. El evangelio no es objeto de ninguna reinvención. Lo nuevo de la “nueva evangelización” consiste en introducir una sensibilidad renovada al cambio de época, es decir, a la crisis del paradigma moderno-ilustrado y a las búsquedas (postmodernas) para salir de ella. Usando el lenguaje de Wojtyla: es la “controversia sobre lo humano” que se reformula en formas un tanto inéditas a principios del siglo veintiuno.

- ¿Por eso es tan importante estar atentos a los nuevos lenguajes juveniles?

Y no solamente a ellos.  También a los signos y símbolos de la nueva cultura adveniente, al uso de las nuevas tecnologías de comunicación e interacción social y a los nuevos patrones conductuales e identitarios.
Quien no hace el esfuerzo de entender el cambio de época está condenado a repetir fórmulas del pasado que hoy por hoy resultan poco inteligibles y convocantes existencialmente.
 
- ¿Es necesario volver a leer a Wojtyla de un modo más especulativo para apreciar la continuidad y también la novedad de Benedicto XVI y de Francisco?


Quien considera que la continuidad es repetir estáticamente una fórmula no comprende la dinámica de la fe, que es la dinámica de un Dios encarnado que continúa presente en medio de la historia. La lógica de la Encarnación es la lógica de la nueva evangelización y la que permite una hermenéutica de la continuidad de los concilios y de los pontífices.

- ¿Qué decirle a quien se siente “desconcertado” ante Francisco?

Creo que puede encontrar una pista iluminadora pensando a Wojtyla.
Sí, hay que pensar a Wojtyla para entender a Bergoglio. Y lo mismo digo de Ratzinger. Pero “pensar” significa ir hasta el fondo y no quedarse en las ramas. “Pensar” significa ante todo movilizar la razón a través de un afecto renovado por la verdad y por el bien. “Pensar” en este contexto también significa entender con la razón que un Amor nos sostiene y nos precede al momento de regalarnos un don tan inmerecido como el de la extraordinaria persona del Papa Francisco.

viernes, 15 de noviembre de 2013

“Bernardette no nos engaño” de Vittorio Messori en español

Finalmente tenemos en versión española el libro de este gran escritor y periodista, sobre Bernardette, libro que fue publicado en idioma original italiano ya en el 2012. 

Ayer jueves 14 de noviembre Vittorio Messori,  bienconocido en este blog, presentaba en la Parroquia de Maria Virgen Madre de Madrid,  la versión al español titulada Bernadette no nos engañó. Una investigación histórica sobre la verdad de Lourdes, publicado por LibrosLibres. 

Comenta Juan Luis Vazques en Libertad en Religion  que Messori en su libro dice que «Lourdes no es Blancanieves», que no es una mera devoción piadosa.
-Aun siendo un devoto de Lourdes, mi profesión de historiador me ha llevado a hacer un estudio histórico. He examinado todos los documentos sobre Lourdes, para responder a todas las objeciones que se han hecho a estas apariciones: que si todo lo organizaron los padres, o los curas, que si Bernadette era una niña fantasiosa que quería salir del anonimato y de la pobreza, que si todo fue un engaño del diablo... Mi libro es un estudio histórico que responde a estas objeciones, y he llegado a la conclusión de que Bernadette no nos ha engañado, ni se ha engañado a sí misma. Llego a la conclusión de que Lourdes es verdad.

Mas adelante citando palabras del mismo Messori Vazques revela la relación de Messori con Maria y brevemente cita al Papa Benedicto XVI con quien mantenía una fluida relación.

A la pregunta de ¿Quién es María para usted? Messori responde: 
-Tengo la relación que tiene cualquier católico, la de un hijo con su Madre, una Madre a quien acogerme, sobre todo en momentos de necesidad. Yo soy amigo de Benedicto XVI, quien, cuando era cardenal, me confesó que, para él, la devoción mariana había sido progresiva a lo largo de su vida, pues de joven dudaba si se estaba exagerando con esta devoción. Con los años, ha ido descubriendo la importancia de la Madre de Jesús, y que Ella es una garantía de la verdad de su Hijo. Me explicaba que los cuatro dogmas sobre María, en realidad, son dogmas sobre Jesús. Este ir poco a poco ha sido también mi camino, ¡y ya llevo escritos cuatro libros sobre María! Ratzinger me ha enseñado que, tal como sea tu fe en María, así de sólida y segura será tu fe en Cristo. María no es un accesorio; la presencia de María es esencial para creer en Cristo.



Recordamos las profundas palabras de aquella emotiva visita del Beato Juan Pablo II (la última)  a Lourdes. 
ya “enfermo entre los enfermos”  afirmaba: “ Al aparecerse a Bernardita en la gruta de Massabielle, la Virgen María entabló un diálogo entre el cielo y la tierra, que se ha prolongado a lo largo del tiempo y que dura aún. María pidió a la joven que se viniera aquí en procesión, como para significar que este diálogo no podía limitarse a las palabras, sino que debía traducirse en un caminar con ella en la peregrinación de la fe, la esperanza y el amor.”


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Juan Pablo II y Nuestra Señora de la Corona


Dentro del marco de sus peregrinaciones espirituales durante el año mariano 1987/1988 esta vez el Papa Juan Pablo II no solo se dirigía espiritualmente sino que,  como parte de sus visitas apostólicas por Italia,  visitaba y presidia la ceremonia de beatificación de Beatificación de José Nascimbeni y Juan Calabria en el Estadio Bentegodi (17 de abril de 1988) en la diócesis de Verona.

Había llegado el día anterior y mantenido varios encuentros. El domingo después de la ceremonia de beatificación en el Ángelus resaltaba la devoción de los lugareños a la Virgen Maria.
“La diócesis de Verona tiene una profunda devoción a la Virgen Santa. De ello dan testimonio los numerosos santuarios esparcidos por todas partes: Desde la llanura hasta las colinas, desde los valles hasta la montaña. Hoy tendré la alegría de ir a ese lugar singular de devoción mariana, situado como un nido en las rocas, que es el santuario de la Virgen de la Corona. Ayer pude venerar en la catedral la dulce imagen de la Virgen del Pueblo, tan querida por todos vosotros, como manifiesta de modo elocuente su mismo título. Y ¿cómo no recordar, entre otras, a la Virgen del "Frassino", la Virgen de la Salud. Santa María de la Escalera, Santa María de la Paz, el templo votivo de la Virgen del Carmen de San Felice del Bénago, la Parroquia de Colognola, la Virgen del Camino

En el Santuario de la Virgen de la Corona el Papa Juan Pablo II se encontró con seminaristas y novicios de la comunidad religiosa.


El Santuario (Basílica) de la Virgen de la Corona se encuentra en un lugar paradisíaco incrustado en la  montaña, a tan solo 15 kms del Lago di Garda.  Documentos medievales hablan que alrededor del año mil en el área del Baldo vivìan algunos eremitas relacionados con la Abadia de San Zeno en Verona, y que alrededor de 1200 existía allí un monasterio y una capilla dedicada a S. Maria de Montebaldo, a los cuales se accedía a través de un estrecho y peligroso sendero entre las rocas.  Se dice que el Santuario precisamente dicho  data de 1522, año en que la escultura que allí se venera hubiese llegado allí milagrosamente desde la isla de Rodi, invadida por la armada musulmana de Solimano II. Otra versión cuenta que escondida en el Santuario actual se encontró una pintura de una Virgen con el niño del siglo XIV, que sería la primera imagen venerada en la Iglesia originaria llamada Santa Maria de Montebaldo, que después de ser administrada por diferentes grupos finalmente se decidió venerarla como Virgen de la Corona. La estatua tiene 70 cms de alto x 56 de ancho y 25 de profundidad y es de piedra local pintada.  Apoyada en un pedestal lleva un escrito “Hoc Opus Fecit fieri Lodovicus D Castrobarco D 1432”, tradicionalmente considerado como prueba que la estatua se hizo construir y donar a la Corona en 1432, por Lodovico Castelbarco, procedente de una noble familia de Rovereto.

El Santuario fue transformado y refaccionado varias veces,  facilitado también su acceso, construyéndose una nueva iglesia sobre la preexistente. En 1625 comenzó la construcción y los trabajos se prolongaron durante algunos decenios terminándose en 1685.   A finales del siglo XIX la iglesia fue ampliada y dotada de una nueva fachada en estilo gótico. Concluidos los trabajos fue inaugurada solemnemente el 17 se septiembre de 1899 y coronada la estatua de la Virgen.   Pero tampoco esta construcción duraría mucho tiempo pues no parecía segura,  por lo cual en 1974 se decidió reconstruir el Santuario. Los trabajos llevaron tres años y el 4 de junio de 1978 el Obispo Giuseppe Carraro procedió a la consagración del nuevo Santuario. En 1982 se le atribuyo al Santuario el titulo de Basílica menor.

martes, 12 de noviembre de 2013

“Dialogando con Juan Pablo II” de Stanislaw Grygiel


Stanislaw Grygiel, discípulo y amigo de Karol Wojtyla/Juan Pablo II nos sorprende nuevamente con escritos adicionales que nos invitan a profundizar en la vida y conocimiento de Juan Pablo II. Me encantó escucharlo a Grygiel en Roma durante la presentación del libro Bellezza e espiritualita dell amore coniugale en el 2009, hablar de la Cracovia de su juventud,  de los grupos de jóvenes, de Srodowisko y sus santos maestros Jan Pietraszko y Karol Wojtyla y de tantos otros santos laicos desconocidos,  confirmando humilde y sencillamente que para ser santo no es necesario realizar grandes obras sino muchos pequeños intentos diarios con ese claro objetivo: ser santos.   

Según comenta en la introducción de este nuevo libro el autor:  “El presente volumen no pretende ser más que una larga conversación con el beato Juan Pablo II.  Ya fuese por senderos de montaña o caminando por el bosque interrumpíamos las conversaciones con una oración en silencio. Esto transfiguraba nuestro pensamiento iniciado por el intercambio de palabras por un atento escuchar de la Palabra que anuncia el cumplimiento de la esperanza que un día no solo alcancemos la Patria que es Dios, sino que también nuestra patria recupere su libertad y soberanía.”

Y en el prefacio Carl A. Anderson nos dice. “En estas lecciones, Stanislaw Grygiel nos ofrece el fruto no solo de una vida de estudio del pensamiento de Karol Wojtyla/Juan Pablo II, sino de una vida de experiencia plasmada por él en diversos modos. Grygiel nos revela una visión insuperable de la vida, de la filosofía, de la teología y de la espiritualidad de una de las grandes personalidades de la historia y de uno de sus grandes santos. Este libro seguramente se convertirá en una lectura esencial para quien busca profundizar  y entrar más plenamente en conversación sobre y con Juan Pablo II, o comprender de que manera Karol Wojtyla había hecho de su vida una obra de arte que ha maravillado al mundo.”

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El libro puede adquirirse directamente en la Librería Leoniana Lateranense (e-mail: leonianalateranense@gmail.com; www.medialibro.com) o en el sitio de Edizioni Cantagalli

lunes, 11 de noviembre de 2013

El Papa Francisco, San Mateo y los lemas de las próximas JMJ


El Papa Francisco estableció los temas para las próximas tres ediciones de la Jornada Mundial de la Juventud (dos diocesanas en Roma y la tercera mundial en Cracovia 2016).   Para ello escogió tres de las Bienaventuranzas (Mt, 5,3-12), una selección con profundo sentido de un Papa que el mundo aún sigue descubriendo,  un Papa jesuita "atipico" que ha elegido el nombre de Francisco uniendo los votos de su orden religiosade pobreza, castidad y obediencia y el deseo de imitar el estilo de vida de Jesúspobre y humilde  al carisma del “poverello” San Francisco.


La primera de las JMJ la XXIX a celebrarse el Domingo de Ramos 13 de abril del próximo año 2014 tendrá como lema:  “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,3) Según la explicación de la Bienaventuranza que nos ofrece Eleuterio Gómez,  este lema se identifica plenamente con el sentir del jesuita Jorge Mario Bergoglio,  hoy Papa Francisco.

Para la JMJ 2015 que será la XXX Jornada Mundial de la Juventud (también diocesana en Roma) el Papa ha elegido otra de las Bienaventuranzas: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8).  Limpios de corazón como los niños. Somos testigo casi a diario de la ternura del Papa Francisco para con los niños. «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.  Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.  El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.» (Mateo 18,3) 

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,7). La elección de esta Bienaventuranza no es casual, ni mucho menos. La JMJ 2016 tendrá lugar en la capital de la Misericordia:  Cracovia. Desde allí el Beato Juan Pablo II,  con ocasión de la Consagración del Santuario de la Misericordia Divina en Cracovia el 17 deagosto de 2002 hacia un llamado especial para:  “consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina” y lo hacìa con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo…. ¡Sed testigos de la misericordia!”  Expresiones proféticas si las relacionamos con una Jornada Mundial de la Juventud y todo el sentido que estas Jornadas conllevan recordando además que el Papa Francisco tomo posesión de su cátedra como Obispo de Roma (San Juan de Letrán – la catedral de los Papas) nada menos que el Domingo de la Divina Misericordia. 

Por otra parte ya nos es conocida la inspiración que el Papa Francisco encuentra en el evangelista San Mateo. Además de haber seleccionado las Bienaventuranzas como lemas para las próximas JMJ, lo atestiguan varios hechos:

“En la fiesta de San Mateo de 1953, el joven Jorge Mario Bergoglio experimentó –a la edad de 17 años- en un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida” (Vaticano)   

Uno de sus obras de arte favoritas, según lo expresara el mismo en su entrevista con el jesuita Antonio Spadaro se relaciona con San Mateo  “cuando venía a Roma vivía siempre en Vía della Scrofa. Desde allí me acercaba con frecuencia a visitar la iglesia de San Luis de los Franceses y a contemplar el cuadro de la vocación de san Mateo de Caravaggio»…..«Ese dedo de Jesús, apuntando así… a Mateo. Así estoy yo. Así me siento. Como Mateo». A Spadaro también le confiaba que  “el pasaje de Bach que me gusta mucho es el Erbarme Dich, el llanto de Pedro de la Pasión según San Mateo. Sublime.”

Su lema episcopal,  que mantuvo al ser elegido Papa, “procede de las Homilías de San Beda el Venerable, sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribe: «Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme)».” 


De alguna manera también dejó muy en claro su cercanía con San Mateo al hablarles a los jóvenes argentinos con ocasión desu encuentro durante la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro:  “Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer, Padre? Mira, lee las bienaventuranzas que te van a venir bien. Y si querés saber qué cosa práctica tenés que hacer, lee Mateo 25, que es el protocolo con el cual nos van a juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: Las bienaventuranzas y Mateo 25. No necesitan leer otra cosa.”

sábado, 9 de noviembre de 2013

Karol Wojtyla/Juan Pablo II y el amor a su patria Polonia


Entrevista al padre Aldino Cazzago, director de la Revista Internacionbal de Teologia y Cultura “Communio” por Michelange Nasca (traducido de Vatican Insider)



En su último libro, “Juan Pablo II. «Ama a los demás pueblos como al tuyo», publicado por Jaca Book, el director de la Revista “Communio” desarrolla y profundiza en la personalísima e intensa unión de Karol Wojtyla con su patria, Polonia. Nos encontramos con él para hacerle algunas preguntas:.

Generalmente tratándose de un papa se acostumbra resaltar los principales temas de su magisterio y de su apostolado. Usted, en cambio, hablando de Juan Pablo II, ha escogido el tema de la nación y de la patria.
Mas allá de los grandes temas de la enseñanza y del magisterio, desarrollados durante el periodo de su largo pontificado, de  hecho Juan Pablo II nos ha dejado en herencia también una historia de la extraordinaria relación con su tierra de origen. Como ha dicho el historiador Andrea Riccardi, Juan Pablo II es el primer papa de los 900 que no se “desnacionalizó”. En general cuando los obispos se convierten en papas – precisamente por las características de su ministerio, específicamente católico – dejan un poco de lado su relación con la tierra de origen;  Karol Wojtyla, en cambio nunca ocultó – sino que además se  mostraba orgulloso de su relación con las raíces polacas, y en diversas circunstancias siempre ha hecho saber y dejado en claro la gran riqueza que él había podido traer de la cultura cristiana de su tierra, de su patria.

Cuáles son los textos donde la relación de Juan Pablo II con la tierra polaca sobresale mas? 
Juan Pablo II comenzó a reflexionar sobre el tema de la patria y de la nación ya como obispo, para explicar/se, ante todo a sí mismo, que es la patria y que es la nación. 
Karol Wojtyla – creo que es importante resaltarlo – ha desarrollado sus argumentos por medio de la poesía. Entre sus obras literarias tenemos tres largas y bellísimas poesías que demuestran la particular unión del Arzobispo de Cracovia con la historia y la cultura polacas. Una de ellas es la poesía titulada “Vigilia pascual 1966”. En Polonia se festejaban los 1000 años del cristianismo, y Wojtyla – casi como a través de una lupa -  reflexionaba sobre estos mil años de fe, a la luz del misterio pascual. Algunos años más tarde, en 1974 escribía una segunda larga poesía titulada “Pensando mi patria”, una verdadera joya de meditación sobre el tema de la patria: en aquellos esplendidos versos escribía “Cuando yo pienso, cuando digo  «patria» me estoy expresando a mí mismo, y me enraizo y el corazón me dice que ella es la frontera oculta que va de mi hacia los otros hombres para abrazarlos a todos en un pasado más antiguo que cada uno de nosotros.”
Para Wojtyla la patria no es una torre de marfil, un recinto cercado por alambre detrás del cual esconderse, sino que directamente es una frontera oculta que va de mi hacia los otros, una ventana que se abre a un encuentro con quienes están mas allá de sí mismos. Finalmente me gusta recordar la tercer poesía, escrita en 1978, a pocos meses de  su elección al pontificado al santo patrono de la ciudad de Cracovia, San Estanislao muerto en 1079 por orden del Rey Boleslao, el Atrevido.  Leída ya concluido su pontificado podemos decir, que sin saberlo, en esta poesía, Juan Pablo II – reflexionando sobre San Estanislao – implícitamente dice algo de sí mismo. “La Iglesia – escribía – se ha abrazado con mi tierra para que todo lo que está atado en ella, esté también atado en los cielos. Hubo un hombre (Estanislao) en quien mi tierra se dio cuenta de que está también atado en los cielos.  Hubo un hombre así, hubo otros hombres…y siempre los habrá…Por ellos mi tierra se ve en el sacramento de una nueva existencia”. Cuando escribía estas palabras Karol Wojtyla, probablemente, habrá pensado que su misión en aquel contexto histórico – ideológicamente difícil para la nación entera, herida por la cultura marxista que tenía como objetivo terminar de “desconectar” la tierra del cielo – era en cambio recordarse a si mismo, a la Iglesia y a la nación que la historia polaca no podía ser pensada y reeescrita sin el aporte del cristianismo.  

Para Juan Pablo II, el término patria es solo un valor afectivo?

 La respuesta a esta pregunta la encontramos en el discurso que Juan Pablo II tuvo durante su primer viaje a Polonia, en junio de 1979. Apenas aterrizado en Varsovia, se dirigió a las autoridades civiles en estos términos: “La palabra "patria" tiene para nosotros un significado tal, conceptual y a la vez afectivo, que otras naciones de Europa y del mundo no parecen conocer, especialmente las que no han experimentado —como nuestra nación— daños históricos, injusticias y amenazas.”  En 1920 cuando nació Karol Wojtyla,  Polonia – durante casi 120 años dividida entre Austria, Prusia y Rusia – hacia dos años que había recuperado su independencia. No obstante esta división política, no se había perdido entre los polacos el sentimiento de pertenencia a la nación. Todo esto había ocurrido sobretodo – como explicaría el Papa en reiteradas oportunidades en sus varios viajes a su patria – porque el pueblo polaco había encontrado en la cultura un factor significativo de cohesión y de identidad.  

viernes, 8 de noviembre de 2013

La Conferencia Episcopal argentina preocupada por el crecimiento del narcotráfico en la Argentina



En el marco de la106ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina la CEA acaba de presentar el documento El drama de la droga y el narcotráfico.    La situación es tremendamente preocupante y “está dejando un tendal de heridos que reclaman de parte de todos compromiso y cercanía. Jesús nos pide que nos inclinemos ante quien sufre y que tratemos con ternura sus heridas” dicen los obispos y a su vez  reclaman una atención urgente por parte de las autoridades.

Esta declaración de los obispos argentinos fue presentada en conferencia de prensa en la localidad de Pilar, provincia de Buenos Aires. La presentación estuvo a cargo del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y arzobispo de Santa Fe monseñor José María Arancedo y del presidente de la Comisión de Pastoral Social y obispo de Gualeguaychú monseñor Jorge Eduardo Lozano.

“Este tema compete a todas las regiones pastorales del país – expresó Monseñor Arancedo antes de iniciar la lectura del texto. “Lo conversamos todos los obispos [a esta Asamblea asistieron 100 obispos de un total de 130, aproximadamente] con mucha preocupación. Por eso pensamos que es importante asumirlo y presentarlo en tono de reflexión y expresarlo a través de una declaración”. “Lo vamos a leer con monseñor Lozano, presidente de la Pastoral Social y que trabaja de modo particular el tema de adicciones, droga, narcotráfico con diversas comisiones de la Conferencia Episcopal”, resaltó Arancedo.

El texto (que se puede leer completo en el sitio dela Conferencia Episcopal) concluye con un párrafo titulado: “Que no nos roben la esperanza”. Allí leemos:

Es perverso vivir del sufrimiento y de la destrucción del prójimo. Por eso anhelamos una justicia más eficiente que erradique sin demoras la impunidad. Al mismo tiempo no dejamos de pedir la conversión de los traficantes.
 A cada uno de los que han caído en la droga, le decimos con el Papa Francisco: “Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres. Tú eres el protagonista de la subida, esta es la condición indispensable. Encontrarás la mano tendida de quien te quiere ayudar, pero nadie puede subir por ti”.
No dejemos que nos roben la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños. Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución moral que sostenga una vida más digna.
Que el Señor nos ilumine y la Virgen de Luján nos ayude a cuidar el presente y el futuro de la Nación.”


Noviembre 2013


martes, 5 de noviembre de 2013

“He vivido con un santo” de Stanislaw Dziwisz y Gianfranco Svidercoschi


Ayer, 4 de noviembre, festividad del santo patrono del Beato Juan Pablo, san Carlos Borromeo, fue presentado en el salón Juan Pablo II, contiguo a la Iglesia de San Estanislao, iglesia nacional polaca de Roma, el libro “He vivido con un santo” (en versión italiana, publicada por Rizzoli que estará disponible a partir de mañana en las librerías). Presentes se encontraban el cardenal Camillo Ruini, el profesor Andrea Riccardi, Mons. Paolo Ptasznik y el periodista y escritor Gian Franco Svidercoschi.

“He vivido con un santo” es una obra del cardenal Stanislaw Dziwisz, Arzobispo de Cracovia, escrito en forma de conversacòn con el periodista Gianfranco Svidercoschi. A ocho años de la muerte de Juan Pablo II su secretario recuerda momentos de la vida del hombre a cuyo lado ha estado durante casi 40 años y que será canonizado el proximo 27 de abril. 
DeboraDonnini de Radio Vaticana ha preparado el siguiente texto/entrevista a tres personalidades cercanas al cardenal Dziwisz y al Papa Juan Pablo II: el Rector de la Iglesia San Estanislao Paolo Ptasznik, el cardenal Camillo Ruini que tanto apreciaba al Papa Juan Pablo II y el escritor y periodista Gian Franco Svidercoschi, ya familiar de este blog.  

Texto de Radio Vaticana/Debora Donnini:  (en mi traducciòn al español)

“La profunda unión con el Señor, la pasión por el Evangelio y por el hombre, el repudio por las ideologías, el entusiasmo misionero.... son algunas de las características de la vida de Karol Wojtyla tratadas en el libro “He vivido con un santo” en el cual se entretejen recuerdos de momentos “`históricos” de Karol Wojtyla como Arzobispo de Cracovia y sobretodo como Papa con aquellos de su profundo amor a Cristo, de atención a la persona, de oración. En el centro mismo está la Misa. Se sobreentendía – recuerda el purpurado en el libro – que no solamente era el momento central de su vida cotidiana....sino una necesidad mas profunda de su alma”.

Lo confirma también Mons. Paolo Ptasznik, durante años colaborador de Juan Pablo II y responsable de la sección polaca de la Secretaria de Estado:
 
La oración era la base de todas sus actividades. El vivía su fe no como una confesión de verdad, sino como una relación concreta con Jesucristo  Por eso, buscaba estarle cerca y escuchar al Señor en todo momento y mediante este encuentro encontrar las soluciones a los problemas y las iniciativas que debía emprender en la Iglesia. Ante todo para el la Santa Misa era un momento especial. Podíamos vivenciarlo tanto en su capilla como durante los viajes y las celebraciones públicas.

Uno de los mas estrechos colaboradores de Juan Pablo II fue el cardenal Camillo Ruini, cardenal vicario entre 1991 y 2008. En su discurso recordaba como Juan Pablo II veía a la Iglesia como “casa y escuela de comunión”,  cuya gran tarea fuese la evangelización. “El cardenal Dziwisz, que ha vivido en primera persona las relaciones entre la Curia y el Papa Wojtyla, observa que – dice el cardenal Ruini – después de las dificultades iniciales en aceptar al “papa polaco”, estas relaciones fueron buenas.   No se  había llegado, sin embargo, aun a la madurez apropiada para una reforma general de la Curia romana y la Curia misma no estaba preparada para ser reconducida “a su función efectiva de servicio al Papa y a los obispos” y convertirse en “un autentico instrumento de comunión entre la Santa Sede y las Iglesias locales”. Al cardenal Runi, le hemos preguntado que fue lo que más le impresionó del libro:

Ruini: Me ha impresionado el análisis exhaustivo que nos ofrece el cardenal Stanislaw Dziwisz. Se nota claramente que en estos ocho años, a partir de la muerte de Juan Pablo II, él ha continuado, si bien de otra manera,  viviendo con Karol. Y asi ha podido interiorizarse aun más  profundamente en la herencia que Juan Pablo II nos ha dejado, una herencia que se expresa ante todo en el gran proyecto de Iglesia que Juan Pablo II inició,que ha puesto en camino y que debe continuar.

Donnini: El cardenal Dziwisz recuerda lo que dice entonces el cardenal Ratzinger en la homilía con ocasión de los funerales de Juan Pablo II: Juan Pablo II ha abierto a Cristo a la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos.... esto usted lo ve como un verdadero testimonio?

Ruini: Si lo he notado especialmente con referencia a Italia, pero no solamente aquí  De cualquier manera Juan Pablo II fue un Papa que le ha dado a la Iglesia un protagonismo que antes nunca había tenido.

Donnini: A Gianfranco Svidercoschi le preguntamos cual es la novedad, el sentido de este libro-entrevista con el cardenal Dziwisz:

Svidercoschi: El sentido del libro esta sobretodo en el hecho que Don Estanislao quiere ofrecer un testimonio de la santidad de Juan Pablo II, una santidad que llego a ser heroica en ciertos periodos – como fue el periodo del casi martirio al momento del atentado – o una santidad que Don Estanislao define como dimensión mística, como por ejemplo hacia el final, en el periodo  del sufrimiento.....  Pero lo que mas me ha impresionado ha sido como comenta la santidad ordinaria, normal, que es para todos.  No hay pues ninguna diferencia entre el hombre de Dios, el hombre de oración y después el Papa de los grandes gestos públicos, el Papa que se encontraba con los grandes de la tierra. El por otra parte cuando hablaba con los jóvenes los exhortaba a ir contracorriente y ser santos. Nosotros pensamos que la santidad esta reservada solamente a los místicos o a los grandes mártires, pero es algo que debemos hacer todos los días. Y el ha abierto por cierto las puertas a los laicos.  Ademas, ha creado también las bases para una espiritualidad propia de los laicos.

Donnini: En base a lo que le ha comentado el cardenal Dziwisz, que fue lo que más le ha impresionado en cuanto al acento que Juan Pablo II ponía sobre la importancia de la evangelización, de la misión de la Iglesia?

Svidercoschi:  El espacio que el le ha dado a esta Iglesia abierta a los laicos, tal como ya lo había hecho en Cracovia, y a los nuevos protagonistas de la Iglesia, porque la Iglesia ahora esta cambiando de piel precisamente gracias a estos nuevos protagonistas, a quienes Juan Pablo II le ha dado espacio: a los jóvenes  con la creación de la Jornada Mundial de la Juventud, los nuevos movimientos, que el defendió de alguna manera ya sea de los peligros propios del sectarismo interno sea de ciertas hostilidades,  en cuanto a la mujer sobre todo. El nos ha dado una definición del  genio femenino  que era mil veces superior a todo lo que estaba haciendo el nuevo feminismo. Y después la defensa de la mujer, del matrimonio, de la vida.... Yo creo que esto, sobretodo, fue lo que hablaba más de Wojtyla, trasladar este acento de  una Iglesia muy institucional hacia  una Iglesia mas de comunión, mas de familia y mas abierta a los laicos

sábado, 2 de noviembre de 2013

67 aniversario de la “Primera Misa” del novel sacerdote Karol Wojtyla


Con ocasión del 67 aniversario de la Primera Misa - fueron tres  misas privadas tal como comenta su antiguo párroco en Wadowice Kazimierz Figlewicz, y en estas misas su manuductor (del latin manus y ductor líder)  celebradas en memoria de sus fallecidos padres y hermano, en un lugar inusual:  en la cripta de San Leonardo en la catedral de Wawel, recuerdo la última carta del Beato Juan Pablo II a los sacerdotes, escrita el 13 de marzo de 2005 en el año de la Eucaristía, desde el Policlínico Gemelli. “Enfermo entre los enfermos” quería reflexionar con los sacerdotes sobre algunos aspectos de” nuestra espiritualidad sacerdotal”  y lo hacia en varios apartados:

 Una existencia profundamente «agradecida»
Una existencia «entregada»
Una existencia «salvada» para salvar
Una existencia que «recuerda»

Una existencia «consagrada» Bajo este título resaltaba la prodigiosa unicidad de la Eucaristía.
“ «Mysterium fidei!». Con esta exclamación el sacerdote manifiesta, después de la consagración del pan y el vino, el estupor siempre nuevo por el prodigio extraordinario que ha tenido lugar entre sus manos. Un prodigio que sólo los ojos de la fe pueden percibir. Los elementos naturales no pierden sus características externas, ya que las especies siguen siendo las del pan y del vino; pero su sustancia, por el poder de la palabra de Cristo y la acción del Espíritu Santo, se convierte en la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo. Por eso, sobre el altar está presente «verdadera, real, sustancialmente» Cristo muerto y resucitado en toda su humanidad y divinidad. Así pues, es una realidad eminentemente sagrada. Por este motivo la Iglesia trata este Misterio con suma reverencia, y vigila atentamente para que se observen las normas litúrgicas, establecidas para tutelar la santidad de un Sacramento tan grande.
Nosotros, sacerdotes, somos los celebrantes, pero también los custodios de este sacrosanto Misterio. De nuestra relación con la Eucaristía se desprende también, en su sentido más exigente, la condición « sagrada » de nuestra vida. Una condición que se ha de reflejar en todo nuestro modo de ser, pero ante todo en el modo mismo de celebrar. ¡Acudamos para ello a la escuela de los Santos! El Año de la Eucaristía nos invita a fijarnos en los Santos que con mayor vigor han manifestado la devoción a la Eucaristía (cf. Mane nobiscum Domine, 31). En esto, muchos sacerdotes beatificados y canonizados han dado un testimonio ejemplar, suscitando fervor en los fieles que participaban en sus Misas. Muchos se han distinguido por la prolongada adoración eucarística. Estar ante Jesús Eucaristía, aprovechar, en cierto sentido, nuestras «soledades» para llenarlas de esta Presencia, significa dar a nuestra consagración todo el calor de la intimidad con Cristo, el cual llena de gozo y sentido nuestra vida.”

Seguían a continuación :
Una existencia orientada a Cristo

Una existencia «eucarística» aprendida de María.

viernes, 1 de noviembre de 2013

El sacerdote : dispensador y testigo


En conmemoración de la ordenación sacerdotal de Karol Wojtyla, el lro de noviembre de 1946, he seleccionado un apartado de su primer carta a los sacerdotes, titulado Dispensador y testigo:

“La vida sacerdotal está construida sobre la base del sacramento del Orden, que imprime en nuestra alma el signo de un carácter indeleble. Este signo, marcado en lo más profundo de nuestro ser humano, tiene su dinámica “personal”. La personalidad sacerdotal debe ser para los demás un claro y límpido signo a la vez que una indicación. Es ésta la primera condición de nuestro servicio pastoral. Los hombres, de entre los cuales hemos sido elegidos y para los cuales somos constituidos (25), quieren sobre todo ver en nosotros tal signo e indicación, y tienen derecho a ello. Podrá parecernos tal vez que no lo quieran, o que deseen que seamos en todo “como ellos”; a veces parece incluso que nos lo exigen. Es aquí necesario poseer un profundo sentido de fe y el don del discernimiento. De hecho, es muy fácil dejarse guiar por las apariencias y ser víctima de una ilusión en lo fundamental. Los que piden la laicizacion de la vida sacerdotal y aplauden sus diversas manifestaciones, nos abandonarán sin duda cuando sucumbamos a la tentación. Entonces dejaremos de ser necesarios y populares. Nuestra época está caracterizada por varias formas de “manipulación” del hombre, pero no podemos ceder a ninguna de ellas (26) . En definitiva, resultará siempre necesario a los hombres únicamente el sacerdote que es consciente del sentido pleno de su sacerdocio: el sacerdote que cree profundamente, que manifiesta con valentía su fe, que reza con fervor, que enseña con íntima convicción, que sirve, que pone en práctica en su vida el programa de las Bienaventuranzas, que sabe amar desinteresadamente, que está cerca de todos y especialmente de los más necesitados.

Nuestra actividad pastoral exige que estemos cerca de los hombres y de sus problemas, tanto personales y familiares como sociales, pero exige también que estemos cerca de estos problemas “como sacerdotes”. Sólo entonces, en el ámbito de todos esos problemas, somos nosotros mismos. Si, por lo tanto, servimos verdaderamente a estos problemas humanos, a veces muy difíciles, entonces conservamos nuestra identidad y somos de veras fieles a nuestra vocación. Debemos buscar con gran perspicacia, junto con todos los hombres, la verdad y la justicia, cuya dimensión verdadera y definitiva sólo la podemos encontrar en el Evangelio, más aun, en Cristo mismo. Nuestra tarea es la de servir a la verdad y a la justicia en las dimensiones de la “temporalidad” humana, pero siempre dentro de una perspectiva que sea la de la salvación eterna. Esta tiene en cuenta las conquistas temporales del espíritu humano en el ámbito del conocimiento y de la moral, como ha recordado admirablemente el Concilio Vaticano II(27), pero no se identifica con ellas y, en realidad las supera: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente de hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman (28)” . Los hombres, nuestros hermanos en la fe y también los no creyentes, esperan de nosotros que seamos capaces de señalarles esta perspectiva, que seamos testimonios auténticos de ella, que seamos dispensadores de la gracia que seamos servidores de la Palabra de Dios. Esperan que seamos hombres de oración.

Entre nosotros están también los que han unido su vocación sacerdotal con una intensa vida de oración y de penitencia, en la forma estrictamente contemplativa de las respectivas Ordenes religiosas. Recuerden ellos que su ministerio sacerdotal, aun bajo esta forma, está “ordenado” ‑de manera particular ‑ a la gran solicitud del Buen Pastor, que es la solicitud por la salvación de todo hombre. Todos debemos recordar esto: que a ninguno de nosotros es lícito merecer el nombre de