Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 28 de febrero de 2020

La Cuaresma y el buen Samaritano




El Evangelio nos da la ley de la caridad, muy bien definida por las palabras y ejemplos constantes de Cristo, el buen Samaritano. Él nos pide que amemos a Dios y a todos nuestros hermanos, sobre todo los más necesitados. La caridad, en verdad, nos purifica de nuestro egoísmo; derriba las murallas de nuestro aislamiento; abre los ojos y hace descubrir al prójimo que está a nuestro lado, al que está lejos y a toda la humanidad. La caridad es exigente pero confortadora, porque es el cumplimento de nuestra vocación cristiana fundamental y nos hace participar en el Amor del Señor.

Nuestra época, como todas, es la de la caridad. Ciertamente, las ocasiones para vivir esta caridad no faltan. Cada día, los medios de comunicación social embargan nuestros ojos y nuestro corazón, haciéndonos comprender las llamadas angustiosas y urgentes de millones de hermanos nuestros menos afortunados, perjudicados por algún desastre, natural o de origen humano; son hermanos que están hambrientos, heridos en su cuerpo o en su espíritu, enfermos, desposeídos, refugiados, marginados, desprovistos de toda ayuda; ellos levantan los brazos hacia nosotros, cristianos, que queremos vivir el Evangelio y el grande y único mandamiento del Amor.

Informados lo estamos. Pero, ¿nos sentimos implicados? ¿Cómo podemos, desde nuestro periódico o nuestra pantalla de televisión, ser espectadores fríos y tranquilos, hacer juicios de valor sobre los acontecimientos, sin ni siquiera salir de nuestro bienestar? ¿Podemos rechazar el ser importunados, preocupados, molestados, atropellados por esos millones de seres humanos que son también hermanos y hermanas nuestros, criaturas de Dios como nosotros y llamados a la vida eterna? ¿Cómo se puede permanecer impasible ante esos niños de mirada desesperada y de cuerpo esquelético? ¿Puede nuestra conciencia de cristianos permanecer indiferente ante ese mundo de sufrimiento? ¿Tiene algo que decirnos todavía la parábola del buen Samaritano?

miércoles, 12 de febrero de 2020

Veritatis Splendor – El esplendor de la Verdad


Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 3 29)


La encíclica Veritatis Splendor fue dada a conocer por el Santo Padre Juan Pablo II el 6 de agosto –fiesta de la transfiguración del Señor- del año 1993.
Dirigida eminentemente a los Obispos de la Iglesia contiene valiosa información para todo su pueblo, a todos aquellos que nos preguntamos (o debiéramos preguntarnos) “¿Qué debo hacer? Como puedo discernir el bien del mal?” “La respuesta – dice Juan Pablo II en la encíclica- es posible sólo gracias al esplendor de la verdad que brilla en lo más íntimo del espíritu humano, como dice el salmista: “Muchos dicen: ¿Quien nos hará ver la dicha?” “Alza sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor!” (Sal, 4,7) La luz del rostro de Dios resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo, “imagen de Dios invisible” (Col I, 15), “resplandor de su gloria” (Heb I, 3) “lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,14) :
Él es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6)…..Jesucristo, “luz de los pueblos”, ilumina el rostro de su Iglesia, la cual es enviada por Él para anunciar el Evangelio a toda criatura (cf Mc 16,15)”

En el Congreso Internacional sobre la Enciclica Veritatis Splendor, en noviembre 2005, organizado por la Cátedra Juan Pablo II de la UCA  y texto publicado por la Pontificia Universidad Católica Argentina Cátedra Juan Pablo II, con el titulo LA VERDAD LOS HARA LIBRES ,  en noviembre 2005)
explicó el cardenal Javier Lozano Barragán
que la Encíclica se compone de tres partes (que son los tres capítulos)
- en la primera CAPITULO I - "MAESTRO, ¿QUÉ HE DE HACER DE BUENO .....?" (Mt 19,16) “se asienta la base plena de la moralidad";
- en la segunda CAPITULO II - "NO OS CONFORMEIS A LA MENTALIDAD DE ESTE MUNDO" (Rom 12,2) “se tratan problemas fundamentales acerca de la libertad, la ley, la verdad, la conciencia, la opción fundamental y el acto moral”
- en la tercera CAPITULO III - "PARA NO DESVIRTUAR LA CRUZ DE CRISTO" (1 Cor 1,17) “ sus consecuencias para la vida de la Iglesia y del mundo, el martirio, la universalidad de la norma, la vida social y política, la gracia, la nueva Evangelización y el servicio de los teólogos y los pastores”
A su vez - exponía el cardenal Lozano Barragán - La encíclica tiene cinco líneas maestras: l. el criterio ético no puede ser ni el consecuencialismo ni el proporcionalismo moral; 2. “Ens, Verum et Bonum conventuntur” por lo tanto el Bien es objetivo; 3. las reglas éticas no son meras prohibiciones, sino caminos hacia el ens (ente); 4. la bondad o maldad de una acción no depende del consenso; 5. el fundamento de la acción ética es el valor-dignidad de la persona” y agrega que “en la encíclica se abunda en el concepto de la ley natural, que significa que el seguimiento de Cristo se hace desde la intimidad de la conciencia de cada uno; la conciencia es iluminada por la Sabiduría divina, esta iluminación es la ley natural. Esta iluminación desemboca en último término en el seguimiento de Cristo”
La Encíclica Veritatis Splendor es un valioso documento en defensa de la verdad, la libertad y la vida que emitió Juan Pablo II como parte de su “extenso programa en implementar el Concilio Vaticano II” (Weigel) donde ratifica su riqueza hasta en términos que fueron duramente criticados por sectores dentro de la Iglesia y sin embargo aceptados con apertura por otras religiones p.ej. “Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna”. Y prosigue: “Dios, en su providencia, tampoco niega la ayuda necesaria a los que, sin culpa, todavía no han llegado a conocer claramente a Dios, pero se esfuerzan con su gracia en vivir con honradez…” términos complejos que, que sin embargo, debemos comprender en todo su sentido, como explicaba el Cardenal Georges Cottier en el Congreso de la UCA (A) “las personas tienen derecho a ser respetadas en su propio camino de búsqueda de la verdad, pero antes existe la obligación moral de buscar la verdad, y una vez, conocida adherir a ella”
Dice George Weigel en Testigo de Esperanza que la Encíclica ya había sido anunciada por Juan Pablo II en 1987 en su carta apostólica Spiritus Domini publicada en el 200 aniversario de San Alfonso Maria de Ligorio, concluyendo que estuvo en preparación durante seis largos años.
Juan Pablo II creyó conveniente – lo menciona en la Encíclica – que le precediera en su publicación el Catecismo de la Iglesia Católica, que presenta la vida moral de los creyentes en sus fundamentos y en sus múltiples contenidos como vida de “los hijos de Dios”…..por lo tanto la Encíclica se limitaría a “afrontar algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia, bajo la forma de un necesario discernimiento sobre problemas controvertidos entre los estudiosos de la ética y de la teología moral. Este es el objeto especifico de la presente encíclica” expresa Juan Pablo II en la Introducción.
En la preparación de la Encíclica participaron y colaboraron varias comisiones papales y fueron consultados obispos y teólogos de todo el mundo. Opina Weigel que Veritatis Splendor fue un marco para el futuro desarrollo de la teología moral católica que continuara dándole forma a la vida católica bien avanzado el siglo XXI y probablemente más allá aún.
En este momento político de la Argentina quizás debiéramos releer todos no solo la Encíclica sino también la presentación del Prof. Jaroslav Merecki en el ya mencionado Congreso  “La verdad como problema político” donde expresa “Mi tesis es que no podemos, ni comprender ni practicar la política en un mundo auténticamente humano, sin hacer referencia a la verdad…en el contexto de la cultura moderna, hablar de la verdad en la política es provocativo, o incluso peligroso. Provocativo porque la visión moderna de la política se desarrolla justamente a partir del abandono de este concepto en la comprensión de la vida publica” O cuando cita Centesimus Annus “una democracia sin valores se convierte fácilmente en un totalitarismo visible o encubierto como lo demuestra la historia…”



martes, 11 de febrero de 2020

La gruta de Massabielle – el corazón de Lourdes


Al arrodillarme aquí, en la gruta de Massabielle, siento con emoción que he llegado a la meta de mi peregrinación. Esta gruta, donde se apareció la Virgen María, es el corazón de Lourdes. Hace pensar en la cueva del monte Horeb, donde Elías se encontró con el Señor, que le habló en el "susurro de una brisa suave" (1 R 19, 12).

Aquí la Virgen invitó a Bernardita a rezar el rosario, desgranando ella misma las cuentas. Así, esta gruta se ha convertido en la cátedra de una sorprendente escuela de oración, en la que María enseña a todos a contemplar con ardiente amor el rostro de Cristo.
Por eso, Lourdes es el lugar donde oran de rodillas los creyentes de Francia y de muchas otras naciones de Europa y del mundo entero.

Esta tarde, también nosotros, peregrinos en Lourdes, queremos recorrer de nuevo, orando juntamente con la Virgen, los "misterios" en los que Jesús se manifiesta "como luz del mundo". Recordemos su promesa:  "El que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12).

Queremos aprender de la humilde esclava del Señor la disponibilidad dócil a la escucha y el esfuerzo generoso por acoger en nuestra vida la enseñanza de Cristo.

En particular, meditando en la participación de la Madre del Señor en la misión redentora de su Hijo, os invito a orar por las vocaciones al sacerdocio y a la virginidad por el reino de Dios, a fin de que los que han sido llamados respondan con disponibilidad y perseverancia.

Contemplando a la santísima Virgen María, digamos con Bernardita:  "Mi buena Madre, ten misericordia de mí; me entrego totalmente a ti, para que me des a tu Hijo querido, al que quiero amar con todo mi corazón. Mi buena Madre, dame un corazón que arda completamente por Jesús".

Sábado 14 de agosto de 2004



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Nuestra Señora de Lourdes – despedida de Juan Pablo II


La despedida – 14 de agosto 2004
 Al arrodillarme aquí, en la gruta de Massabielle, siento con emoción que he llegado a la meta de mi peregrinación. Esta gruta, donde se apareció la Virgen María, es el corazón de Lourdes. Hace pensar en la cueva del monte Horeb, donde Elías se encontró con el Señor, que le habló en el "susurro de una brisa suave"(1 R 19, 12).
Aquí la Virgen invitó a Bernardita a rezar el rosario, desgranando ella misma las cuentas. Así, esta gruta se ha convertido en la cátedra de una sorprendente escuela de oración, en la que Maria enseña a todos a contemplar con ardiente amor el rostro de Cristo.
Por eso, Lourdes es el lugar donde oran de rodillas los creyentes de Francia y de muchas otras naciones de Europa y del mundo entero.
Esta tarde, también nosotros, peregrinos en Lourdes, queremos recorrer de nuevo, orando juntamente con la Virgen, los "misterios" en los que Jesús se manifiesta "como luz del mundo". Recordemos su promesa:  "El que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12
Queremos aprender de la humilde esclava del Señor la disponibilidad dócil a la escucha y el esfuerzo generoso por acoger en nuestra vida la enseñanza de Cristo.
En particular, meditando en la participación de la Madre del Señor en la misión redentora de su Hijo, os invito a orar por las vocaciones al sacerdocio y a la virginidad por el reino de Dios, a fin de que los que han sido llamados respondan con disponibilidad y perseverancia.
Contemplando a la santísima Virgen María, digamos con Bernardita:  "Mi buena Madre, ten misericordia de mí; me entrego totalmente a ti, para que me des a tu Hijo querido, al que quiero amar con todo mi corazón. Mi buena Madre, dame un corazón que arda completamente por Jesús”.
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miércoles, 5 de febrero de 2020

Jan Beyzym (7 de 7) El hospital


La experiencia ganada en su trabajo con los leprosos lo llevo a la idea de construir un hospital para 200 pacientes donde los pobres pudieran recibir cuidado y tratamiento.  La construcción demandaba una enorme inversión – 150.000 francos. Si tomamos como patrón el valor actual de la plata o el oro en PNB hoy significaría un total aproximado de USD  l,2 millones.

Como era polaco se dirigió a la sociedad polaca solicitando ayuda financiera.  Mantuvo correspondencia con todo el mundo.  Pero su objetivo principal era el periódico “Misiones católicas”. Publicando sus cartas en este periódico, quería atraer la atención pública hacia el destino de los leprosos y las adversidades bajo las cuales vivian.  También expreso su humilde pedido por ayuda financiera. Durante su estada en Madagascar el Padre Beyzym no dejo descansar a su pluma, apelando a a la sensibilidad del alma eslava de sus compatriotas. Pero confiaba en la Santa Madre inmensamente. Pedia Su intercesión y Ella nunca le fallo.  Sus compatriotas tampoco faltaron a la llamada. Se han preservado las listas de las donaciones entre los años 1899 y 1912 para la construcción del hospital y cuando las revisamos no podemos dejar de sentir cierto orgullo a esta gloriosa postura de benevolencia pública. Encontramos nombres de personas de diferentes profesiones, estratos sociales, ciudades y pueblos.  Los benefactores eran, en su gran mayoría, pobres y anónimos. La nota de contribución es muy breve y habla por si misma.

También recibio gran apoyo de las monjas carmelitas de Cracovia. La beata Madre Teresa Ledochowska le ayudo con dinero, equipos varios, objetos litúrgicos y ropa. También publicó sus cartas en la revista “Ecos del Africa”.

El padre Beyzym estaba convencido que no existía país en el mundo en esos momentos que le ayudara más a construir el hospital. En una de sus cartas escribió: “aunque el país esta en problemas, el corazón es amable y benevolente y de alguna manera vamos a salir adelante”.
   
A fines de septiembre 1901 el Padre Beyzym dejo Ambahivoraka y el 3 de octubre partió para  Fianarantsoa, a unos 395 kms de la ciudad capital, a pie en pleno  calor y lluvias tropicales.
Despues que el padre Beyzym dejara el país las autoridades cerraron el asilo, donde había estado sirviendo a sus “polluelos” durante los últimos cuatro años. Los pacientes del asilo fueron transferidos a la institución de salud estatal situada en Ambahivoraka.  Las condiciones de vida allí eran terribles.  Unas 700 personas fueron ubicadas en barracones semidestruidos y sobreocupados vigilados por la policía para que no escaparan.
Fr Czeslaw H. Tomaszewski S

(texto traducido de la pagina oficial de REFERAT MISYJNY, PROWINCJI POLSKI POŁUDNIOWEJ TOWARZYSTWA JEZUSOWEGO. http://beyzym.pl/person-and-work/2548-2/4773-2/

martes, 4 de febrero de 2020

Jan Beyzym (6 de 7) La vocación misionera


A pesar de dedicarse por entero al  trabajo con los jóvenes en la institución Chyriv el padre Beyzym sentía una creciente necesidad de algo mas grande. Sentía la necesidad de sacrificarse a Dios sirviendo a los más miserables, despreciados y pobres, a los más pobres de ellos.  A la edad de 48 años (en 1898) y después de un largo servicio a la educación, el padre Byzym   opto por entrar en el terreno de aquellos a quienes se dedicaba menos atención (la sola idea de ello hacia correr frio por las venas) y decidió dedicarse a servir a los leprosos.  Insistió en lograr el permiso para ir a Madagascar y finalmente el Superior se lo otorgo. El 17 de octubre de 1898 se embarco para Madagascar. Despues de un largo y tedioso viaje  llego a Antananarivo, la capital de la Isla roja,  el 30 de diciembre de 1898.  Los superiores locales lo asignaron al asilo de leprosos de Ambahivoraka, fundado en 1872,  que no estaba alejado de la capital.


Su primer encuentro con la realidad local fue chocante. En una de sus cartas al padre Marcin Czerminski SJ escribió: “ En mi viaje al lugar pensaba que encontraría una especie de hospital pero solo encontré  desgracia. En efecto era una especie de “cucha ni digna para perros”. Los leprosos vivian en barracones destruidos, divididos en casetas sin ventanas ni pisos y desprovistas de lo mas elemental.  Durante la época de lluvias las barracas se mojaban y muchos vivían  directamente en el barro.  Entre piojos y moscas los leprosos sufrían de enfermedades venéreas.  Las autoridades y la mayor parte de la sociedad simplemente habían privado a toda  este  gente de su derecho a existir, tratándolos como descartes, sin derecho a ser llamados humanos.  El encargado del pueblo había obligado a estas pobres criaturas alejarse del pueblo y si alguno de ellos se atrevía a acercarse era golpeado como si fuera un animal. . Cuando trataban de acercarse a las viviendas para rogar por un  pedazo de pan   eran echados con bastones y piedras. Estas miserables criaturas erraban por los desiertos del país y exhaustos caían y morían de hambre.  El padre Beyzym obtuvo el permiso para vivir en el asilo en una pequeña casa próxima a las barracas. Eran comienzos de febrero de 1899.  El construyo una casa de adobe y una capilla.  De un habitante del pueblo consiguió que le diera un pedazo de terreno para la construcción de la casa.  Hoy solo se ven los restos de las barracas y edificios que había allí.

Desde los primeros momentos de su estada allí en el asilo de leprosos el padre Beyzym trato de ayudar a esas pobres almas, empeñándose en  minimizar sus sufrimientos en lo posible.  Trato de consegir alimentos para evitar que mueran de hambre y les servía el mismo.  Fue el primer sacerdote en la historia de las actividades misioneras en Madagascar  que quedo a vivirse con los leprosos  en forma permanente, que convivió con sus miserias, que pensó en ellos, que les sirvió a pesar del hecho que podría contraer la enfermedad.  Hasta llego a pedir a la Santa Madre que lo “infectara con la lepra” para que pudiera obtener gracias  por una mejor vida y destino de quienes sufrían.   Sentia que si se convirtiera en leproso el mismo, tendría derecho de decirle a Nuestro Señor “di mi vida por mis amigos”.

Para mejorar la vida de los habitantes del asilo y alentarlos el padre se empeño en construir un jardín – con flores rodeadas de abedules. Y no era solo esta la razón sino que con el aroma de las flores no se sentiría el olor putrefacto de las heridas.  Para minimizar ese olor, planto rosales y otras flores aromáticas. En sus cartas a los amigos en Poloniai el Padre pedía semillas de claveles, resedas, siemprevivas, y astras, y bulbos de jacintos y azucenas y semillas de abedul.  Alrededor del hospital, contrastando con el resto del territorio, planto pinos por su aroma.  Aun hoy se ven hileras de pinos y flores plantados por el padre Beyzin, que perfuman los alrededores del hospital.   Fue su gran creador,  diseño y construyo todo lo que había planeado.

Trataba a los leprosos como iguales. Trato de encontrar en ellos el verdadero valor humano. No dejaban de asombrarse ante su devoción y cuidado.  Cuando recien comenzó se veia rodeado de montones de ellos, que no podian creer en sus acciones. Uno de los curiosos expreso en voz alta:   “miren, miren toca a los heridos, no les tiene miedo”.   Se dedico plenamente a ellos.
Fr Czeslaw H. Tomaszewski S

 (texto traducido de la pagina oficial de REFERAT MISYJNY, PROWINCJI POLSKI POŁUDNIOWEJ TOWARZYSTWA JEZUSOWEGO. http://beyzym.pl/person-and-work/2548-2/4767-2/