Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

miércoles, 28 de febrero de 2024

Karol Wojtyla: La Redencion comenzó con el Totus Tuus

 


Meditatio

La Redención comenzó con el Totus Tuus único ser humano, nuevo hombre al que Dios se encomendó a si mismo, dándose en propiedad. Dios Hijo la necesitó  para cumplir su obra. Dios Hijo pudo encomendarse a Ella en la realización de esta obra, porque antes la cumplió en Ella y la preparó para ese Totus Tuus. María acogió esa entrega de Dios con todo su contenido redentor, con toda su dinámica. Sacó, y aun sigue sacando de ella, todo lo que contiene para cada uno de los hombres: primero, conversión;  segundo, revalorización. Y en todos los que se encomiendan a Ella realiza lo uno y lo otro según la proporción debida. Aquí está la solución de mi problema: últimamente me he sentido muy en manos de Maria y cerca de Dios por dos asuntos sabidos. Pero ¿no habré invertido el orden? ¿No estaré «usándola» para llevar a cabo algo que es «muy mio»? Aun así, me planteo estas cuestiones con toda humildad. He aquí la solución: en manos de Maria, según el principio del TotusTuus, la obra de la Redención debe realizarse también en mi guardando la debida proporción entre lo primero y lo segundo.

 La consecuencia más adecuada de la Redención en el hombre son los actos que de ella emanan, actos arraigados en Cristo a través de Maria, por ser uno propiedad de Ella (Tuus), y a la vez conformes objetivamente con la ley de Cristo, con su Evangelio – sumamente conformes -.

(Ejercicios Espirituales Roma (31 al 4 de noviembre de 1962) Tema: el misterio de la Redencion.  – anotaciones de Karol wojtyla / Juan Pablo II – Estoy en tus manos -  Cuadernos Personales 1962-2003, p 31/32,  Planeta Testimonio

martes, 27 de febrero de 2024

«Cuando oréis, decid: Padre nuestro…»

 


Señor, enséñanos a orar… Cristo, en respuesta, manifiesta su propia vida justamente en estas peticiones, que son sus peticiones, sus aspiraciones: es a la vez el Espíritu que clama en nuestros corazones: Abba! Padre. El padrenuestro es una síntesis, una recapitulación de toda la oración de los discípulos, y antes de la oración de los salmos y de todo el Antiguo Testamento. Esta oración (el padrenuestro) nos incorpora a todo el Hecho Pascual de Cristo: la liberación del mal (libera nos a malo [líbranos del mal]).

Todo el padrenuestro está impregnado del realismo de aquella reconciliación con el Padre que Cristo obró en el Espíritu Santo: hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo. De la reconciliación con el Padre a la reconciliación con los hombres (perdona… como también nosotros perdonamos a nuestros deudores)  no nos dejes caer en la tentación…

Si el mismo Cristo no hubiera pronunciado las palabras de la oración del Señor, ningún hombre habría sido capaz de «inventársela»

(de la sexta conferencia de los Ejercicios Espirituales (8 al 14 de marzo de 1987) ofrecida por el Padre Peter Hans Kolvenbach SJ – anotaciones de Karol Wojtyla / Juan Pablo II – Estoy en tus manos -  Cuadernos Personales 1962-2003, p 365/6 Planeta Testimonio

viernes, 23 de febrero de 2024

Benedicto XVI: Los primeros pasos con Juan Pablo II

 


(Con ocasión de la canonización de Juan Pablo II  al prepararse la publicación de  Accanto a Giovanni Paolo II – gli amici & collaboratori raccontanoedición española :  compilado por Wlodzimierz Redzioch , el Santo Padre Benedicto XVI acepto contribuir con sus recuerdos personales de su predecesor

 Algunas preguntas (de la edición italiana)

Santidad, los nombres de Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger se relacionan de diversas maneras con el Concilio Vaticano II. Ustedes se conocieron durante el Concilio?

 El primer encuentro que recuerdo con el cardenal Wojtyla recién ocurre en el conclave cuando fue elegido Juan Pablo I. Durante el Concilio, ambos colaboramos en la Constitución pastoral La Iglesia y el mundo contemporáneo, pero en secciones diferentes, de modo que no nos encontramos.  En septiembre de 1978, con ocasión de la visita de los obispos polacos a Alemania, yo estaba en Ecuador, como  representante personal de Juan Pablo I.  La iglesia de Frisinga  y la iglesia ecuatoriana  están unidas por un hermanamiento realizado por el arzobispo Echavarria Ruiz (Guayaquil) y el cardenal Döpfner.  Y fue así, que con enorme pesar  no tuve ocasión de conocer personalmente al Arzobispo de Cracovia.  Naturalmente había oído hablar de su obra de  filosofo y pastor, y hacia tiempo que deseaba conocerlo.

Wojtyla, por su parte, había leído mi Introduccion al cristianismo, que había citado también en los Ejercicios Espirituales predicados por él a Pablo VI y la Curia, en la Cuaresma de 1976.  Por eso era como si, interiormente, ambos esperáramos encontrarnos.

Sentí, desde el inicio una simpatía cordial por el Metropolita de Cracovia. En el pre-conclave de 1978 el cardenal Wojtyla analizo para nosotros, de forma asombrosas, la naturaleza del marxismo. Pero sobre todo noté enseguida la fascinación humana que de él emanaba, y de  como rezaba, percibí cuan profundamente estaba unido a Dios.

Que sintió cuando el santo padre Juan Pablo II lo llamo para confiarle la guia de la Congregación para la Doctrina de la Fe?

Juan Pablo II me llamo en 1979 para nombrarme prefecto de la Congregación para la Educación católica. Habían pasado apenas dos años de mi consagración episcopal en Munich y veía imposible dejar tan pronto la sede de San Corbiniano. La consagración episcopal representaba, de alguna manera, una promesa de fidelidad hacia mi diócesis de pertenencia. Por lo tanto le pedi al Papa que pospusiera ese nombramiento […] Fue durante 1980 cuando me dijo que quería nombrarme, a fines de 1981, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, como sucesor del cardenal Seper.

Visto que continuaba sintiéndome en obligación hacia mi diócesis de pertenencia, para la aceptación del cargo me permití poner una condición, que sin embargo creí irrealizable.  Dije que sentía el deber de continuar publicando trabajos teológicos. Habría de responder afirmativamente solamente si esto era compatible con la labor de prefecto. El Papa, que conmigo fue siempre muy benévolo y comprensivo, me dijo que se informaría sobre la cuestión para tener una idea. Cuando más tarde le hice una visita me explico que las publicaciones teológicas son compatibles con el oficio de Prefecto, también el cardenal Garrone, me dijo, había publicado trabajos teológicos cuando era prefecto de la Congregación para la Educación católica. Así acepte el encargo, bien consciente de la importancia de la tarea, pero sabiendo también que la obediencia al Papa exigía entonces de mi un SI.

Podría comentarnos como se desarrolló la colaboración entre ustedes?

La colaboración con el santo Padre siempre estuvo caracterizada por la amistad y el afecto. Y se desarrollo sobretodo en dos planos: el oficial y el privado.  El Papa cada viernes, a las seis de la tarde, recibe en audiencia al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de las Fe, y deja a su decisión los problemas surgidos.  Tienen preferencia, naturalmente, los problemas doctrinales, a los que se añaden también las cuestiones de carácter disciplinar: la reducción al estado laical de sacerdotes que lo han solicitado, la concesión del privilegio paulino para aquellos matrimonios en los que uno de los cónyuges no es cristiano, y asi sucesivamente. A continuación, se añadía también el trabajo en curso para la elaboración del catecismo de la Iglesia Católica.

En algunas  ocasiones, el Santo Padre recibía antes la documentación esencial y por lo tanto ya conocía,  por anticipado,  las cuestiones que se tratarían. Así sobre los problemas teológicos siempre teníamos ocasión de conversar detalladamente. El Papa también era buen  conocedor de la literatura alemana contemporánea y siempre resultaba interesante para ambos buscar juntos la decisión justa para estas cosas.

Además de estas reuniones propiamente oficiales siempre había diversos tipos de encuentros semi oficiales o no oficiales. Llamaría semioficiales aquellas audiencias en las cuales,  durante varios años, los días martes por la mañana se trataba la catequesis de los miércoles con distintos grupos.  Por medio de las catequesis el Papa había decidido presentar con el tiempo un catecismo. El indicaba los temas y presentaba algunas breves consideraciones preliminares a desarrollar. Considerando que las reuniones las formaban personas de varias disciplinas varias,  aquellas conversaciones eran siempre muy bellas e instructivas, me gusta recordarlas. En ellas también notábamos la capacidad teológica del Papa. Y con el tiempo he admirado su disponibilidad a aprender.

 También era costumbre del Papa invitar a comer a los obispos en visita ad limina, como asi también a grupos de obispos y sacerdotes de diversos orígenes, y según las circunstancias.  Eran casi siempre “almuerzos de trabajo” en los cuales a menudo se proponía un tema teológico.

Los primeros tiempos hubo  también una serie de almuerzos en los cuales se discutía paso a paso el nuevo Código. Durante aquellos almuerzos trabajamos sobre una versión semi definitiva a efectos de llegar a la definitiva. Y después se discutían temas varios

El gran número de presentes hacia siempre entretenida y de amplio espectro la conversación que sosteníamos. Y siempre quedaba algún tiempo para el buen humor. El Papa reía con ganas y así esas comidas de trabajo, a pesar de la seriedad que se imponía, de hecho eran también ocasiones para disfrutar de una buena compañía.

 

miércoles, 21 de febrero de 2024

Benedicto XVI: La Cuaresma y el camino hacia la Pascua

 


fotografía Cristo Vencedor – Iglesia Arka Pana (Arca del Señor) primera Iglesia construida en Nowa Huta, Cracovia, años 1967/77

 

“Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.

[….]

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

[….]

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.

 

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.”

 

(del Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2011)

 

viernes, 16 de febrero de 2024

La tristeza: vicio, virtud? – Papa Francisco

 

(Imagen de Wikipedia)
Escena de Unción del cuerpo de Cristo (1672), que muestra a María Magdalena llorando

En una serie de Catequesis sobre Vicios y virtudes,  que el Papa Francisco comenzó con una Introducción:Custodiar el corazón el 27/12/2023  – “Uno debe ser el guardián de su propio corazón.”  y  que fue desarrollando durante todo el mes de enero y mitad de febrero en la catequesis del 7 de febrero pasado  hablo sobre la "tristeza amiga" y la  tristeza que es una "enfermedad del alma" 

(…) hay una tristeza que conviene a la vida cristiana, y que con la gracia de Dios se transforma en alegría: ésta, por supuesto, no debe rechazarse y forma parte del camino de conversión. Pero existe también un segundo tipo de tristeza que se insinúa en el alma y la postra en un estado de abatimiento: es este segundo tipo de tristeza el que hay que combatir resueltamente y con todas las fuerzas, porque procede del Maligno. Esta distinción la encontramos también en San Pablo, que cuando escribe a los Corintios dice lo siguiente: «La tristeza que proviene de Dios produce un arrepentimiento que lleva a la salvación y no se debe lamentar; en cambio, la tristeza del mundo produce la muerte.» (2 Cor 7,10).

Hay, entonces, una tristeza amiga que nos lleva a la salvación. Pensemos en el hijo pródigo de la parábola: cuando toca el fondo de su degeneración, experimenta una gran amargura, y esto le impulsa a recapacitar y a decidir volver a la casa paterna (cfr. Lc 15, 11-20). Es una gracia gemir por los propios pecados, recordar el estado de gracia del que hemos caído, llorar porque hemos perdido la pureza con la que Dios nos soñó.

Pero hay una segunda tristeza, que es una enfermedad del alma. Surge en el corazón humano cuando se desvanece un deseo o una esperanza. Aquí podemos referirnos al relato de los discípulos de Emaús. Aquellos dos discípulos salen de Jerusalén con el corazón desilusionado, y se confían al forastero, que en cierto momento los acompaña: «Nosotros esperábamos que fuera él – o sea, Jesús - quien librara a Israel.» (Lc 24,21). La dinámica de la tristeza está ligada a la experiencia de la pérdida. En el corazón del ser humano nacen esperanzas que a veces se ven defraudadas. Puede tratarse del deseo de poseer algo que no se puede conseguir, pero también de algo importante, como la pérdida de un afecto. Cuando esto sucede, es como si el corazón del ser humano cayera en un precipicio, y los sentimientos que experimenta son desánimo, debilidad de espíritu, depresión, angustia…. En esta situación, algunos, tras un tiempo de agitación, se apoyan en la esperanza; pero otros se regodean en la melancolía, dejando que ésta se pudra en sus corazones…...adormecerse en una tristeza sin fin. Ciertos lutos prolongados, en los que una persona sigue agrandando el vacío de quien ya no está, no son propios de la vida en el Espíritu. Ciertas amarguras resentidas, en las que una persona tiene siempre en mente una reivindicación que le hace adoptar el papel de víctima, no producen en nosotros una vida sana, y menos aún cristiana. Hay algo en el pasado de todos que necesita ser sanado. La tristeza, de ser una emoción natural, puede convertirse en un estado de ánimo maligno.

Es un demonio taimado, el de la tristeza. Los padres del desierto la describían como un gusano del corazón, que roe y vacía a quien lo alberga. Esta imagen es buena, nos ayuda a comprender. Entonces, ¿qué debo hacer cuando estoy triste? Detenerte y ver: ¿esta tristeza es buena? ¿No es una buena tristeza? Y reaccionar según la naturaleza de la tristeza. No se olviden de que la tristeza puede ser algo muy malo que nos lleva al pesimismo, nos lleva a un egoísmo que difícilmente se cura… debemos tener cuidado con esta tristeza y pensar que Jesús nos trae la alegría de la resurrección.

Por muy llena que esté la vida de contradicciones, de deseos incumplidos, de sueños no realizados, de amistades perdidas, gracias a la resurrección de Jesús podemos creer que todo se salvará. Jesús ha resucitado no sólo para sí mismo, sino también para nosotros, a fin de rescatar todas las felicidades que no se han realizado en nuestras vidas. La fe expulsa el miedo, y la resurrección de Cristo quita la tristeza como la piedra del sepulcro….. Que el Espíritu de Jesús resucitado nos ayude a vencer la tristeza con la santidad.

Convertirnos en Cuaresma

 


El miércoles pasado, con el significativo rito de la ceniza, hemos entrado en el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Hoy, el evangelio vuelve a proponer el pasaje en que Cristo, en el desierto, afronta al tentador y, al término de cuarenta días de ayuno y oración, lo vence con su firme obediencia a la voluntad de Dios Padre. De este modo, Jesús muestra el camino para derrotar el pecado: el camino de la penitencia. No sólo; él mismo, que es «el Justo», camina delante de nosotros, pecadores, como Cordero que carga sobre sí el pecado del mundo.


Jesucristo nos precede, pero también nos llama a seguirlo. «Convertíos» es la primera palabra de su predicación (cf. Mc 1, 15)


[… ]
Por tanto, en este primer domingo de Cuaresma, hago mía la exhortación del apóstol Pablo: «En nombre de Cristo os suplicamos: reconciliaos con Dios» (2 Co 5, 20), no dejéis pasar en vano este tiempo favorable. Es necesario reaccionar frente a la indiferencia y las distracciones del mundo, y escuchar la voz de Dios, que resuena en la Iglesia e, incluso antes, en la conciencia de cada uno.

 

«El examen de conciencia es uno de los momentos más determinantes de la existencia personal. En efecto, en él todo hombre se pone ante la verdad de su propia vida, descubriendo así la distancia que separa sus acciones del ideal que se ha propuesto» (Incarnationis mysterium, 11).

 

La Cuaresma, por su naturaleza…ayuda al hombre a «recuperar lo que no podría alcanzar sólo con sus fuerzas: la amistad de Dios, su gracia y la vida sobrenatural, la única en la que pueden resolverse las aspiraciones más profundas del corazón humano» (ib., 2)”.

 

Del Angelus del domingo 21 de febrero 1999 – Santo Padre Juan Pablo II

miércoles, 14 de febrero de 2024

«Convertíos a mí de todo corazón, en ayuno... Convertíos a Yavé, vuestro Dios» (Jl 2, 12. 13)

 


“He aquí que hoy anunciamos la Cuaresma con las palabras del Profeta Joel, y la comenzamos con toda la Iglesia. Anunciamos la Cuaresma con un rito que es aún más elocuente que las palabras del Profeta. La Iglesia bendice hoy la ceniza obtenida de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año pasado, para imponerla sobre cada uno de nosotros.  Inclinemos, pues, nuestras cabezas. y reconozcamos en el signo de la ceniza toda la verdad de las palabras dirigidas por Dios al primer hombre: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás» (Gén 3, 19).

¡Sí! Recordemos esta realidad, sobre todo, durante el tiempo de Cuaresma, al que nos introduce hoy la liturgia de la Iglesia. Es un "tiempo fuerte". En este período las verdades divinas deben hablar a nuestros corazones con una fuerza muy particular. Deben encontrarse con nuestra experiencia humana, con nuestra conciencia. La primera verdad proclamada hoy recuerda al hombre su caducidad, la muerte, que es el fin de la vida terrena para cada uno de nosotros. La Iglesia insiste mucho hoy sobre esta verdad, comprobada por la historia de cada hombre: Acuérdate de que "al polvo volverás". Acuérdate de que tu vida sobre la tierra tiene un límite.

Pero el mensaje del miércoles de ceniza no acaba aquí. Toda la liturgia de hoy advierte: Acuérdate de aquel límite; pero al mismo tiempo: ¡No te quedes en ese límite! La muerte no es sólo una necesidad "natural". La muerte es un misterio. Ciertamente, entramos en el tiempo particular en el que toda la Iglesia, más que nunca, quiere meditar sobre la muerte como misterio del hombre en Cristo. Cristo-Hijo de Dios aceptó la muerte como necesidad de la naturaleza,  como parte inevitable de la suerte del hombre sobre la tierra. Jesucristo aceptó la muerte como consecuencia del pecado. Desde el principio, la muerte está unida al pecado: la muerte del cuerpo («al polvo volverás») y la muerte del espíritu humano a causa de la desobediencia a Dios, al Espíritu Santo. Jesucristo aceptó la muerte en señal de obediencia a Dios, para restituir al espíritu humano el don pleno del Espíritu Santo. Jesucristo aceptó la muerte para vencer al pecado. Jesucristo aceptó la muerte para vencer a la muerte en la esencia misma de su misterio perenne.

Por esto el mensaje del miércoles de ceniza se expresa con las palabras de San Pablo: «Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios os exhortara por medio de nosotros. Por Cristo os rogamos: Reconciliaos con Dios. A quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros para que en El fuéramos justicia de Dios» (2Cor 5, 20-21).

¡Colaborad con El!

El significado del miércoles de ceniza no se limita a recordarnos la muerte y el pecado; es también una fuerte llamada a vencer el pecado, a convertirnos. Lo uno y lo otro expresan la colaboración con Cristo. ¡Durante la Cuaresma tenemos ante los ojos toda la "economía" divina de la gracia y de la salvación! En este tiempo de Cuaresma acordémonos de «no recibir en vano la gracia de Dios» (2Cor 6,1)”

 (dela homilía de San Juan Pablo II Miercoles de ceniza 1979)

Miercoles de Ceniza - Tu Padre que ve en lo secreto te recompensara

 


"Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mt 6, 4. 6. 18). Estas palabras de Jesús se dirigen a cada uno de nosotros al inicio del itinerario cuaresmal. Lo comenzamos con la imposición de la ceniza, austero gesto penitencial, muy arraigado en la tradición cristiana. Este gesto subraya la conciencia del hombre pecador ante la majestad y la santidad de Dios. Al mismo tiempo, manifiesta su disposición a acoger y traducir en decisiones concretas la adhesión al Evangelio.

[…]


“El Evangelio subraya que el Señor "ve en lo secreto", es decir, escruta el corazón. Los gestos externos de penitencia tienen valor si son expresión de una actitud interior, si manifiestan la firme voluntad de apartarse del mal y recorrer la senda del bien. Aquí radica el sentido profundo de la ascesis cristiana”…. "Ascesis": la palabra misma evoca la imagen de una ascensión a metas elevadas. Eso implica necesariamente sacrificios y renuncias. En efecto, hace falta reducir el equipaje a lo esencial para que el viaje no sea pesado….”
.
De la homilía de Juan Pablo II – Miércoles de Ceniza 2004

martes, 13 de febrero de 2024

Santa Mama Antula y el Santo Cura Brochero – evangelizadores de nuestra tierra, dos almas gemelas

 

(Imagen del sitio de Mama Antula)

Este domingo 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes y Dia Mundial del Enfermo, la Argentina ha sido bendecida con una nueva santa, en realidad la primera mujer, Mama Antula,  (María Antonia de San José de Paz y Figueroa (1730-1799)  en ceremonia realizada en la Basilica Vaticanay presidida por el Papa Francisco.

Ya teníamos al Cura Brochero, el cura gaucho,  (José Gabriel del Rosario Brochero) ( 16 de marzo 1840/26 de enero 1914) canonizado también por el Papa Francisco (16 de octubre de 2016). Dos argentinos canonizados por un Papa argentino.  Ambos misioneros, audaces, creativos, evangelizadores, centrados en la difusión de los Ejercicios Espirituales y sus vidas peregrinas al servicio de los pobres. 

Casi un siglo de distancia entre ellos, pero ambos yendo de puerta en puerta, kilometro a kilometro. Mama Antula le gano en km al Cura Brocchero y el Cura Brochero mejoro su medio de transporte - aunque Mama Antula los caminaba,  también hizo sus recorridos en carro tirado por un burro -  el Cura Brochero todo a lomo de mula en Córdoba;   el radio de acción de Mama Antula, discípula de los jesuitas,  fue más amplio, cubriendo  las provincias del NOA organizando ejercicios espirituales (ilegalmente) hasta llegar a Buenos Aires donde inicio la construcción de la Santa Casa inaugurada en 1795.  

En su simpática  espontanea   carta dirigida a Mons. Jose Maria Arancedo, con motivo de la beatificación del Cura Brochero,  decia el Papa Francisco caracterizando a Brochero: 

 “Me hace bien imaginar hoy a Brochero párroco en su mula malacara, recorriendo los largos caminos áridos y desolados de los 200 kilómetros cuadrados de su parroquia, buscando casa por casa a los bisabuelos y tatarabuelos de ustedes, para preguntarles si necesitaban algo y para invitarlos a hacer los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. Conoció todos los rincones de su parroquia. No se quedó en la sacristía a peinar ovejas…. este coraje apostólico de Brochero lleno de celo misionero, esta valentía de su corazón compasivo como el de Jesús que lo hacía decir: «¡Guay de que el diablo me robe un alma!»…. Se cuentan por miles los hombres y mujeres que, con el trabajo sacerdotal de Brochero, dejaron el vicio y las peleas. Todos recibían los sacramentos durante los ejercicios espirituales... Brochero era un hombre normal, frágil, como cualquiera de nosotros, pero conoció el amor de Jesús, se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios. Supo salir de la cueva del «yo-me-mi-conmigo-para mí» … Dejemos que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús…”. El proceso había comenzado en la década del 1960 y la ceremonia de beatificación se realizo en Villa Cura Brocchero el 14 de septiembre de 2013.  Este santo Cura de Ars argentino (Juan Pablo II)   fue canonizado el 16 de octubre de 2016, junto a otros beatos,  en celebración presidida por el PapaFrancisco. 

Mama Antula (María Antonia de Paz y Figueroa) nació en Santiago del Estero en 1730. A los 15 años empezó a acompañar a los Jesuitas como Beata de la Compañía de Jesús en la tarea de evangelización de los pueblos originarios santiagueños, enseñándoles la Palabra de Dios, a leer y a escribir, y a perfeccionar técnicas de ganadería y agricultura. Mama Antula hablaba quichua. Y fueron los indígenas quienes la bautizaron Mama Antula. Cuando los jesuitas fueron expulsados de América en 1767, en una experiencia de epifanía en la celda capilla de San Francisco Solano y a la edad de 38 años, Mama Antula recibió la misión de su vida: continuar con la práctica de los Ejercicios Espirituales que realizaban los jesuitas, para la salvación de las almas.
Fue entonces cuando empezó su misión en salida y eligió su nombre de Iglesia: María Antonia de San José. (de Familia Antuliana, que ha recopilado …..) Tienen en común la opción por los Pobres, la difusión de los Ejercicios Espirituales y sus vidas peregrinas al servicio. No fueron contemporáneos -el cura nació 61 años después de la muerte de Mama Antula-, y curiosamente él fue proclamado santo antes que nuestra Beata Mama Antula….Para poder implementar la práctica de los Ejercicios Espirituales en Córdoba el cura Brochero viajó a Buenos Aires y realizó él mismo los Ejercicios en la Santa Casa de Mama Antula, el 8 de septiembre de 1887. Allí tomó contacto con el Libro de los Ejercicios que María Antonia usaba en los retiros, con sus anotaciones y adaptaciones de uso de los ejercicios ignacianos. Quedó admirado del modo de Mama Antula y por eso mandó a imprimir ese libro con los Niños Expósitos, y regresó a Córdoba para implementar su práctica de los Ejercicios Espirituales a la usanza antuliana. (Fuente Mama Antula)

Ambos santos emparentados en extender la voz del Evangelio,dos personas, un hombre y una mujer, que trabajaron por la Patria y por la evangelización” (Papa Francisco

Este domingo pasado en la ceremonia de canonización de Mama Antula, de alguna manera volvieron a unir sus vidas evangélicas. Recordemos que el cura Brochero en su vejez enfermó de lepra por haber atendido a enfermos que padecían esa enfermedad,  y quedo sordo y ciego antes de morir en 1914.   La primera lectura (cf. Lv 13,1-2.44-46) y el Evangelio (cf. Mc 1,40-45) del domingo pasado, dia de la canonización de Mama Antula,  hablan precisamente de la lepra y el Papa en su homilía  hablo extensamente del miedo, prejuicio y falsa religiosidad,  tres causas de una gran injusticia, tres “lepras del alma” que hacen sufrir a una persona débil descartándola como un desecho.  Pensemos hoy, decia el Papa en María Antonia de san José, “Mama Antula”. Ella fue una viandante del Espíritu. Recorrió miles de kilómetros a pie, atravesó desiertos y caminos peligrosos para llevar a Dios.” 

Horas después de la canonización celebrada en el Vaticano,  en la Basílica Nuestra Señora de la Piedad de Buenos Aires,  donde descansan los restos de la nueva Santa,  se celebro la Misa de Acción de Gracias. En su homilía Mons. Gustavo Carrara. Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Vicario General,  decia, entre otros, que cuando los padres jesuitas fueron expulsados ella tenia 37 años y en su pasión misionera declaraba: “Quisiera andar hasta donde Dios no fuese conocido, para hacerlo conocer”. Comenzó primero en Santiago del Estero, en las poblaciones de Silípica, Loreto, Atamisqui, Soconcho y Salamina. Luego su peregrinación siguió por Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Córdoba…. A ella le debemos la presencia del patrono del pan y del trabajo en el Santuario de Liniers. …. María Antonia de San José, llegó a Buenos Aires a fines de 1779, después de caminar miles de kilómetros. Vestia  un hábito como el que usaban los Jesuitas, se apoyaba en un bastón alto en forma de cruz, y andaba descalza. Acerca de esta llegada hace unos días Francisco subrayaba: “Recordemos también que el camino de la santidad implica confianza, abandono, como cuando la beata María Antonia llegó sólo con un crucifijo y descalza a Buenos Aires, porque no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiaba en que su arduo apostolado era obra de Él. Ella experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, que podamos descubrir su llamada, cada uno en su propio estado de vida, pues cualquiera que sea, siempre se sintetizará en realizar `todo para la mayor gloria de Dios y salvación de las almas’”….. “Como no era bien vista por su aspecto exterior tuvo que  esconderse en esta Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, junto a sus compañeras, porque unos muchachos empezaron a tirarles piedras. Por eso antes de fallecer -en 1799-, pidió ser enterrada en el campo santo de esta Iglesia que la recibió y la protegió.   La capital del recientemente creado Virreinato del Río de la Plata -1776-, era el destino final que le daría la Divina Providencia a esta mujer tan andariega. Con paciencia, y sobre todo con perseverancia, consiguió que miles de personas hicieran los ejercicios espirituales, y mediante ellos transformaran su vida. Luego de hacerlos en varios espacios que le prestaban, con el objetivo de tener un lugar propicio, empezó la obra de la Santa Casa de Ejercicios –hoy en Independencia y Salta-. En las tandas de ejercicios, compartían la mesa pobres y ricos, indios, esclavos y futuros revolucionarios de Mayo…. Como señala Francisco: “La caridad de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que «el individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Un virus que engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones» (Carta enc. Fratelli tutti, 105). En esta beata encontramos un ejemplo y una inspiración que reaviva «la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha» (ap. Evangelii gaudium, 195). Que el Señor nos dé la gracia de seguir su ejemplo y que este ejemplo los ayude a ser ese signo de amor y de ternura entre nuestros hermanos.” (de la Homilía de Mons. Carrara) 

. (Y no olvidemos a San Héctor Valdivielso Saez, primer santo “argentino-burebano”  que nació en Buenos Aires en 1910, hijo de padres españoles, bautizado en la iglesia de San Nicolas de Bari y donde se veneran sus reliquias.  Sus padres se mudaron a España 1914 y España lo considera un santo argentino-burebano.)  Ver también Buenos Aires historia.

viernes, 9 de febrero de 2024

Canonización de la Beata Maria Antonia de San Jose de Paz y Figueroa – Discurso del Santo Padre Francisco a los peregrinos de Argentina

(foto de Wikimedia)
 

Queridos hermanos y hermanas:

Buenos días, y gracias por estar hoy aquí. Me alegro de tener este encuentro con todos ustedes con motivo de la canonización de María Antonia de San José, nuestra madre Antula, a quien ustedes han venido a manifestar su devoción.

Saludo a mis hermanos Obispos provenientes de Argentina – de la diócesis Primada, que después la dejaron sin nada – y a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles que los acompañan. La caridad de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que «el individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Un virus que engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones» (Carta enc. Fratelli tutti, 105). En esta beata encontramos un ejemplo y una inspiración que reaviva «la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 195). Que el Señor nos dé la gracia de seguir su ejemplo y que este ejemplo los ayude a ser ese signo de amor y de ternura entre nuestros hermanos.

Recordemos también que el camino de la santidad implica confianza, abandono, como cuando la beata María Antonia llegó sólo con un crucifijo y descalza a Buenos Aires, porque no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiaba en que su arduo apostolado era obra de Él. Ella experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, que podamos descubrir su llamada, cada uno en su propio estado de vida, pues cualquiera que sea, siempre se sintetizará en realizar “todo para la mayor gloria de Dios y salvación de las almas”. Esta premisa, que está en la base de la espiritualidad ignaciana, de la cual la beata Mama Antula se nutrió, la movió siempre en toda su labor. Y tanto es así, que una de sus principales preocupaciones cuando fue suprimida la Compañía de Jesús, fue la de impartir ella misma los ejercicios espirituales, buscando así ayudar a todos a descubrir la belleza del seguimiento de Cristo. Sin embargo, esto no le fue fácil, pues debido a la aversión que se había propiciado contra los jesuitas, le llegaron a prohibir dar los ejercicios, de manera que decidió impartirlos clandestinamente. Esta dimensión de la clandestinidad no podemos olvidarla, es muy importante. En este sentido, otro mensaje que nos da la beata en nuestro mundo de hoy es el de no rendirnos frente a la adversidad, no desistir en nuestros buenos propósitos de llevar el Evangelio a todos, a pesar de los desafíos que esto pueda representar. Muchas veces incluso en «la propia familia o el propio lugar de trabajo puede ser ese ambiente árido donde, hay que conservar la fe y tratar de irradiarla» (ibíd., 86). Firmemente arraigados en el Señor debemos ver en esto una ocasión en la que podemos desafiar nuestro entorno para llevar la alegría del Evangelio.

Además de la devoción que la beata tenía a san José, de quien lleva su nombre, me gustaría destacar su gran ardor por la Eucaristía, la cual debe ser el centro de nuestra vida, y de la cual emana la fuerza para realizar nuestro apostolado (cf. Const. Sacrosanctum Concilium, 10). Los invito a participar en serio, el día domingo, en la celebración de Cristo, muerto y resucitado, en la cual proclamaremos como santa a Mama Antula. Los invito a que seamos testigos de este regalo para el pueblo argentino, pero también para toda la Iglesia. A ella, que tanto promovió las peregrinaciones, pidamos que nos ayude en nuestro peregrinar juntos hacia la casa del Padre.

Que la Virgen de Luján interceda por todos los fieles que peregrinan en Argentina, y por la Iglesia universal. Y no se olviden de rezar por mí. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Discursodel Santo Padre Francisco a los peregrinos de Argentina

Librito de la celebración. Santa Misa y canonización dela Beata Maria Antonia de San Jose de Paz y Figueroa


Invito visitar pagina web de Mama Antula y familia antuliana

Lourdes, símbolo de esperanza y de gracia

 


Lourdes ha sido el lugar de la última peregrinación del Papa Juan Pablo II fuera de Italia. A su llegada a la gruta de Massabielle, el 14 de agosto de 2004, hizo leer su mensaje al cardenal Etchegaray: iba dirigido a los enfermos.

Estoy con vosotros…Comparto con vosotros un tiempo de la vida marcado por el sufrimiento físico, pero no por esto menos fecundo….siempre he tenido gran confianza en la ofrenda, en la oración y en el sacrifico de los que sufren.

 Se veía que el Papa era un hombre marcado por el sufrimiento. Se alojaba en el “Hospedaje Nuestra Señora”, reservado para las personas enfermas y disminuidas, los voluntarios y los empleados que trabajan allí aun conservan un recuerdo estremecedor.

 Por el coraje que destilaba, por su modo de ser radiante y por el recogimiento que de el emanaba, el Papa inspiraba dignidad a todos aquellos seres enfermos que lo veían, fuese en persona o por televisión.

¿Por qué fue el Papa Juan Pablo II a Lourdes en el año 2004? ¿Volvía considerando que su primera peregrinación había tenido lugar en 1983? El Papa quería destacar, con su peregrinación a Lourdes, el 150 aniversario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción.

La coincidencia entre una declaración solemne del Magisterio de la Iglesia y una revelación privada, evidentemente con algunos años de diferencia, es sin duda un hecho único en la Historia de la Iglesia. Menos de cuatro años después de la magnífica ceremonia del 8 de febrero de 1854, en Roma, en San Pedro, Bernardette Soubirous, de frágil y delicada salud, proveniente de una familia empobrecida, oye a una Señora que en una gruta fétida le dice:  “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Era el 25 de marzo de 1858.

Las revelaciones hechas a Bernardette Soubirous no son objeto de fe, aunque hubiesen sido declaradas autenticas por Mons. Laurence, en 1862. No obstante ello, Pio IX no podía dejar de ver en el hecho de Lourdes la aplicación de la verdad de fe promulgada durante su pontificado, sin duda alguna previa consulta con obispos y teólogos.

 Siguiendo este ejemplo, todos los demás papas manifestaron el mismo afecto por el santuario de Lourdes, siempre mencionado entre los primeros santuarios marianos en los escritos de Roma.

El vínculo entre Lourdes y la Inmaculada Concepción es así evidente. En cuanto a la presencia de los enfermos en Lourdes, esta se remonta al momento mismo de la apariciones: es parte del carisma de Lourdes.

Durante su primera peregrinación a Lourdes, el 15 de agosto de 1983, el Papa Juan Pablo II se había dirigido a los enfermos en un tono fuertemente personal. El les hablaba del sufrimiento como una realidad de mil rostros frente a la cual cada uno reacciona de distinta manera. Había individuado tres distintos estados para asumir el sufrimiento por parte de aquellos que lo experimentan:

- Tomar conciencia con lucidez sin minimizarlo y sin acentuarlo

-  Aceptarlo, amparados en la certeza que le Señor os invita a seguir estando activos de acuerdo a vuestras posibilidades, a pesar de la enfermedad, y si están disminuidos echar mano de todas vuestras aptitudes y talentos, a pesar de vuestra incapacidad.

 Adoptar le gesto más bello  que existe: ofrecerse a si mismos.

Expresándose de esta manera, el Papa Juan Pablo II hablaba basado en su propia experiencia, pues había sufrido largamente a consecuencia del atentado del cual fue víctima el 13 de mayo de 1981. El hombre de 1983 parecía haber recobrado plenamente la salud. En 2004, se había transformado en testigo viviente de aquello que había enseñado hacia 21 años frente a la misma gruta.

El 11 de febrero, fecha de la primera aparición y fiesta de Nuestra  Señora de Lourdes, fue escogida por el Papa Juan Pablo II como el día de  todo aquello que se refiere a la enfermedad y  a la salud. El 11 de febrero de 1984 firmo, entre otros, su carta sobre el sufrimiento salvífico. Al año siguiente, instituía ese mismo día el Consejo Pontificio para la pastoral de la Salud y todos los años el 11 de febrero se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, siempre la celebración principal tenga lugar cada año en un continente diferente.

Lourdes, lugar predilecto de los enfermos. Lourdes, lugar predilecto por la fe en la Inmaculada Concepción. ¿Son independientes estas dos características, una de la otra? No, responde el papa Juan Pablo II en el Mensaje escrito para la Jornada mundialdel enfermo el 21 de febrero de 2004, celebrada por segunda vez en Lourdes, por expresa voluntad del Santo Padre.

La Inmaculada Concepción es, por tanto, la autora prometedora del día radiante de Cristo, que con su muerte y  resurrección, restablecerá la plena armonía entre Dios y la humanidad. Si Jesus es el manantial de la vida que vence a la muerte, Maria es la madre cariñosa que sale al paso de las expectativas de sus hijos, obteniendo para ellos la salud el alma y del cuero.

 Este es el mensaje que el Santuario de Lourdes presenta constantemente….

 El efecto de la gracia de la Inmaculada Concepción consiste en la gloria de la Asunción, cuyas curaciones son signos precursores. La herencia que hemos recibido del Papa Juan Pablo II en Lourdes se revela, pues, en su doble naturaleza de enseñanza y de testimonio. Tanto uno como otro forman parte del mensaje de Lourdes.

(Jacques Perrier, fue nombrado obispo coadjutor de Tarbes y Lourdes el 30 de mayo de 1997 y custodio de la Gruta en 2007. En septiembre de 2008 con motivo del 150 aniversario de las apariciones de Lourdes, acogió la visita del Papa Benedicto.)

 

 (publicado en Totus Tuus,  Nr 2 feb 2007, Revista de la Postulación de la Causa de Beatificacion y Canonización de Juan Pablo II)

 

 

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jueves, 8 de febrero de 2024

Santa Josefina Bakhita, esclava, religiosa, santa

 


Leer la historia de esta santa africana enaltece el alma, fortalece el espíritu y nos ayuda a aceptar nuestros propios sufrimientos pequeños y grandes, alentándonos porque un gran Amor nos espera, como la esperaba a ella. No obstante a nuestros ojos humanos creo que hay que tener un alma verdaderamente grande para decir :"Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa". Gracias Santa Josefina Bakhita por tu ejemplo.


Santa Josefina fue canonizada por el Santo Padre Juan Pablo II el 1ro de octubre de 2000 junto a otros santos mártires. Habia sido beatificada en la misma ceremonia en que fue beatificado Josemaría Escrivá el 17 de mayo de 1992.
 

En la Misa de canonización el Santo Padre Juan Pablo II nos recordó que en santa Josefina Bakhita encontramos una abogada brillante de la auténtica emancipación. La historia de su vida no inspira una aceptación pasiva, sino más bien una firme decisión de trabajar efectivamente por librar a niñas y mujeres de la opresión y la violencia, y devolverles su dignidad en el ejercicio pleno de sus derechos…….

Mi pensamiento se dirige al país de la nueva santa, que, durante los pasados diecisiete años, se ha visto desgarrado por una guerra cruel, para la que se vislumbra una pequeña señal de solución. En nombre de la humanidad que sufre, exhorto una vez más a los responsables: abrid vuestro corazón al clamor de millones de víctimas inocentes y seguid el camino de la negociación. Insto a la comunidad internacional a no seguir ignorando esta inmensa tragedia humana. Invito a toda la Iglesia a invocar la intercesión de santa Bakhita sobre todos nuestros hermanos y hermanas perseguidos y esclavizados, especialmente en África y en su tierra natal, Sudán, para que experimenten la reconciliación y la paz.

 

Y el Santo Padre Benedicto XVI en su Carta Encíclica Spe Salvi sobre la esperanza cristiana, en el primer capítulo, inmediatamente después de la introducción, titulado La fe es esperanza nos brinda un resumen de su historia y comienza preguntando:

(...)   ¿en qué consiste esta esperanza que, en cuanto esperanza, es « redención »? Pues bien, el núcleo de la respuesta se da en el pasaje antes citado de la Carta a los Efesios: antes del encuentro con Cristo, los Efesios estaban sin esperanza, porque estaban en el mundo « sin Dios ». Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza. Para nosotros, que vivimos desde siempre con el concepto cristiano de Dios y nos hemos acostumbrado a él, el tener esperanza, que proviene del encuentro real con este Dios, resulta ya casi imperceptible. El ejemplo de una santa de nuestro tiempo puede en cierta medida ayudarnos a entender lo que significa encontrar por primera vez y realmente a este Dios. Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo II. Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta– en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles « dueños » de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un « dueño » totalmente diferente –que llamó « paron » en el dialecto veneciano que ahora había aprendido–, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo. Hasta aquel momento sólo había conocido dueños que la despreciaban y maltrataban o, en el mejor de los casos, la consideraban una esclava útil. Ahora, por el contrario, oía decir que había un « Paron » por encima de todos los dueños, el Señor de todos los señores, y que este Señor es bueno, la bondad en persona. Se enteró de que este Señor también la conocía, que la había creado también a ella; más aún, que la quería. También ella era amada, y precisamente por el « Paron » supremo, ante el cual todos los demás no son más que míseros siervos. Ella era conocida y amada, y era esperada. Incluso más: este Dueño había afrontado personalmente el destino de ser maltratado y ahora la esperaba « a la derecha de Dios Padre ». En este momento tuvo « esperanza »; no sólo la pequeña esperanza de encontrar dueños menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa. A través del conocimiento de esta esperanza ella fue « redimida », ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios; sin esperanza porque estaban sin Dios. Así, cuando se quiso devolverla a Sudán, Bakhita se negó; no estaba dispuesta a que la separaran de nuevo de su « Paron ». El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la Confirmación y la primera Comunión de manos del Patriarca de Venecia. El 8 de diciembre de 1896 hizo los votos en Verona, en la Congregación de las hermanas Canosianas, y desde entonces –junto con sus labores en la sacristía y en la portería del claustro– intentó sobre todo, en varios viajes por Italia, exhortar a la misión: sentía el deber de extender la liberación que había recibido mediante el encuentro con el Dios de Jesucristo; que la debían recibir otros, el mayor número posible de personas. La esperanza que en ella había nacido y la había « redimido » no podía guardársela para sí sola; esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos.