Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 31 de mayo de 2013

Juan Pablo II : El mes de mayo debe continuar en nuestra vida

Hoy finaliza, según el calendario litúrgico, el mes de Maria que celebramos todos los años durante el mes de mayo.

Al finalizar el mes mariano en su homilía ante la Gruta de Lourdes de los jardines vaticanos el jueves 31 de mayo de 1979 el Papa Juan Pablo II nos invitaba a reflexionar “en la actitud interior fundamental de la Virgen Santísima en su relación con Dios: su fe. ¡María ha creído! Ha creído en las palabras del Señor, transmitidas por el Arcángel Gabriel; su corazón purísimo, ya entregado totalmente a Dios desde la infancia, se dilató en la Anunciación por el Fiat generoso, incondicional, con el que aceptó convertirse en la Madre del Mesías e Hijo de Dios: desde ese momento Ella, introduciéndose aún más profundamente en el plan de Dios, se dejará llevar de la mano por la misteriosa Providencia y por toda la vida, arraigada en la fe, seguirá espiritualmente, a su Hijo, convirtiéndose en su primera y perfecta "discípula" y realizando cotidianamente las exigencias de este seguimiento, según las palabras de Jesús: "El que no toma su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo" (Lc 14, 27).”

Nos exhortaba además que “el mes de mayo no puede terminar; debe continuar en nuestra vida, porque la veneración, el amor, la devoción a la Virgen no pueden desaparecer de nuestro corazón, más aún deben crecer y manifestarse en un testimonio de vida cristiana, modelada según el ejemplo de María, "el nombre de la hermosa flor que siempre invoco / mañana y tarde", como canta el poeta Dante Alighieri (Paradiso, XXIII, 88).”


Visitación de Mariotto Albertinelli (1474-1515 – Wikipedia)

Nos recordaba a su vez la festividad de la Visitación de Maria a su prima Isabel: “La fiesta de hoy, la Visitación, nos presenta otro aspecto de la vida interior de María: su actitud de servicio humilde y de amor desinteresado para quien se encuentra en necesidad. Apenas ha sabido por el Arcángel Gabriel el estado de su pariente Isabel, se pone inmediatamente en camino hacia la montaña, para llegar "con prisa" a su ciudad de Judea, la actual "Ain Karim". El encuentro de las dos Madres es también el encuentro entre el Precursor y el Mesías que, por la mediación de su Madre, comienza a obrar la salvación haciendo exultar de alegría a Juan el Bautista todavía en el seno de la madre.”

Y terminaba su homilía con una oración:

¡Oh Virgen Santísima, Madre de Dios, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia, míranos clemente en esta hora!

¡Virgo Fidelis, Virgen Fiel, ruega por nosotros! ¡Enséñanos a creer como Tú has creído! Haz que nuestra fe en Dios, en Cristo, en la Iglesia, sea siempre límpida, serena, valiente, fuerte, generosa.

¡Mater Amabilis, Madre digna de amor! ¡Mater Pulchrae Dilectionis, Madre del Amor Hermoso, ruega por nosotros! Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos como Tú los has amado: haz que nuestro amor hacia los demás sea siempre paciente, benigno, respetuoso.

¡Causa nostrae letitiae, Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros! Enséñanos a saber recoger, en la fe, la paradoja de la alegría cristiana, que nace y florece del dolor, de la renuncia, de la unión con tu Hijo crucificado: haz que nuestra alegría sea siempre auténtica y plena, para poderla comunicar a todos.

Amén

jueves, 30 de mayo de 2013

Juan Pablo II: La Eucaristía , misterio de luz

«Les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura» (Lc 24,27)



“ El relato de la aparición de Jesús resucitado a los dos discípulos de Emaús nos ayuda a enfocar un primer aspecto del misterio eucarístico que nunca debe faltar en la devoción del Pueblo de Dios: ¡La Eucaristía misterio de luz! ¿En qué sentido puede decirse esto y qué implica para la espiritualidad y la vida cristiana?

Jesús se presentó a sí mismo como la «luz del mundo» (Jn 8,12), y esta característica resulta evidente en aquellos momentos de su vida, como la Transfiguración y la Resurrección, en los que resplandece claramente su gloria divina. En la Eucaristía, sin embargo, la gloria de Cristo está velada. El Sacramento eucarístico es un «mysterium fidei» por excelencia. Pero, precisamente a través del misterio de su ocultamiento total, Cristo se convierte en misterio de luz, gracias al cual se introduce al creyente en las profundidades de la vida divina. En una feliz intuición, el célebre icono de la Trinidad de Rublëv pone la Eucaristía de manera significativa en el centro de la vida trinitaria.

La Eucaristía es luz, ante todo, porque en cada Misa la liturgia de la Palabra de Dios precede a la liturgia eucarística, en la unidad de las dos «mesas», la de la Palabra y la del Pan. Esta continuidad aparece en el discurso eucarístico del Evangelio de Juan, donde el anuncio de Jesús pasa de la presentación fundamental de su misterio a la declaración de la dimensión propiamente eucarística: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida» (Jn 6,55). Sabemos que esto fue lo que puso en crisis a gran parte de los oyentes, llevando a Pedro a hacerse portavoz de la fe de los otros Apóstoles y de la Iglesia de todos los tiempos: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68). En la narración de los discípulos de Emaús Cristo mismo interviene para enseñar, «comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas», cómo «toda la Escritura» lleva al misterio de su persona (cf. Lc 24,27). Sus palabras hacen «arder» los corazones de los discípulos, los sacan de la oscuridad de la tristeza y desesperación y suscitan en ellos el deseo de permanecer con Él: «Quédate con nosotros, Señor» (cf. Lc24,29).

Los Padres del Concilio Vaticano II, en la Constitución Sacrosanctum Concilium, establecieron que la «mesa de la Palabra» abriera más ampliamente los tesoros de la Escritura a los fieles.[9] Por eso permitieron que la Celebración litúrgica, especialmente las lecturas bíblicas, se hiciera en una lengua conocida por todos. Es Cristo mismo quien habla cuando en la Iglesia se lee la Escritura.[10] Al mismo tiempo, recomendaron encarecidamente la homilía como parte de la Liturgia misma, destinada a ilustrar la Palabra de Dios y actualizarla para la vida cristiana.[11] Cuarenta años después del Concilio, el Año de la Eucaristía puede ser una buena ocasión para que las comunidades cristianas hagan una revisión sobre este punto. En efecto, no basta que los fragmentos bíblicos se proclamen en una lengua conocida si la proclamación no se hace con el cuidado, preparación previa, escucha devota y silencio meditativo, tan necesarios para que la Palabra de Dios toque la vida y la ilumine.”


Invito visitar posts etiquetados Eucaristia, y Corpus Christi

martes, 28 de mayo de 2013

Diario romano 2006 ultimos dos dias en Roma

El mismo día del cumpleaños del Papa Juan Pablo II 18 de mayo fuimos con una amiga romana a la Libreria Internazionale Giovanni Paolo II. Compramos algunos libros…me hubiera comprado mas, muchos mas….además deseaba vivir un poco más cerca para venir más a menudo al menos a hojear algunos….

Despues de otra pizza nos sentamos en los escalones de la imponente columnata de Bernini y charlamos, tomamos fotografias, grabamos nuestros recuerdos para un programa en Jasna Gora y simplemente disfrutamos del atardecer de aquel dia inolvidable. Cuando se va escondiendo el sol y anochece los recuerdos se pintan de nostalgia. Despues de todo era una noche particular 18 de mayo una mezcla de tristeza y oración pero también de agradecimiento y júbilo por haberlo tenido a Juan Pablo II entre nosotros. Alli donde esta la laja marcando el triste intento de asesinato cantamos, cada una en su lengua, una de sus canciones preferidas “Barka” (Pescador de hombres) Emocionante…. Sentíamos que nos acompañaba….



Algo que inesperadamente marcó profundamente mi viaje fue nuestra visita a la Iglesia Carmelita de Santa Maria del Carmelo in Traspontina, alli sobre Via Conciliazione, a unos pasos de la Plaza San Pedro. Yo quería presentarles a mis amigas el precioso altar de la Virgen del Carmen y el poster del joven Karol Wojtyla luciendo su escapulario como trabajador.


Lo que planeaba ser una simple invitación para ellas resulto ser un verdadero schock para mi! El poster del joven Karol Wojtyla que antes estaba pegado sobre la puerta de entrada ahora estaba colocado sobre un atril allí cerca de la Virgen, y ¡oh sorpresa! En ese momento se me escapó del fondo del alma la expresión “Oh my God” (entre nosotras hablábamos en ingles) el mail que yo había enviado el año anterior estaba allí pegado al lado de la fotografía, y había sido traducido al italiano. Se pueden imaginar? Yo sentía que me explotaba el corazón. Explico brevemente: Yo había estado allí el año anterior (2005) y había entrado a la iglesia “invitada” por ese poster que estaba pegado sobre la puerta de entrada. Fue una fotografía que me impresionó profundamente: un hombre joven, buen mozo (Karol Wojtyla) operario, luciendo alrededor de su cuello el escapulario de la Virgen. Algo increíble. Cuando regresé a casa sentí la necesidad de comunicar mis sentimientos y escribí un mail a la parroquia diciéndoles que entre todo lo que había visto una de las cosas que más me había imactado durante mi viaje era justamente esa fotografía. Y ese hubiese sido el final de la historia de no haber tenido el privilegio de volver a entrar en esa Iglesia un año después. Nunca había recibido acuse de recibo del mail, no sabía si había sido recibido. Asi que cuando lo vi allí me dirigí a la sacristía, charlé brevementre con el fraile que me había atendido y le comenté mi anécdota. Otra sorpresa: había sido justamente el quien había recibido el mensaje, lo había traducido al italiano y colocado allí. Sentía unas tremendas ganas de abrazarlo, pero no lo hice;)



Una de las visitas más queridas también fue la que hicimos a Santa Maria del Popolo, ubicada del lado norte de la gran Piazza del Popolo, frente a las Iglesias gemelas de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto. Santa Maria del Popolo es una iglesia que esconde historia por todos los rincones, engalanada con obras de los maestros Rafael, Caravaggio y Bernini. Habia sido primero una pequeña capilla, convertida en iglesia pequeña más tarde hasta que en 1472-77 se construyo una nueva iglesia. Una iglesia relativamente pequeña llena de preciados tesoros y además la iglesia encomendada a nuestro querido amigo el cardinal Stanislaw Dziwisz. Tuvo suerte al habérsele asignado una iglesia tan cerquita de San Pedro, asi en sus breves Viajes al Vaticano puede hacerle varias visitas y hasta disfrutar una caminata a orillas del enigmático Tevere.

Llegaba el dia que debía decir adiós a Roma, el dia siguiente 19 de mayo terminaba mi deliciosa “aventura” en Roma y aunque partia hacia mi querida Polonia dejaba alli una parte de mi crazon. Mi querida Roma! Fuimos con Jola a darle un último adiós a Juan Pablo II y rezamos allí.


(entonces la tumba aun estaba en la cripta)

Desayunamos y después mis colegas de viaje me acompañaron hasta la parada del autobús. Pero pasaba algo ….no había buses ni de un lado ni de otro y los que pasaban llevaban el cartel “deposito” que ocurría? Nos enteramos cuando una amable romana se bajo de su moto y nos dijo que había paro de transportes…. Y ahora? Volvimos al hotel, nos prometieron un taxi, pero tampoco había taxis disponibles….así quela única solución era correr hacia la estación de tren arrastrando la valija…. Éramos cuatro las que corríamos, bajábamos y subíamos escalones…..y hasta esperaron que llegase el tren. Finalmente ubicada me sentí algo mas aliviada, temerosa igual si perdía el vuelo. Aunque Fiumicino era un caos llegue a tiempo, pero a último momento. Era la última valija que recibían para ese vuelo. Adiós Roma, adiós, hasta pronto! Cuando? Debo desde aquí gritarles nuevamente (me escuchan?) GRACIAS Karolina, Petra, Jola.

No se si se habían dado cuenta de lo agradecida que estaba, lo miserable y nerviosa que me sentía, pero nunca me voy a a olvidar del espíritu de camaradería que vivimos aquellos dias. Jola, Karolina, Petra otra vez gracias, thank you, dziękujemy'! danke!

sábado, 25 de mayo de 2013

Juan Pablo II a los argentinos: La verdad, aquella síntesis superadora


“Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8, 32) leemos en el Evangelio de San Juan. Las tensiones y conflictos que puedan aparecer en el panorama social son una invitación urgente, a menudo dolorosa, a que asumáis vuestra responsabilidad de hombres de cultura. He aquí un desafío para vuestro talento: mostrar a la sociedad que los enfrentamientos y las incomprensiones van frecuentemente ligadas a la ignorancia y al desconocimiento mutuo entre las partes: poner de manifiesto que la verdad es aquella síntesis superadora, capaz de resolver los problemas reales y los conflictos, de tal manera que los sectores rivales puedan reconocer su propia parte en un proyecto más íntegro y armónico, que abrace e incluya a todos en un esfuerzo común de civilización.

Soy consciente –como vosotros– de que esta tarea es ardua. No se trata de llegar a entendimientos ocasionales, más o menos superficiales, sino que es necesario ir a las raíces de los conflictos para descubrir y rescatar las diversas partes de verdad y recomponerlas en su unidad indivisible para que puedan expresar toda su profundidad. Esta labor exige paciencia, dedicación, espíritu tolerante y pluralista. A veces se experimentará el dolor de ver que desfallecen los ánimos, pero nunca ha de faltar la esperanza de llegar a superar los problemas que hoy nos aquejan.

No podemos olvidar que, en vuestro país ha existido siempre, desde sus comienzos, un particular interés por la cultura. Fue una decisión clarividente, tomada por las autoridades, desde épocas tempranas, la de empeñarse por hacer llegar la educación a todos los sectores de la población. El camino por recorrer en este campo es aún largo y difícil; pero no por eso os debe faltar el tesón y el entusiasmo, conscientes de que vuestras aportaciones no caerán en el vacío, sino que serán piedras sillares en la construcción de ese gran edificio que es la cultura de un pueblo.”


viernes, 24 de mayo de 2013

Fátima la más profética de las apariciones modernas – una llamada a la conversión

Ante tantas controversias y especulaciones en cuanto al último secreto de Fátima debemos recordar que el texto completo del Mensaje de Fátima (primera, segunda y tercera parte) con comentarios, notas, facsímiles, coloquios, comunicados, notas y un comentario teológico firmado por el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe está disponible en el sitio de la Santa Sede .

Aquí transcribo la interpretación teológica del entonces Cardenal Ratzinger titulada:

Un intento de interpretación del secreto de Fátima

“La primera y segunda parte del secreto de Fátima han sido ya discutidas tan ampliamente por la literatura especializada que ya no hay que ilustrarlas más. Quisiera sólo llamar la atención brevemente sobre el punto más significativo. Los niños han experimentado durante un instante terrible una visión del infierno. Han visto la caída de las « almas de los pobres pecadores ». Y se les dice por qué se les ha hecho pasar por ese momento: para « salvarlas », para mostrar un camino de salvación. Viene así a la mente la frase de la Primera Carta de Pedro: « meta de vuestra fe es la salvación de las almas » (1,9). Para este objetivo se indica como camino -de un modo sorprendente para personas provenientes del ámbito cultural anglosajón y alemán- la devoción al Corazón Inmaculado de María. Para entender esto puede ser suficiente aquí una breve indicación. « Corazón » significa en el lenguaje de la Biblia el centro de la existencia humana, la confluencia de razón, voluntad, temperamento y sensibilidad, en la cual la persona encuentra su unidad y su orientación interior. El «corazón inmaculado » es, según Mt 5,8, un corazón que a partir de Dios ha alcanzado una perfecta unidad interior y, por lo tanto, « ve a Dios ». La « devoción » al Corazón Inmaculado de María es, pues, un acercarse a esta actitud del corazón, en la cual el « fiat » —hágase tu voluntad— se convierte en el centro animador de toda la existencia. Si alguno objetara que no debemos interponer un ser humano entre nosotros y Cristo, se le debería recordar que Pablo no tiene reparo en decir a sus comunidades: imitadme (1 Co 4, 16; Flp 3,17; 1 Ts 1,6; 2 Ts 3,7.9). En el Apóstol pueden constatar concretamente lo que significa seguir a Cristo. ¿De quién podremos nosotros aprender mejor en cualquier tiempo si no de la Madre del Señor?

Llegamos así, finalmente, a la tercera parte del « secreto » de Fátima publicado íntegramente aquí por primera vez. Como se desprende de la documentación precedente, la interpretación que el Cardenal Sodano ha dado en su texto del 13 de mayo, había sido presentada anteriormente a Sor Lucia en persona. A este respecto, Sor Lucia ha observado en primer lugar que a ella misma se le dio la visión, no su interpretación. La interpretación, decía, no es competencia del vidente, sino de la Iglesia. Ella, sin embargo, después de la lectura del texto, ha dicho que esta interpretación correspondía a lo que ella había experimentado y que, por su parte, reconocía dicha interpretación como correcta. En lo que sigue, pues, se podrá sólo intentar dar un fundamento más profundo a dicha interpretación a partir de los criterios hasta ahora desarrollados.

Como palabra clave de la primera y de la segunda parte del « secreto » hemos descubierto la de « salvar las almas », así como la palabra clave de este « secreto » es el triple grito: « ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! ». Viene a la mente el comienzo del Evangelio: « paenitemini et credite evangelio » (Mc 1,15). Comprender los signos de los tiempos significa comprender la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe. Esta es la respuesta adecuada al momento histórico, que se caracteriza por grandes peligros y que serán descritos en las imágenes sucesivas. Me permito insertar aquí un recuerdo personal: en una conversación conmigo Sor Lucia me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto.

Examinemos ahora más de cerca cada imagen. El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llamada a la penitencia. De ese modo se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen que los niños vieron, no es una película anticipada del futuro, de la cual nada podría cambiarse. Toda la visión tiene lugar en realidad sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. El sentido de la visión no es el de mostrar una película sobre el futuro ya fijado de forma irremediable. Su sentido es exactamente el contrario, el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien. Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalísticas del « secreto » que, por ejemplo, dicen que el atentado del 13 de mayo de 1981 habría sido en definitiva un instrumento del plan divino guiado por la Providencia y que, por tanto, no habría actuado libremente, así como otras ideas semejantes que circulan. La visión habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de los mismos.

Las siguientes frases del texto muestran una vez más muy claramente el carácter simbólico de la visión: Dios permanece el inconmensurable y la luz que supera todas nuestras visiones. Las personas humanas aparecen como en un espejo. Debemos tener siempre presente esta limitación interna de la visión, cuyos confines están aquí indicados visivamente. El futuro se muestra sólo « como en un espejo de manera confusa » (cf. 1 Co 13,12). Tomemos ahora en consideración cada una de las imágenes que siguen en el texto del « secreto ». El lugar de la acción aparece descrito con tres símbolos: una montaña escarpada, una grande ciudad medio en ruinas y, finalmente, una gran cruz de troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo como lugar de las destrucciones, en las cuales el hombre destruye la obra de su propio trabajo. La ciudad puede ser el lugar de comunión y de progreso, pero también el lugar del peligro y de la amenaza más extrema. Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación; se levanta como signo de la miseria de la historia y como promesa para la misma.

Aparecen después aquí personas humanas: el Obispo vestido de blanco (« hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre »), otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y, finalmente, hombres y mujeres de todas las clases y estratos sociales. El Papa parece que precede a los otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que lo rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su camino pasa en medio de los cuerpos de los muertos. El camino de la Iglesia se describe así como un viacrucis, como camino en un tiempo de violencia, de destrucciones y de persecuciones. Se puede ver representada en esta imagen la historia de todo un siglo. Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad y están orientados hacia la cruz, también los tiempos son presentados de forma compacta. En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los mártires, como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad. En el « espejo » de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de decenios. A este respecto, parece oportuno mencionar una frase de la carta que Sor Lucia escribió al Santo Padre el 12 de mayo de 1982: « la tercera parte del “secreto” se refiere a las palabras de Nuestra Señora: “Si no (Rusia) diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán destruidas” ».

En el viacrucis de este siglo, la figura del Papa tiene un papel especial. En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papas, que empezando por Pío X hasta el Papa actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado por avanzar entre ellas por el camino que lleva a la cruz. En la visión también el Papa es matado en el camino de los mártires. ¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del « secreto », reconocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el haberse salvado, con las siguientes palabras: « ...fue una mano materna a guiar la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se paró en el umbral de la muerte » (13 de mayo de 1994). Que una « mano materna » haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones.

La conclusión del « secreto » recuerda imágenes que Lucía puede haber visto en libros de piedad y cuyo contenido deriva de antiguas intuiciones de fe. Es una visión consoladora, que quiere hacer maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y la sangre de los mártires están aquí consideradas juntas: la sangre de los mártires fluye de los brazos de la cruz. Su martirio se lleva a cabo de manera solidaria con la pasión de Cristo y se convierte en una sola cosa con ella. Ellos completan en favor del Cuerpo de Cristo lo que aún falta a sus sufrimientos (cf. Col 1,24). Su vida se ha convertido en Eucaristía, inserta en el misterio del grano de trigo que muere y se hace fecundo. La sangre de los mártires es semilla de cristianos, ha dicho Tertuliano. Así como de la muerte de Cristo, de su costado abierto, ha nacido la Iglesia, así la muerte de los testigos es fecunda para la vida futura de la Iglesia. La visión de la tercera parte del « secreto », tan angustiosa en su comienzo, se concluye pues con un imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano y, precisamente, una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte en señal orientadora para la búsqueda de Dios por parte del hombre. En las manos amorosas de Dios no han sido acogidos únicamente los que sufren como Lázaro, que encontró el gran consuelo y representa misteriosamente a Cristo que quiso ser para nosotros el pobre Lázaro; hay algo más, del sufrimiento de los testigos deriva una fuerza de purificación y de renovación, porque es actualización del sufrimiento mismo de Cristo y transmite en el presente su eficacia salvífica.

Hemos llegado así a una última pregunta: ¿Qué significa en su conjunto (en sus tres partes) el « secreto » de Fátima? ¿Qué nos dice a nosotros? Ante todo, debemos afirmar con el Cardenal Sodano: « ...los acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del « secreto » de Fátima, parecen pertenecer ya al pasado ». En la medida en que se refiere a acontecimientos concretos, ya pertenecen al pasado. Quien había esperado en impresionantes revelaciones apocalípticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia debe quedar desilusionado. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad, del mismo modo que la fe cristiana por lo demás no quiere y no puede ser un mero alimento para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del « secreto »: la exhortación a la oración como camino para la « salvación de las almas » y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión.

Quisiera al final volver aún sobre otra palabra clave del « secreto », que con razón se ha hecho famosa: « mi Corazón Inmaculado triunfará ». ¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este « sí » Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: « padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo » (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa.”

Joseph Card. Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

martes, 21 de mayo de 2013

En el Rosario el camino de Cristo y el de María se encuentran profundamente unidos

(los senderos de Jesús y los senderos de Nuestra Señora en Kalwaria Zebrzydowska)



“En el recorrido espiritual del Rosario, basado en la contemplación incesante del rostro de Cristo –en compañía de María– este exigente ideal de configuración con Él se consigue a través de una asiduidad que pudiéramos decir 'amistosa'. Ésta nos introduce de modo natural en la vida de Cristo y nos hace como 'respirar' sus sentimientos. Acerca de esto dice el Beato Bartolomé Longo: «Como dos amigos, frecuentándose, suelen parecerse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los Misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida de comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra pequeñez, parecidos a ellos, y aprender de estos eminentes ejemplos el vivir humilde, pobre, escondido, paciente y perfecto».[18]

Además, mediante este proceso de configuración con Cristo, en el Rosario nos encomendamos en particular a la acción materna de la Virgen Santa. Ella, que es la madre de Cristo y a la vez miembro de la Iglesia como «miembro supereminente y completamente singular»,[19] es al mismo tiempo 'Madre de la Iglesia'. Como tal 'engendra' continuamente hijos para el Cuerpo místico del Hijo. Lo hace mediante su intercesión, implorando para ellos la efusión inagotable del Espíritu. Ella es el icono perfecto de la maternidad de la Iglesia.

El Rosario nos transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo «sea formado» plenamente en nosotros (cf. Ga 4, 19). Esta acción de María, basada totalmente en la de Cristo y subordinada radicalmente a ella, «favorece, y de ninguna manera impide, la unión inmediata de los creyentes con Cristo».[20] Es el principio iluminador expresado por el Concilio Vaticano II, que tan intensamente he experimentado en mi vida, haciendo de él la base de mi lema episcopal: Totus tuus.[21] Un lema, como es sabido, inspirado en la doctrina de san Luis María Grignion de Montfort, que explicó así el papel de María en el proceso de configuración de cada uno de nosotros con Cristo: «Como quiera que toda nuestra perfección consiste en el ser conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, la más perfecta de la devociones es, sin duda alguna, la que nos conforma, nos une y nos consagra lo más perfectamente posible a Jesucristo. Ahora bien, siendo María, de todas las criaturas, la más conforme a Jesucristo, se sigue que, de todas las devociones, la que más consagra y conforma un alma a Jesucristo es la devoción a María, su Santísima Madre, y que cuanto más consagrada esté un alma a la Santísima Virgen, tanto más lo estará a Jesucristo».[22] De verdad, en el Rosario el camino de Cristo y el de María se encuentran profundamente unidos. ¡María no vive más que en Cristo y en función de Cristo!”

(Beato Juan Pablo II Exhortación Apostólica Rosarium Virginis Mariae)

viernes, 10 de mayo de 2013

Oración de Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe





Santísima Virgen de Guadalupe,
te encomiendo de modo especial
al querido pueblo mexicano
para que intercedas por él
y nunca se desvíe de la verdadera fe;
para que, con la fuerza del Señor Resucitado,
sepa hacer frente a las nuevas situaciones;
defienda siempre el don de la vida,
haga imperar la verdad y la justicia,
promueva la laboriosidad
y la comunicación cristiana de bienes
y pueda ser una gozosa realidad
la civilización del amor
en la gran familia de los hijos de Dios.
Amén.

En este sitio guadalupano se brindan detalles de la “historia” de esta capilla, la foto es mia.

jueves, 9 de mayo de 2013

Mayo, mes de Maria, el mes que más nos recuerda el Totus Tuus de Juan Pablo II

 “El mes de mayo nos estimula a pensar y hablar de modo particular de Ella. En efecto, éste es su mes. Así, pues, el período del año litúrgico y a la vez el corriente mes llaman e invitan a nuestros corazones a abrirse de manera singular a María.” Expresaba el Beato Juan Pablo II en la Audiencia General del 2 de mayo de 1979.
La fiel y firme trayectoria mariana de Karol Wojtyla/Juan Pablo II fue marcada desde los años de su niñez, cuando después de la muerte de su madre, fue su padre quien le guio por los caminos de su amor a Maria, para que encontrara en ella su consejera, aliada y mediadora en momentos tristes y trágicos de su historia. Sus primeros pasos fueron ante el altar a Nuestra Señora del Socorro en su parroquia y el Santuario carmelita “sobre la colina” como el lo llama.




Le siguieron luego Kalwaria Zebrzydowska, el Santuario de los hermanos paulinos, a tan poca distancia de su natal Wadowice , destino mariano de peregrinación de toda la nación, que más tarde quedaría sellado de por vida por su fuerte vinculo a ese lugar santo de los polacos: el Santuario de su Reina y Madre de Jasna Gora. 
 Con ocasión de la primera visita a su patria como Pontífice el Papa Juan Pablo II recalco en breves palabras en su homilía del 4 de junio de 1979 en el Santuario la indisoluble unión de Polonia con su Madre y Reina. “La historia de Polonia se puede escribir de diversos modos; especialmente la de los últimos siglos se puede interpretar en clave diversa. Sin embargo, si queremos saber cómo interpreta esta historia el corazón de los polacos, es necesario venir aquí, es necesario sintonizar con este santuario, es necesario percibir el eco de la vida de toda la nación en el corazón de su Madre y Reina.”

Ese amor a Maria ya desde sus jóvenes años se extendería como lazo natural a su Hijo como el mismo le confiaba a Vittorio Messori en Cruzando el Umbral de la Esperanza, en un capitulo (XXXII) que es una especie de pequeño compendio de su vida mariana.
Alli explica el sentido de la devoción y el significado de su Totus Tuus, formula que – como el decía “no tiene solamente un carácter piadoso, no es una simple expresión de devoción: es algo más. La orientación hacia una devoción tal se afirmó en mí en el período en que, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajaba de obrero en una fábrica. En un primer momento me había parecido que debía alejarme un poco de la devoción mariana de la infancia, en beneficio de un cristianismo cristocéntrico. Gracias a san Luis Grignon de Montfort comprendí que la verdadera devoción a la Madre de Dios es, sin embargo, cristocéntrica, más aún, que está profundamente radicada en el Misterio trinitario de Dios, y en los misterios de la Encarnación y la Redención.
Así pues, redescubrí con conocimiento de causa la nueva piedad mariana, y esta forma madura de devoción a la Madre de Dios me ha seguido a través de los años: sus frutos son la Redemptoris Mater y la Mulieris dignitatem.
Respecto a la devoción mariana, cada uno de nosotros debe tener claro que no se trata sólo de una necesidad del corazón, de una inclinación sentimental, sino que corresponde también a la verdad objetiva sobre la Madre de Dios. María es la nueva Eva, que Dios pone ante el nuevo Adán-Cristo, comenzando por la Anunciación, a través de la noche del Nacimiento en Belén, el banquete de bodas en Caná de Galilea, la Cruz sobre el Gólgota, hasta el cenáculo del Pentecostés: la Madre de Cristo Redentor es Madre de la Iglesia.
El Concilio Vaticano II da un paso de gigante tanto en la doctrina como en la devoción mariana. No es posible traer aquí ahora todo el maravilloso capítulo VIII de la Lumen gentium, pero habría que hacerlo. Cuando participé en el Concilio, me reconoci a mí mismo plenamente en este capítulo, en el que reencontré todas mis pasadas experiencias desde los años de la adolescencia, y también aquel especial ligamen que me une a la Madre de Dios de forma siempre nueva. La primera forma, la más antigua, está ligada a las visitas durante la infancia a la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la iglesia parroquial de Wadowice, está ligada a la tradición del escapulario del Carmen, particularmente elocuente y rica en simbolismo, que conocí desde la juventud por medio del convento de carmelitas que se halla «sobre la colina» de mi ciudad natal. Está ligada, además, a la tradición de las peregrinaciones al santuario de Kalwaria Zebrzydowska, uno de esos lugares que atraen a multitudes de peregrinos, especialmente del sur de Polonia y de más allá de los Cárpatos. Este santuario regional tiene una particularidad, la de ser no solamente mariano, sino también profundamente cristocéntrico. Y los peregrinos que llegan allí, durante su primera jornada junto al santuario de Kalwaria practican antes que nada los «senderos», que son un Viacrucis en el que el hombre encuentra su sitio junto a Cristo por medio de María.




 La Crucifixión, que es también el punto topográficamente más alto, domina los alrededores del santuario. La solemne procesión mariana, que tiene lugar antes de la fiesta de la Asunción, no es sino la expresión de la fe del pueblo cristiano en la especial participación de la Madre de Dios en la Resurrección y en la Gloria de su propio Hijo. Desde los primerisimos años, mi devoción mariana estuvo relacionada estrechamente con la dimensión cristológica. En esta dirección me iba educando el santuario de Kalwaria.



Un capítulo aparte es Jasna Góra, con su icono de la Señora Negra.


 La Virgen de Jasna Góra es desde hace siglos venerada como Reina de Polonia. Éste es el santuario de toda la nación. De su Señora y Reina la nación polaca ha buscado durante siglos, y continúa buscando, el apoyo y la fuerza para el renacimiento espiritual. Jasna Góra es lugar de especial evangelización. Los grandes acontecimientos de la vida de Polonia están siempre de alguna manera ligados a este sitio; sea la historia antigua de mi nación, sea la contemporánea, tienen precisamente allí su punto de más intensa concentración, sobre la colina de Jasna Góra.

Cuanto he dicho pienso que explica suficientemente la devoción mariana del actual Papa y, sobre todo, Su actitud de total abandono en María, ese Totus Tuus.”

Otro destino mariano por excelencia, ya como sacerdote, obispo y arzobispo fue el tan querido Santuario de Piekary y las majestuosas peregrinaciones que se sucedían año a año durante el mes de mayo.


Invito visitar posts etiquetados Marianas


sábado, 4 de mayo de 2013

Juan Pablo II : el respeto por las diferencias (2)



“El hombre es un ser espiritual. Nosotros los creyentes sabemos que no vivimos en un mundo cerrado. Nosotros creemos en Dios. Somos adoradores de Dios. Somos buscadores de Dios.

La Iglesia católica observa con respeto y reconoce la calidad de vuestro progreso religioso, la riqueza de vuestra tradición espiritual.

También nosotros los cristianos nos sentimos orgullosos de nuestra tradición religiosa.

Creo que nosotros, cristianos y musulmanes, debemos reconocer con gozo los valores religiosos que tenemos en común, y agradecer a Dios por ellos. Unos y otros creemos en un Dios, el único Dios, que es plenitud de Justicia y plenitud de misericordia: nosotros creemos en la importancia de la oración, del ayuno y de la limosna, de la penitencia y del perdón; creemos que Dios nos será juez misericordioso en el fin de los tiempos, y esperamos que después de la resurrección estará satisfecho con nosotros y nosotros estaremos satisfechos con él.

La lealtad también exige que reconozcamos y respetemos nuestras diferencias. Obviamente la más significativa es como vemos a la persona y a la obra de Jesús de Nazaret. Ustedes saben que para los cristianos, este Jesús les invita entrar en un conocimiento intimo del misterio de Dios y en filial comunión con sus dones, a fin de que lo reconozcan y lo proclamen Señor y Salvador.

Estas son diferencias importantes, que podemos aceptar con humildad y respeto, con tolerancia mutua; existe en ello un misterio sobre el cual, que Dios algún día nos iluminará, estoy seguro.

Cristianos y musulmanes, en general no hemos malentendido, y a veces en el pasado, opuesto entrando en polémicas y guerras.

Creo que hoy Dios nos invita a cambiar nuestras actitudes antiguas. Debemos respetarnos uno al otro, y además estimularnos mutuamente en obras de bien camino a Dios.

Al igual que yo ustedes saben lo que significan los valores espirituales. Las ideologías y los slogans no pueden satisfaceros ni pueden solucionarles los problemas de vuestra vida. Solo pueden hacerlo los valores espirituales y morales y ellos tienen su fundamento en Dios.

Estimados jóvenes, espero que ustedes puedan colaborar en la construcción de un mundo donde Dios ocupe el primer lugar a fin de ayudar a salvar al hombre. En este camino cuenten ustedes con la estima y la colaboración de sus hermanos católicos a quienes represento esta tarde.”


viernes, 3 de mayo de 2013

Juan Pablo II: Buscas a Dios?



“Así, pues: ¿buscas a Dios? Encuéntralo en tu hermano, porque Cristo se ha como identificado ya en cada uno de los hombres. ¿Quieres amar a Cristo? Ámalo en tu hermano, porque todo lo que haces a uno cualquiera de tus semejantes, Cristo lo considera hecho a Él. Si te esfuerzas, pues, en abrirte con amor a tu prójimo, si tratas de establecer relaciones de paz con él, si quieres poner en común tus recursos con el prójimo, para que tu alegría, al comunicarse, se haga más verdadera, tendrás a tu lado a Cristo y con Él podrás alcanzar la meta que sueña tu corazón: un mundo más justo y, por lo tanto, más humano.”


jueves, 2 de mayo de 2013

Diario romano 2006 – 18 de mayo celebrando el cumpleaños de Juan Pablo II en Roma

De la visita a la Oficina de la Postulación el día anterior nos quedaba una incógnita! La respuesta de Mons. Oder si este día 18 de mayo, día del nacimiento de Karol Wojtyla (1920 en Wadowice) podría celebrar una Misa en la cripta, para nosotras.
Éramos plenamente conscientes del privilegio que eso significaba. Ese día nos habíamos levantado un poco más tarde, exhaustas como estábamos del día anterior. Cuando bajamos a desayunar nos esperaba el gran regalo: la confirmación que Mons. Oder nos esperaba para celebrar Misa a las 16.00 en la Capilla polaca, a metros de la tumba de Juan Pablo II!


Es difícil expresar en palabras la emoción que flotaba en el aire, una vivencia fuerte mezclada de emoción y cierto orgullo, sentirnos tocadas por la mano de Dios, un privilegio inusual. No es que tuviéramos dudas, pero Mons. Oder acababa de regresar de un viaje la noche anterior y en su oficina tendría un pilón de pendientes… El es el Postulador de la Causa de Juan Pablo II, pero en realidad su “trabajo” de jornada completa lo cumple en el Tribunal del Vicariato de Roma.

La Misa se celebraría por la tarde así que aun teníamos algunas horas para “caminar” Roma a piacere, si bien regresamos al hotel temprano para prepararnos para este sueño (semi atrevimiento) haciéndose realidad, un día para el cual habíamos estado preparándonos durante meses…..indecisas al pedirlo, dudosas, expectantes.

Pensamos que tendríamos cierta prioridad para entrar en la Basílica;) pero no, fue todo una corrida desde el Arco de las campanas a la Sacristía y Mons. Oder por ningún lado! Estábamos dentro de la Basílica pero no había forma de pasar a la cripta. En realidad podríamos haberlo hecho pero entonces no lo sabíamos;) corríamos de un lugar a otro y nadie sabía donde quedaba la “capilla polaca” (en la cripta hay una serie de pequeñas capillas – allí también está la capilla “mexicana” con Nuestra Señora de Guadalupe) Semi desesperadas y entregadas hicimos la fila como todo el mundo. Llegamos casi sin aliento y allí estaba Mons. Oder esperándonos sonriente, seguramente imaginando nuestros nervios, no hacía falta explicar nada. Con parte de su equipo y dos personas más entramos en la capilla Polaca. No tomé fotos. No podía. Era demasiada la emoción, no podía quebrar la solemnidad y la intimidad de aquella celebración. Cuando vuelvo a recordarlo, me sigue pareciendo increible lo vivido.  Aun siento la presencia viva de Juan Pablo II mirándonos y sonriendo desde su ventana en el cielo orando junto a nosotras.

En su homilía Mons. Oder nos habló (su buen nivel de inglés fue una absoluta sorpresa) del evangelio según San Juan 15, 9-11. “Los he amado como el padre me amo a mi. Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.”  En pocas palabras todo dicho!
La Misa fue el momento culminante de nuestro viaje. Nuestras oraciones, nuestros silencios, la paz en la pequeña capilla, dándonos la mano deseándonos paz….tenian un significado especial uniéndonos entre los presentes y todos aquellos que nos habían pedido que rezaramos por ellos. Un privilegio que resultaba compartido. Después de la misa tuvimos una breve charla con Mons. Oder, allí mismo en el pasillo y antes que pudiéramos terminar de agradecerle esos momentos tan particulares nos esperaba otra sorpresa: todos juntos a su lado pudimos rezar allí alrededor de la tumba de Juan Pablo II. Aun siento mi mano tocando la placa y mis labios dejando un beso de reverencia que no olvidare jamás, allí donde reposaba el cuerpo de Juan Pablo II.

Con un inmenso gozo y gratitud le agradecimos a Mons. Oder por este privilegio y partimos profundamente emocionadas. Cada una llevaba en su corazón un pedacito de cielo. Nunca podría encontrar el adjetivo apropiado para describir esta experiencia. Gracias Juan Pablo II por haber intercedido y habernos respondido con tanta generosidad. Sigue intercediendo por el trabajo de Mons. Oder y su equipo y todos nosotros. Gracias!

miércoles, 1 de mayo de 2013

Aniversario beatificación Juan Pablo II “Tú eres mi todo, oh María; préstame tu corazón”.

Con cuanta nostalgia recuerdo el día de la beatificación del Siervo de Dios Juan Pablo II.

Cuanta emoción, que privilegio! Hace tan solo dos años y ya estamos esperando el anuncio de la canonización! Quizás sea demasiado pronto, pero la ansiedad sigue presente. En Polonia se decía que hoy sería el anuncio? Tendremos novedades?

En el Santuario Juan Pablo II en Cracovia el Arzobispo Metropolitano Cardenal Stanislaw Dziwisz celebra allí hoy, segundo aniversario de la beatificación una Misa solemne en agradecimiento. Las celebraciones durarán todo el día y continuarán los días 2 y 3 de mayo (el 3 de mayo Polonia celebra la fiesta nacional de la Constitución). Hoy además la Orquesta Mazowsze dirigida por Tadeusz Sygietyński ofrecerá un concierto.

En la ceremonia de beatificación el Papa Benedicto XVI nos recordaba en su homilía:
“Hoy resplandece ante nuestros ojos, bajo la plena luz espiritual de Cristo resucitado, la figura amada y venerada de Juan Pablo II. Hoy, su nombre se añade a la multitud de santos y beatos que él proclamó durante sus casi 27 años de pontificado, recordando con fuerza la vocación universal a la medida alta de la vida cristiana, a la santidad, como afirma la Constitución conciliar sobre la Iglesia Lumen gentium. Todos los miembros del Pueblo de Dios –obispos, sacerdotes, diáconos, fieles laicos, religiosos, religiosas– estamos en camino hacia la patria celestial, donde nos ha precedido la Virgen María, asociada de modo singular y perfecto al misterio de Cristo y de la Iglesia. Karol Wojtyła, primero como Obispo Auxiliar y después como Arzobispo de Cracovia, participó en el Concilio Vaticano II y sabía que dedicar a María el último capítulo del Documento sobre la Iglesia significaba poner a la Madre del Redentor como imagen y modelo de santidad para todos los cristianos y para la Iglesia entera. Esta visión teológica es la que el beato Juan Pablo II descubrió de joven y que después conservó y profundizó durante toda su vida. Una visión que se resume en el icono bíblico de Cristo en la cruz, y a sus pies María, su madre. Un icono que se encuentra en el evangelio de Juan (19, 25-27) y que quedó sintetizado en el escudo episcopal y posteriormente papal de Karol Wojtyła: una cruz de oro, una «eme» abajo, a la derecha, y el lema: «Totus tuus», que corresponde a la célebre expresión de san Luis María Grignion de Monfort, en la que Karol Wojtyła encontró un principio fundamental para su vida: «Totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor tuum, Maria -Soy todo tuyo y todo cuanto tengo es tuyo. Tú eres mi todo, oh María; préstame tu corazón». (Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, n. 266).

Mayo 2013