Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 29 de octubre de 2021

Juan Pablo II en Perú – testimonio de Fernando J Zuniga y Rivero

 


Revisando las revistas TotusTuus  de la Postulación por la Causa de beatificación y Canonización de Juan Pablo II (la revista ha dejado de publicarse)  encuentro este testimonio de su visita al Peru dirigido al postulador Mons. Slawomir Oder:

 Aunque no pueda testimoniar curaciones medicas milagrosas, como fruto e oraciones hechas tras mi encuentro con el Papa Juan Pablo II, puedo dar testimonio de un encuentro extraordinario con  él a principios de 1985… Se trata de un encuentro con  ocasión de su visita al Peru, que comenzó el 8 de febrero de 1985. En aquel periodo yo trabajaba en Perú como presidente de “Petróleos del Perú”, la compañía nacional peruana de petróleo.

 En el aeropuerto fue acogido por el presidente del Perú, Fernando Belaunde Terry, acompañado de otros dirigentes políticos, del arzobispo de Lima y los representantes de instituciones católicas locales. Junto a ellos y otros muchos, fui invitado a participar en una recepción en el Palacio del Gobierno, donde tuve el privilegio de sentarme en mitad de la primera fila. Tras el discurso de bienvenida del Presidente Belaunde, el Santo Padre se dirigió a nosotros en perfecto español, lo que resultó sorprendente e impresionante para todos los presentes. Al fin me acerque a él y traté de besarle el anillo, pero él me detuvo y me dio un abrazo!

 Le dije ante todo que me había quedado impresionado de su perfecto conocimiento de la lengua española. Recuerdo perfectamente su respuesta, ya que me impresiono como una confesión extraordinaria que valoro mucho.  Juan Pablo II me dijo en español: “Claro hombre, tuve que aprender el español porque siempre me ha interesado mucho la mística. Soy un místico mi tesis doctoral en Teología se baso en las obras de Santa teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, los mayores místicos que ha tenido la Iglesia Católica”.  Me confió a mí su interés por el misticismo, el considerarse a sí mismo un místico! Me pareció algo extraordinario, y es el motivo principal por el que ofrezco este testimonio..

 Le explique el regalo que había preparado para él, una reimpresión del primer Catecismo de doctrina católica que se imprimió en Perú en 1585, y del que habíamos hecho suficientes ejemplares para ofrecer uno a cada miembro del Colegio Cardenalicio. El Papa me invito a participar en la Misa privada que oficiaría la mañana siguiente, seguida del desayuno, momento en el que estaría dispuesto a recibir el regalo del Catecismo reeditado, y conocer los detalles de esta iniciativa.  Esa mañana me levante a las cinco, y a las seis llegue a la Nunciatura Apostólica, donde estuve con Juan Pablo II en la Misa y luego en un esplendido desayuno. Le hice entrega entones de la caja con los 120 ejemplarse del Catecismo que me dijo debía enviar a nombre del Cardenal Agostino Cassaroli entonces Secretario de Estado vaticano. El Papa me regalo una bellísima medalla de plata de gran tamaño, con su retrato por un lado y por el otro una imagen de la Virgen Maria.  Quedo sorprendido de las dificultades para encontrar un ejemplar completo del catecismo del  que habíamos hecho esa reimpresión. Me pareció que Juan Pablo II y los otros miembros del Colegio Cardenalicio se dieron cuenta que desde 1585 la Iglesia Católica no había ni actualizado ni publicado un nuevo Catecismo, la ultima publicación había sido el año del  Concilio de Trento –la misma que, publicada en las tres lenguas del Perú, habíamos reimpreso para él y para los cardenales…

 (Invito leer la historia del Catecismo – una entrevista al Cardenal Karlic)

jueves, 28 de octubre de 2021

Juan Pablo II "El rosario es mi oración predilecta"

 


“El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta plegaria repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María oyó del Arcángel y de su prima Isabel. Palabras a las que se asocia la Iglesia entera.

 

Se puede decir que el Rosario es en cierto modo un comentario oración sobre el capítulo final de la constitución Lumen gentium del Vaticano II, capítulo que trata de la presencia admirable de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia. En efecto, con el trasfondo de las Avemarías pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo. El Rosario en su conjunto consta de misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, y nos ponen en comunión vital con Jesucristo a través ―se puede decir― del Corazón de su Madre. Al mismo tiempo nuestro corazón puede incluir en estas decenas del Rosario todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nación, la Iglesia y la humanidad. Experiencias personales o del prójimo, sobre todo de las personas más cercanas o que llevan más en el corazón. De este modo la sencilla plegaria del Rosario sintoniza con el ritmo de la vida humana.”

 

(Juan Pablo II – Ángelus 29 de octubre de 1978)

 

Invito visitar posts etiquetados

Misterios del rosario explicados por Juan Pablo II y 

Rosario

martes, 26 de octubre de 2021

Juan Pablo II y la dimensión de su carisma mariano – audiencias

 


Queria llamar nuevamente la atención sobre los posts marianos titulados:

JuanPablo II y la dimensión de su carisma mariano (1)  

JuanPablo II y la dimensión de su carisma mariano (2)  

Inspirados en la presentación de “Vision analítica del magisterio mariano de Juan Pablo II de  Domenico Berteto,  “ quien fue junto a  Gabriele Roschini, uno de los máximos exponentes de la mariología preconciliar italiana. Nacido en San Giusto Canavese el 30 de octubre de 1914, murió en Loreto el 18 de agosto de 1988.”  (por eso habla en su presentación de “nueve años de su luminoso y dinámico pontificado” y debe considerarse incompleto, pues el autor fallecio en 1988, un año despues de la enciclica Redemptoris Mater );  tal como comenta Bertetto su presentacion es solo una sintesis!

De alguna manera he tratado de completar parcialmente el listado con las Audiencias marianas enumeradas, listado que,  tal como comentara debe considerarse de todas maneras incompleto pues quedaría por analizar el contenido de las Audiencia  entre 1988 y 1995 que no están identificadas en el sitio. Esto solo en cuanto a Audiencias.   

Invito leer el valioso ensayo completo.  (si no funciona el enlace googlear Maria en el Magisterio de Juan Pablo II Domenico Bertetto) síntesis a su vez de la copiosa obra mariana de Domenico Bertetto

viernes, 22 de octubre de 2021

22 de octubre 1978 – Un Papa polaco entre nosotros

 


Cuando Roma, pero también algunas diócesis de Italia y del mundo se aprestaban a festejar por primera vez la memoria litúrgica de Juan Pablo II mediante conferencias, exposición de reliquias y celebraciones eucarísticas – como algunas de las iniciativas promovidas a fin de brindar la oportunidad de recordar, en agradecimiento orante, el gran don del Papa “venido de lejos” como lo recuerda Mons. Alberto Maria Careggio, Obispo de Ventimiglia-Sanremo, mi amiga italiana la prof. Carmela Randone anotaba estas reflexiones:

“Juan Pablo II no ha sido solamente un gran Papa, un fino intelectual, un poeta y filosofo de una profundidad infrecuente. En Juan Pablo II el hombre contemporáneo, a menudo extraviado y frágil, veía un padre, un amigo, un hermano siempre dispuesto a donarse en nombre del Amor que rodeaba toda su existencia, cada instante, cada gesto, cada palabra. Para Juan Pablo II Dios no era objeto de estudio, de análisis exegético o teológico, sino una experiencia viva, real, que abarcaba todo su ser, su vida de hombre, sacerdote, obispo, pontífice. Lo recuerdan a menudo cuantos han estado cerca de él: Juan Pablo II no desviaba jamás su mirada de aquel Misterio en el cual estaba enteramente inmerso, en una identificación común a los místicos, místicos santos. Vivía en la dimensión del Misterio, “respiraba” el Misterio.


Todo su ser enteramente en Dios no lo distraía, no lo abstraía de lo humano de donde extraía la grandeza y la belleza que proceden del hombre en su condición de imagen de Dios Creador, del Dios Amor.


En cierto sentido, cuando en 1962 le decía a los jóvenes universitarios de Cracovia que «Cristo no nos aleja de nosotros mismos. Cristo no anula a ninguno de nosotros. No nos menosprecia»! no proponía la tesis conclusiva de estudios teológico – académicos o de análisis eclesiológico, que fueran a formar parte de ensayos exitosos. No, aquella frase contenía en si algo mucho más profundo y verdadero. El había sufrido la pérdida de sus seres más queridos (en su ordenación no habían estado presentes ni sus padres ni su hermano, muerto años antes); debió afrontar el drama de la ocupación alemana y la tragedia de la guerra solo; sus amigos más queridos fueron apresados y torturados. Y precisamente por todo ello, ya entonces era testimonio fiel, maestro fidedigno, como lo sería hasta el final.


El, con su vida, mas allá de sus discursos y escritos, ha hecho visible la verdad de cuanto proclamaba a los jóvenes amigos universitarios.
No ha tenido miedo de “vivir plenamente”, de ser hombre entre los hombres, consciente que la encarnación es el centro, el fulcro de nuestra fe. No ha tenido miedo de encontrarse con el hombre, el hombre real, que “vive, goza, llora y sufre”, y ello en todas las latitudes, en toda circunstancia, en toda condición.

 

Alguien hace mucho tiempo se inclinaba sobre mi/...encerrado en este abrazo – el rostro acariciado – viene luego el asombro y el silencio, el silencio sin palabras / que nada entiende, que nada juzga / y en este silencio siento la inclinación de Dios.
Así escribía Karol Wojtla

 

Vigoroso y débil, fuerte y tembloroso, con su voz potente o con un soplo de voz, toda su existencia transcurrió como respuesta a una llamada del Amor, respuesta a “aquel inclinarse de Dios” de su vivencia diaria.


Al hombre, a la humanidad extraviada e inquieta del Siglo XX e inicios del XXI,  Juan Pablo II no le ha propuesto grandes discursos, ni ofrecido exegesis o lecciones magistrales de alto vuelo...sencillamente se ha ofrecido el mismo, su existencia, su persona, su amor. El, como a menudo se dice de él, ha enseñado a vivir, a gozar de las pequeñas cosas: ha enseñado a contemplar la naturaleza, a gozar de la vida, a amar la vida, a respetarla siempre incondicionalmente; pero ante todo ha enseñado que significa donarse por entero hasta la anulación de si mismo, anulación posible solo para aquel que esta “todo en Dios”, como el maravillosa y estupendamente testimoniara. Su humanidad, su fragilidad, su debilidad, hasta la “deformación” del cuerpo rigido debido a la enfermedad, vividos en Cristo y por Cristo, se convirtieron en signo visible de lo Invisible, un signo tan potente que su mensaje lograba “hablarle” también a los corazones de los hombres que viven en el “desierto” de un mundo cada vez mas secularizado y “hostil a Dios”.


Sus “hijos” festejan hoy pidiendo a Dios, por intercesión de Juan Pablo II, la fuerza y la audacia de poder testimoniar la belleza de ser cristianos y el gozo de un “fiat” que ilumina, irradia y da sentido a nuestro vivir, gozar, amar, sufrir y morir.”

Prof. Carmela Randone

 

 

 

miércoles, 20 de octubre de 2021

Benedicto XVI : Arte y oración - (una joyita!)

 


Durante este período, más de una vez he llamado la atención sobre la necesidad que tiene todo cristiano de encontrar tiempo para Dios, para la oración…. El Señor mismo nos ofrece muchas ocasiones para que nos acordemos de él. Hoy quiero reflexionar brevemente sobre uno de estos canales que pueden llevarnos a Dios y ser también una ayuda en el encuentro con él: es la vía de las expresiones artísticas, parte de la «via pulchritudinis» —«la vía de la belleza»— de la cual he hablado en otras ocasiones y que el hombre de hoy debería recuperar en su significado más profundo.

Tal vez os ha sucedido alguna vez ante una escultura, un cuadro, algunos versos de una poesía o un fragmento musical, experimentar una profunda emoción, una sensación de alegría, es decir, de percibir claramente que ante vosotros no había sólo materia, un trozo de mármol o de bronce, una tela pintada, un conjunto de letras o un cúmulo de sonidos, sino algo más grande, algo que «habla», capaz de tocar el corazón, de comunicar un mensaje, de elevar el alma. Una obra de arte es fruto de la capacidad creativa del ser humano, que se cuestiona ante la realidad visible, busca descubrir su sentido profundo y comunicarlo a través del lenguaje de las formas, de los colores, de los sonidos. El arte es capaz de expresar y hacer visible la necesidad del hombre de ir más allá de lo que se ve, manifiesta la sed y la búsqueda de infinito. Más aún, es como una puerta abierta hacia el infinito, hacia una belleza y una verdad que van más allá de lo cotidiano. Una obra de arte puede abrir los ojos de la mente y del corazón, impulsándonos hacia lo alto.

Pero hay expresiones artísticas que son auténticos caminos hacia Dios, la Belleza suprema; más aún, son una ayuda para crecer en la relación con él, en la oración. Se trata de las obras que nacen de la fe y que expresan la fe. Podemos encontrar un ejemplo cuando visitamos una catedral gótica: quedamos arrebatados por las líneas verticales que se recortan hacia el cielo y atraen hacia lo alto nuestra mirada y nuestro espíritu, mientras al mismo tiempo nos sentimos pequeños, pero con deseos de plenitud… O cuando entramos en una iglesia románica: se nos invita de forma espontánea al recogimiento y a la oración. Percibimos que en estos espléndidos edificios está de algún modo encerrada la fe de generaciones. O también, cuando escuchamos un fragmento de música sacra que hace vibrar las cuerdas de nuestro corazón, nuestro espíritu se ve como dilatado y ayudado para dirigirse a Dios. Vuelve a mi mente un concierto de piezas musicales de Johann Sebastian Bach, en Munich, dirigido por Leonard Bernstein. Al concluir el último fragmento, en una de las Cantatas, sentí, no por razonamiento, sino en lo más profundo del corazón, que lo que había escuchado me había transmitido verdad, verdad del sumo compositor, y me impulsaba a dar gracias a Dios. Junto a mí estaba el obispo luterano de Munich y espontáneamente le dije: «Escuchando esto se comprende: es verdad; es verdadera la fe tan fuerte, y la belleza que expresa irresistiblemente la presencia de la verdad de Dios». ¡Cuántas veces cuadros o frescos, fruto de la fe del artista, en sus formas, en sus colores, en su luz, nos impulsan a dirigir el pensamiento a Dios y aumentan en nosotros el deseo de beber en la fuente de toda belleza! Es profundamente verdadero lo que escribió un gran artista, Marc Chagall: que durante siglos los pintores mojaron su pincel en el alfabeto colorido de la Biblia. ¡Cuántas veces entonces las expresiones artísticas pueden ser ocasiones para que nos acordemos de Dios, para ayudar a nuestra oración o también a la conversión del corazón! Paul Claudel, famoso poeta, dramaturgo y diplomático francés, en la basílica de «Notre Dame» de París, en 1886, precisamente escuchando el canto del Magníficat durante la Misa de Navidad, percibió la presencia de Dios. No había entrado en la iglesia por motivos de fe; había entrado precisamente para buscar argumentos contra los cristianos, y, en cambio, la gracia de Dios obró en su corazón.

Queridos amigos, os invito a redescubrir la importancia de este camino también para la oración, para nuestra relación viva con Dios. Las ciudades y los pueblos en todo el mundo contienen tesoros de arte que expresan la fe y nos remiten a la relación con Dios. Por eso, la visita a los lugares de arte no ha de ser sólo ocasión de enriquecimiento cultural —también esto—, sino sobre todo un momento de gracia, de estímulo para reforzar nuestra relación y nuestro diálogo con el Señor, para detenerse a contemplar —en el paso de la simple realidad exterior a la realidad más profunda que significa— el rayo de belleza que nos toca, que casi nos «hiere» en lo profundo y nos invita a elevarnos hacia Dios. Termino con la oración de un Salmo, el Salmo 27: «Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo» (v. 4). Esperamos que el Señor nos ayude a contemplar su belleza, tanto en la naturaleza como en las obras de arte, a fin de ser tocados por la luz de su rostro, para que también nosotros podamos ser luz para nuestro prójimo. Gracias.


(Benedicto XVI - Audiencia General, Castelgandolfo, 31 de agoto de 2011)


 

martes, 19 de octubre de 2021

Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 9

 


(Quiero confiar y ofrecer el futuro del Continente a María Santísima, Madre de Cristo y de la Iglesia. Por eso, tengo la alegría de anunciar ahora que he declarado que el día 12 de diciembre en toda América se celebre a la Virgen María de Guadalupe con el rango litúrgico de fiesta.)

¡Oh Madre! tu conoces los caminos que siguieron los primeros evangelizadores del Nuevo Mundo, desde la isla Guanahani y La Española hasta las selvas del Amazonas y las cumbres andinas, llegando hasta la tierra del Fuego en el Sur y los grandes lagos y montañas del Norte. Acompaña a la Iglesia que desarrolla su labor en las naciones americanas, para que sea siempre evangelizadora y renueve su espíritu misionero. Alienta a todos aquellos que dedican su vida a la causa de Jesús y a la extensión de su Reino.

¡Oh dulce Señora del Tepeyac, Madre de Guadalupe! Te presentamos esta multitud incontable de fieles que rezan a Dios en América. Tú que has entrado dentro de su corazón, visita y conforta los hogares, las parroquias y las diócesis de todo el Continente. Haz que las familias cristianas eduquen ejemplarmente a sus hijos en la fe de la Iglesia y en el amor del Evangelio, para que sean semillero de vocaciones apostólicas. Vuelve hoy tu mirada sobre los jóvenes y anímalos a caminar con Jesucristo.

¡Oh Señora y Madre de América! Confirma la fe de nuestros hermanos y hermanas laicos, para que en todos los campos de la vida social, profesional, cultural y política actúen de acuerdo con la verdad y la ley nueva que Jesús ha traído a la humanidad. Mira propicia la angustia de cuantos padecen hambre, soledad, marginación o ignorancia. Haznos reconocer en ellos a tus hijos predilectos y danos el ímpetu de la caridad para ayudarlos en sus necesidades.

¡Virgen Santa de Guadalupe, Reina de la Paz! Salva a las naciones y a los pueblos del Continente. Haz que todos, gobernantes y ciudadanos, aprendan a vivir en la auténtica libertad, actuando según las exigencias de la justicia y el respeto de los derechos humanos, para que así se consolide definitivamente la paz.

¡Para ti, Señora de Guadalupe, Madre de Jesús y Madre nuestra, todo el cariño, honor, gloria y alabanza continua de tus hijos e hijas americanos!

Misa de Clausura del Sinodo de America , Basilica de Guadalupe, 1999

VIAJE APOSTÓLICO A MÉXICO Y SAN LUIS (ESTADOS UNIDOS)


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¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

 Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

 Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

 Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri

Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 8

 

Virgen y Madre nuestra de Coromoto,
que siempre has preservado la fe del pueblo venezolano,
en tus manos pongo sus alegrías y esperanzas,
las tristezas y sufrimientos de todos tus hijos.

Implora sobre los Obispos y presbíteros los dones del Espíritu,
para que, fieles a sus promesas sacerdotales,
sean infatigables mensajeros de la Buena Nueva,
especialmente entre los más pobres y necesitados.

Infunde en los religiosos y religiosas
el ejemplo de tu entrega total a Dios,
para que en el servicio abnegado a los hermanos
los acompañen en sus trabajos y necesidades.

Madre de la Iglesia, alienta a los fieles laicos,
comprometidos en la Nueva Evangelización,
para que, con la promoción humana y
la evangelización de la cultura,
sean auténticos apóstoles en el Tercer Milenio.

Protege a todas las familias venezolanas
para que sean verdaderas iglesias domésticas,
donde se custodie el tesoro de la fe y de la vida,
se enseñe y se practique siempre la caridad fraterna.

Ayuda a los católicos a ser sal y luz para los demás,
como auténticos testigos de Cristo, presencia salvadora del Señor,
fuente de paz, de alegría y de esperanza.

Reina y Madre Santa de Coromoto,
ilumina a quienes rigen los destinos de Venezuela,
para que trabajen por el progreso de todos,
salvaguardando los valores morales y sociales cristianos.

Ayuda a todos y cada uno de tus hijos e hijas,
para que con Cristo, nuestro Señor y Hermano,
caminen juntos hacia el Padre
en la unidad del Espíritu Santo.

Amén.

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¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

 Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

 Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri

 

Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 7

 


Oh María Madre de Jesús
y esposa de José artesano,
tu corazón guarda las alegrías
y las fatigas de la sagrada Familia.
También ofrecías a Dios
las horas de dolor,
confiando siempre en su Providencia.
Te pedimos que protejas
a todas las mujeres
que se esfuerzan diariamente
para que la comunidad doméstica
viva en una armonía efectiva.
Alcánzales la gracia de ser mujeres
cristianamente sabias,
expertas en oración y en humanidad,
fuertes en la esperanza
y en las tribulaciones,
artífices, como tú,
de la paz auténtica. Amén.


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¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

 Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.


Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

 Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri

 

sábado, 16 de octubre de 2021

Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 6

 

(Fotografia de Wikimedia)

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo


¡Santa María, Madre de Dios!

Queremos consagrarnos a Ti.
Porque eres Madre de Dios y Madre nuestra.
Porque tu Hijo Jesús nos confió a todos a Ti.
Porque has querido ser Madre de esta Iglesia de Colombia y has puesto aquí en Chiquinquirá tu santuario.
Nos consagramos a Ti todos los que hemos venido a visitarte en esta celebración solemne de los cuatrocientos años de la renovación de tu imagen.
Te consagro toda la Iglesia de Colombia, con sus Pastores y sus fieles:
Los obispos, que a imitación del Buen Pastor velan por el pueblo que les ha sido encomendado.
Los sacerdotes, que han sido ungidos por el Espíritu.
Los religiosos y religiosas, que ofrendan su vida por el reino de Cristo.
Los seminaristas, que han acogido la llamada del Señor.
Los esposos cristianos en la unidad e indisolubilidad de su amor con sus familias.
Los seglares comprometidos en el apostolado.
Los jóvenes que anhelan una sociedad nueva.
Los niños que merecen un mundo más pacífico y humano.
Los enfermos, los pobres, los encarcelados, los perseguidos, los huérfanos, los desesperados, los moribundos.
Te consagro toda esta nación de Colombia de la que eres, Virgen de Chiquinquirá, Patrona y Reina.
Que resplandezcan en sus instituciones los valores del Evangelio.

¡Ruega por nosotros pecadores!

Madre de la Iglesia, bajo tu patrocinio nos acogemos y a tu inspiración nos encomendamos.
Te pedimos por la Iglesia de Colombia, para que sea fiel en la pureza de la fe, en la firmeza de la esperanza, en el fuego de la caridad, en la disponibilidad apostólica y misionera, en el compromiso por promover la justicia y la paz entre los hijos de esta tierra bendita.
Te suplicamos que toda la Iglesia de Latinoamérica se mantenga siempre en perfecta comunión de fe y de amor, unida a la Sede de Pedro con estrechos vínculos de obediencia y de caridad.
Te encomendamos la fecundidad de la nueva evangelización, la fidelidad en el amor de preferencia por los pobres y la formación cristiana de los jóvenes, el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, la generosidad de los que se consagran a la misión, la unidad y la santidad de todas las familias.

“Ahora y en la hora de nuestra muerte”.

¡Virgen del Rosario, Reina de Colombia, Madre nuestra! Ruega por nosotros ahora.
Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos.
Que cese la violencia y la guerrilla.
Que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad.
Te lo pedimos a Ti a quien invocamos como Reina de la Paz.

¡Ahora y en la hora de nuestra muerte!

Te encomendamos a todas las víctimas de la injusticia y de la violencia, a todos los que han muerto en las catástrofes naturales, a todos los que en la hora de la muerte acuden a Ti como Madre y Patrona.

Sé para todos nosotros, Puerta del Cielo, vida, dulzura y esperanza, para que juntos podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

¡Amén!

 

(Juan Pablo II segunda parte de la oraciónen a la Virgen del Rosario en la Basilica de Nuestra Señora de Chiquinquira, Peregrinaciónapostólica a Colombia

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¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

 Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

 Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri


Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 5

 

(fotografia de Wikimedia)


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

 ¡Dios te salve María!

Te saludamos con el Ángel: Llena de gracia.
El Señor está contigo. 

Te saludamos con Isabel: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¡Feliz porque has creído a las promesas divinas! 

Te saludamos con las palabras del Evangelio: Feliz porque has escuchado la Palabra de Dios y la has cumplido. 

Tú eres la ¡llena de gracia!

Te alabamos, Hija predilecta del Padre.
Te bendecimos, Madre del Verbo divino.
Te veneramos, Sagrario del Espíritu Santo.
Te invocamos, Madre y Modelo de toda la Iglesia.
Te contemplamos, imagen realizada de las esperanzas de toda la humanidad.

¡EI Señor está contigo!

Tú eres la Virgen de la Anunciación, el Sí de la humanidad entera al misterio de la salvación.
Tú eres la Hija de Sión y el Arca de la nueva Alianza en el misterio de la visitación.
Tú eres la Madre de Jesús, nacido en Belén, la que lo mostraste a los sencillos pastores y a los sabios de Oriente.
Tú eres la Madre que ofrece a su Hijo en el templo, lo acompaña hasta Egipto, lo conduce a Nazaret.
Virgen de los caminos de Jesús, de la vida oculta y del milagro de Caná.
Madre Dolorosa del Calvario y Virgen gozosa de la Resurrección.
ú eres la Madre de los discípulos de Jesús en la espera y en el gozo de Pentecostés.

Bendita porque creíste en la Palabra del Señor,
porque esperaste en sus promesas,
porque fuiste perfecta en el amor.

Bendita por tu caridad premurosa con Isabel,
por tu bondad materna en Belén,
por tu fortaleza en la persecución,
por tu perseverancia en la búsqueda de Jesús en el templo,
por tu vida sencilla en Nazaret,
por tu intercesión en Caná,
por tu presencia maternal junto a la cruz,
por tu fidelidad en la espera de la resurrección,
por tu oración asidua en Pentecostés.

Bendita eres por la gloria de tu Asunción a los cielos
por tu materna protección sobre la Iglesia
por tu constante intercesión por toda la humanidad.

(Juan Pablo II primera parte de la oracióna la Virgen del Rosario en la Basilica de Nuestra Señora de Chiquinquira, Peregrinaciónapostólica a Colombia

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¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

 Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri


Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 4

 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

«He ahí a tu Madre» (Jn 19, 27).
Es Jesús, oh Virgen María,
quien desde la cruz
nos quiso encomendar a ti,
no para atenuar,
sino para reafirmar
su papel exclusivo de Salvador del mundo.

Si en el discípulo Juan
te han sido encomendados
todos los hijos de la Iglesia,
mucho más me complace
ver encomendados a ti, oh María,
a los jóvenes del mundo.
A ti, dulce Madre,
cuya protección he experimentado siempre,
esta tarde los encomiendo de nuevo.
Bajo tu manto,
bajo tu protección,
todos buscan refugio.

Tú, Madre de la divina gracia,
haz que resplandezcan con la belleza de Cristo.
Son los jóvenes de este siglo,
que en el alba del nuevo milenio
viven aún los tormentos que derivan del pecado,
del odio, de la violencia,
del terrorismo y de la guerra.
Pero son también los jóvenes a quienes la Iglesia
mira con confianza, con la certeza
de que, con la ayuda de la gracia de Dios,
lograrán creer y vivir
como testigos del Evangelio
en el hoy de la historia.

Oh María,
ayúdales a responder a su vocación.
Guíalos al conocimiento del amor verdadero
y bendice sus afectos.
Sostenlos en el momento del sufrimiento.
Conviértelos en anunciadores intrépidos
del saludo de Cristo
el día de Pascua:  ¡La paz esté con vosotros!
Juntamente con ellos,
también yo me encomiendo
una vez más a ti,
y con afecto confiado te repito: 
Totus tuus ego sum!
¡Soy todo tuyo!

Y también cada uno de ellos,
conmigo, te dice: 
Totus tuus!
Totus tuus!

Amén.

(Juan Pablo II Acto deConsagracion de los jóvenes a Maria)

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¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

 Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

 Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

 Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri

 

viernes, 15 de octubre de 2021

Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 3

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

 

Te confío a Ti, ¡oh Inmaculada Madre de Dios!, mi pueblo, mi patria tan fiel a Cristo y a la Iglesia, y tan devota de Ti.

Otros problemas quedan en el secreto de los corazones humanos y de las conciencias. Cada uno de nosotros trae aquí muchas de estas preocupaciones y muchos problemas que atañen a sí mismo, a su familia, al propio ambiente, a la comunidad con la que está vinculado o de la que se siente responsable.

Aunque no lo manifestemos en voz alta, Tú, oh Madre, lo sabes mejor, porque la Madre sabe siempre...

Tú, oh Madre, sabes mejor cuáles son los problemas de la Iglesia y del mundo contemporáneo con los que viene hoy a Ti el Obispo de Roma, y cada uno de los presentes.

Así que ¡acógelos!, dígnate acoger y atender esta oración nuestra sin palabras.

Y, sobre todo, acepta las expresiones de nuestra gratitud ferviente por estar con nosotros, por salir a nuestro encuentro todos los días y, particularmente, el día solemne de hoy.

Y ¡quédate!

Permanece con nosotros cada vez más. Sal a nuestro encuentro cada vez más frecuentemente, porque tenemos mucha necesidad de Ti. Háblanos con tu maternidad, tu sencillez y tu santidad. Háblanos con tu Inmaculada Concepción.

¡Háblanos continuamente!

Y obtennos la gracia —incluso si estamos muy lejos— de no perder la sensibilidad a tu presencia en medio de nosotros.

Amén.

JUAN PABLO II, Plegaria a Nuestra Señora
Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Plaza de España, Roma
Lunes 8 de diciembre de 1980

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 ¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

 Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

 Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

 Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri

 

jueves, 14 de octubre de 2021

Novena mariana para pedir la intercesión de San Juan Pablo II – Dia 2

 

(fotografia Wikimedia - PUC, Chile)

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

 ¡Bendita Tú entre las mujeres, Virgen María,
y bendito el fruto de tu seno, Jesús!

En Ti, la llena de gracia, se refleja la bondad de Dios
y el destino de la criatura humana,
para alabanza de la gloria de su gracia
con la que nos enriqueció en su Hijo muy amado,
que es nuestro Hermano e Hijo tuyo, Jesucristo.

Tú, la humilde sierva del Señor,
eres el modelo de los discípulos de Cristo
que consagran su vida a realizar la voluntad del Padre
para la venida de su reino.

¡Santa María, Madre de Cristo,
Madre de Dios y Madre nuestra!

Bajo tu amparo nos acogemos,
a tu intercesión maternal nos confiamos.
Como Tú te consagraste totalmente a Dios,
nosotros, siguiendo tu ejemplo
y en comunión contigo,
nos consagramos a Cristo el Señor;
nos consagramos también a Ti, nuestro modelo,
porque queremos hacer en todo la voluntad del Padre,
y ser como Tú fieles a las inspiraciones del Espíritu.

VIAJE APOSTÓLICO A URUGUAY, CHILE Y ARGENTINA

CONSAGRACIÓN DE CHILE A LA VIRGEN DEL CARMEN

ORACIÓN DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II

Santuario nacional de Maipú
 Viernes 3 de abril de 1987

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Oracion a San Juan Pablo II

 

¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

 Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

 Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

 Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

 Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

 Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

 Cardenal Angelo Comastri