Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 31 de diciembre de 2018

Agradecer las gracias de Dios




“La gracia es una realidad interior. Es una pulsación misteriosa de la vida divina en las almas humanas. Es un ritmo interior de la intimidad de Dios con nosotros, y por lo tanto también de nuestra intimidad con Dios. Es la fuente de todo verdadero bien en nuestra vida. Y es el fundamento del bien que no pasa. Mediante la gracia vivimos ya en Dios, en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, aunque nuestra vida se desarrolle aún en este mundo. La gracia da valor sobrenatural a cada vida, aunque esta vida sea, humanamente y según los criterios de la temporalidad. muy pobre, no llamativa y difícil.

Es necesario, pues, agradecer hoy cada una de las gracias de Dios que ha sido comunicada a cualquier hombre: no sólo a cada uno de nosotros aquí presentes, sino a cada uno de nuestros hermanos y hermanas en todas las partes de la tierra.

De este modo nuestro himno de acción de gracias unido al último día del año, que está para acabar, se convertirá como en una gran síntesis. En esta síntesis estará presente toda la Iglesia, porque ella es, como nos enseña el Concilio, un sacramento de la salvación humana (cf. Constitución dogmática Lumen gentium, 1, 1).

Cristo, de cuya plenitud recibimos todos gracia sobre gracia, es precisamente el "Cristo de la Iglesia"; y la Iglesia es ese Cuerpo místico que reviste constantemente el Verbo Eterno nacido de la Virgen en el tiempo.”

(Juan Pablo II Acción de Gracias en la Iglesia  Del Gesù – 31 de diciembre de 1979)

MUY FELIZ AÑO 2019 A TODOS!!!

domingo, 30 de diciembre de 2018

El hombre es el ser que busca a Dios



“El hombre es un ser que busca. Toda su historia lo confirma. También la vida de cada uno de nosotros lo atestigua. Muchos son los campos en que el hombre busca e investiga y luego encuentra, y a veces, después de haber encontrado, comienza de nuevo a buscar. Entre todos estos campos en que el hombre se revela como un ser que busca, hay uno, el más profundo. Es el que entra más íntimamente en la humanidad misma del ser humano. Y es el más vinculado al sentido de toda la vida humana.

El hombre es el ser que busca a Dios.
Varios son los senderos de esta búsqueda. Múltiples son las historias del alma humana precisamente en esos caminos. A veces las vías parecen muy sencillas y próximas. Otras veces son difíciles, complicadas, alejadas. Unas veces el hombre llega fácilmente a su “¡eureka!”, ¡he encontrado! Otras veces lucha con dificultades como si no pudiera penetrar en sí mismo ni en el mundo y, sobre todo, como si no pudiese comprender el mal que hay en el mundo. Es sabido que incluso en el contexto de la Navidad este mal ha hecho ver su rostro amenazador.

No son pocos los hombres que han descrito su búsqueda de Dios por los caminos de la propia vida. Son aún más numerosos los que callan considerando como su misterio más profundo y más íntimo todo lo que han vivido en esos caminos: lo que han experimentado, cómo han buscado, cómo han perdido la orientación y cómo la han encontrado de nuevo.

El hombre es el ser que busca a Dios.
Y hasta después de haberlo encontrado, sigue buscándolo. Y si lo busca sinceramente, lo ha encontrado ya; como dice Jesús al hombre en un célebre paso de Pascal: “Consuélate, no me buscarías si no me hubieras encontrado” (B. Pascal, Pensées, 553: Le mystère de Jésus).

Esta es la verdad sobre el hombre.

(Juan Pablo II – audiencia general 27 de diciembre de 1978)

sábado, 29 de diciembre de 2018

El pecado y el sacramento de la Penitencia



“El sacramento de la Penitencia ofrece al pecador la « posibilidad de convertirse y de recuperar la gracia de la justificación »[15], obtenida por el sacrificio de Cristo. Así, es introducido nuevamente en la vida de Dios y en la plena participación en la vida de la Iglesia. Al confesar sus propios pecados, el creyente recibe verdaderamente el perdón y puede acercarse de nuevo a la Eucaristía, como signo de la comunión recuperada con el Padre y con su Iglesia. Sin embargo, desde la antigüedad la Iglesia ha estado siempre profundamente convencida de que el perdón, concedido de forma gratuita por Dios, implica como consecuencia un cambio real de vida, una progresiva eliminación del mal interior, una renovación de la propia existencia. El acto sacramental debía estar unido a un acto existencial, con una purificación real de la culpa, que precisamente se llama penitencia. El perdón no significa que este proceso existencial sea superfluo, sino que, más bien, cobra un sentido, es aceptado y acogido.

En efecto, la reconciliación con Dios no excluye la permanencia de algunas consecuencias del pecado, de las cuales es necesario purificarse. Es precisamente en este ámbito donde adquiere relieve la indulgencia, con la que se expresa el « don total de la misericordia de Dios »[16]. Con la indulgencia se condona al pecador arrepentido la pena temporal por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa.

El pecado, por su carácter de ofensa a la santidad y a la justicia de Dios, como también de desprecio a la amistad personal de Dios con el hombre, tiene una doble consecuencia. En primer lugar, si es grave, comporta la privación de la comunión con Dios y, por consiguiente, la exclusión de la participación en la vida eterna. Sin embargo, Dios, en su misericordia, concede al pecador arrepentido el perdón del pecado grave y la remisión de la consiguiente « pena eterna ».

En segundo lugar, « todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Esta purificación libera de lo que se llama la “pena temporal” del pecado »[17], con cuya expiación se cancela lo que impide la plena comunión con Dios y con los hermanos.

Por otra parte, la Revelación enseña que el cristiano no está solo en su camino de conversión. En Cristo y por medio de Cristo la vida del cristiano está unida con un vínculo misterioso a la vida de todos los demás cristianos en la unidad sobrenatural del Cuerpo místico. De este modo, se establece entre los fieles un maravilloso intercambio de bienes espirituales, por el cual la santidad de uno beneficia a los otros mucho más que el daño que su pecado les haya podido causar. Hay personas que dejan tras de sí como una carga de amor, de sufrimiento aceptado, de pureza y verdad, que llega y sostiene a los demás. Es la realidad de la « vicariedad », sobre la cual se fundamenta todo el misterio de Cristo. Su amor sobreabundante nos salva a todos. Sin embargo, forma parte de la grandeza del amor de Cristo no dejarnos en la condición de destinatarios pasivos, sino incluirnos en su acción salvífica y, en particular, en su pasión. Lo dice el conocido texto de la carta a los Colosenses: « Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia » (1, 24).

Esta profunda realidad está admirablemente expresada también en un pasaje del Apocalipsis, en el que se describe la Iglesia como la esposa vestida con un sencillo traje de lino blanco, de tela resplandeciente. Y san Juan dice: « El lino son las buenas acciones de los santos » (19, 8). En efecto, en la vida de los santos se teje la tela resplandeciente, que es el vestido de la eternidad.
Todo viene de Cristo, pero como nosotros le pertenecemos, también lo que es nuestro se hace suyo y adquiere una fuerza que sana. Esto es lo que se quiere decir cuando se habla del « tesoro de la Iglesia », que son las obras buenas de los santos. Rezar para obtener la indulgencia significa entrar en esta comunión espiritual y, por tanto, abrirse totalmente a los demás. En efecto, incluso en el ámbito espiritual nadie vive para sí mismo. La saludable preocupación por la salvación de la propia alma se libera del temor y del egoísmo sólo cuando se preocupa también por la salvación del otro. Es la realidad de la comunión de los santos, el misterio de la « realidad vicaria », de la oración como camino de unión con Cristo y con sus santos. Él nos toma consigo para tejer juntos la blanca túnica de la nueva humanidad, la túnica de tela resplandeciente de la Esposa de Cristo.

Esta doctrina sobre las indulgencias enseña, pues, en primer lugar « lo malo y amargo que es haber abandonado a Dios (cf. Jr 2, 19). Los fieles, al ganar las indulgencias, advierten que no pueden expiar con solas sus fuerzas el mal que al pecar se han infligido a sí mismos y a toda la comunidad, y por ello son movidos a una humildad saludable »[18]. Además, la verdad sobre la comunión de los santos, que une a los creyentes con Cristo y entre sí, nos enseña lo mucho que cada uno puede ayudar a los demás —vivos o difuntos— para estar cada vez más íntimamente unidos al Padre celestial.”


sábado, 22 de diciembre de 2018

Otra oración ante el pesebre


Estoy ya 13 Navidades desde aquel milagroso día que pude pasar a saludar aunque fuera tan solo  muy brevemente,  porque la cripta del Vaticano era una procesión interminable,  a mi entrañable amigo Juan Pablo II aquel 23 de abril de 2005.

Había llegado muy temprano, deposite la valija en el hotel y me fui derecho al Vaticano, no solo para saludar a Juan Pablo II, sino también para ver donde podría o no llegar al dia siguiente para estar allí en el inicio del ministerio petrino de Benedicto XVI.  Filas interminables por todos lados. 

Estar allí frente a la tumba  fue una de las tantísimas emociones que se fueron acumulando durante el viaje. Sentía dicha de estar allí, sentía su presencia…. (entonces arme una página que sigue estando allí perdida en Internet recuperada por OOcities)
 Fue un viaje no solo inolvidable, sino también indescriptible.

Y a partir de allí todo sucedió de la manera más inmerecida por mi….mas viajes, los contactos con la Postulación, las traducciones para la revista Totus Tuus, las amistades…

Por eso hoy y después de tanto tiempo, recuerdos que no olvidare jamás, vuelvo a repetir mi Oración ante el pesebre. 

No podría cambiar ni agregar nada. Sino simplemente otro
Gracias, gracias, gracias  por tanto y muy Feliz Navidad a todos!! 


jueves, 20 de diciembre de 2018

Tiempo de conversión – 3 de 3




(de la conversación de Benedicto XVI con Peter Seewald en  Luz del mundo,   el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, Herder, 2010, cap 6)


Según su propia comprensión, el evangelio no contiene un mensaje proveniente del pasado, un mensaje ya agotado. Por el contrario, la presencia y la dinámica de la revelación de  Cristo consiste justamente en que, en cierta medida, proviene del futuro, y es a su vez de importancia decisiva para el futuro de cada uno y el de todos. Cristo se aparece «la segunda vez, sin relación ya con el pecado, a los que a Él aguardan, para darles la salvación», dice la Carta a los hebreros.
¿La Iglesia no debería informar con mucha más claridad acerca de que, según la Biblia, el mundo no se encuentra solo en el tiempo después de Cristo, sino en medida mucho mayor aun, nuevamente en el tiempo antes de Cristo?

Benedicto XVI:

Esa fue, en efecto, una inquietud de Juan Pablo II, señalar con claridad que nuestra mirada se dirige hacia el Cristo que viene. Es decir que all que ha venido es mucho más aun el que está por venir, y que, en esa perspectiva, vivimos la fe en orientación hacia el futuro.  Eso implica que estemos realmente en condiciones de xponer de vuelta el mensaje de la fe desde la perspectiva del Cristo que viene.

A menudo, esa condición de Cristo que viene se ha proclamado en formulas que, si bien son verdaderas, al mismo tiempo han envejecido. Ya no hablan a nuestra constelación de vida y, a menudo, han dejado de ser comprensibles para nosotros.  O bien ese Cristo que viene sufre un vaciamiento total y es falseado en el sentido de un tópico moral general del que no proviene nada y que no significa nada.

Por tanto, debemos procurar decir realmente la sustancia en cuanto tal, pero decirla de forma nueva. Jürgen Habermas dijo que es importante que haya teólogos que puedan traducir el tesoro que se conserva en su fe de tal modo que, en el mundo secular, sea una palabra para este mundo. Tal vez él lo entiende de manera algo diferente que nosotros, pero tiene razón en que el proceso interior de traducción de las grandes palabras a la imagen verbal y conceptual de nuestro tiempo está avanzando, pero aun no se ha logrado realmente. Y esto solo puede conseguirse si los hombres viven el cristianismo desde Aquel que vendrá. Solo entonces podrán también expresarlo en palabras. La afirmación, la traducción intelectual, presupone la traducción existencial. En tal sentido son los santos los que viven el ser cristiano en el presente y en el futuro, y a partir de su existencia el Cristo que viene puede también traducirse de modo de hacerse presente en el horizonte de comprensión del mundo secular. Ésta es la gran tara frente a la cual nos encontramos.



Tiempo de conversión – 2 de 3


Con la vista puesta en el fin de los recursos, el fin de una vieja época, el fin de una determinada forma de vida, nuevamente y con toda fuerza tomamos consciencia de la finitud de las cosas en sí mismas, también del fin de la vida en general. Muchos ven ya en los signos de este tiempo el signo de un tiempo final. Advierten que tal vez el mundo no sucumba, pero que se encamina en una nueva dirección. Y que una sociedad enferma, en la que aumentan sobre todo los problemas psíquicos, anhela hasta con animo suplicante sanación y salvación.
¿No habría que reflexionar acerca de si esta nueva orientación puede estar relacionada con el regreso de Cristo?

Benedicto XVI

Como usted dice, lo importante es que existe una necesidad de sanación y que, de alguna manera, se puede entender de nuevo lo que significa salvación. Los hombres reconocen que, si Dios está ausente, la existencia se enferma y el hombre no puede subsistir, que necesita una respuesta que el mismo no es capaz de dar. En tal sentido, este es un tiempo de adviento que ofrece también muchas cosas buenas.

Por ejemplo, la gran comunicación con la que contamos hoy en día puede llevar, por un lado, a una despersonalización total. En este caso no se está más que inmerso en el mar de la comunicación pero no se produce ya encuentro alguno con personas. Por el otro lado, sin embargo, esta comunicación puede constituir también una oportunidad: por ejemplo, de que nos percibamos mutuamente, de que nos encontremos, nos ayudemos, de que salgamos de nosotros mismos.

De ese modo, me parece importante no ver solo lo negativo. Debemos percibir, si, con toda agudeza lo negativo, pero también tenemos que ver todas las oportuniades de bien que sehallan presentes, las esperanzas, las nuevas posibilidades que existen para nuestra ondicon humana. En ultima instancia, para anunciar después lanecesidad del cambio ,que no puede producirsesin una conversión interior.

Que significa eso?

Benedicto XVI:
Esta conversión supone que se coloque nuevamente a Dios en primer término. Entonces, todo cambia. Y que se pregunte por la por las palabras de Dios para dejar que ellas iluminen, como realidades, el interior de la propia vida. Por así decirlo, debemos arriesgarnos nuevamente hacer el experimento con Dios a fin de dejarlo actuar en nuestra sociedad.

Tiempo de conversión - 1 de 3



(de la conversación de Benedicto XVI con Peter Seewald en  Luz del mundo,   el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, Herder, 2010, cap 6)

Al comienzo del tercer milenio los pueblos del mundo experimentan un cambio radical de dimensiones hasta ahora inimaginables, en lo económico, lo ecológico y lo social.  Los científicos consideran que la próxima década será decisiva para la subsistencia de este planeta.

Santo Padre, usted mismo utilizó en enero 2009, ante diplomáticos en Roma, estas dramáticas palabras: “hoy más que nunca, nuestro porvenir está en juego, al igual que el destino de nuestro planeta y sus habitantes”.  Si no logramos introducir pronto un cambio de amplias dimensiones, dice en otra parte, aumentará tremendamente el desvalimiento y se estará ante un escenario caótico.  En Fátima, su prédica adquiere ya un tono casi apocalíptico. “el hombre ha sido capaz de desencadenar una corriente de muerte y deterioro que no logra interrumpir”.

Ve usted en los signos de los tiempos señales que cambie el mundo?

Benedicto XVI:
Hay, por supuesto, signos que nos estremecen, que nos intranquilizan. Pero también hay otros signos que pueden servirnos de punto de enlace y darnos esperanzas. Ya hemos hablado extensamente sobre el escenario de terror y de amenaza. Yo agregaría todavía algo más, que me quema especialmente en el alma desde las visitas de los obispos.

Muchísimos obispos, sobre todo de América Latina, me dicen que allá, por donde pasa el corredor del cultivo y del tráfico de droga - y son partes importantes de esos países- ,
Es como si un monstruo malvado hubiese puesto sus manos en el país y corrompiera a los hombres. Creo que esa serpiente del tráfico y consumo de drogas abarca toda la tierra., es un poder que no nos imaginamos como se debe. Destruye a la juventud, destruye a las familias, conduce a la violencia, amenaza el futuro de países enteros.

También esto forma parte de las terribles responsabilidades de Occidente: el hecho de ue necesita drogas y de que, de ese modo, crea países que tienen que suministrárselas, lo que, al final, los desgasta y destruye. Ha surgido una avidez de felicidad que no puede conformarse con lo existente. Y que entonces huye, por así decirlo, al paraíso del demonio, y destruye a su alrededor a los hombres.

A esto se agrega otro problema. No podemos siquiera imaginarnos, dicen los obispos, la destrucción que trae consigo el turismo sexual en nuestra juventud. Se están dando allí procesos extraordinarios de destrucción que han nacido de la arrogancia, del tedio y de la falsa libertad del mundo occidental.

Se ve que el hombre aspira a una alegría infinita, quisiera placer hasta el extremo, quisiera lo infinito. Pero donde no hay Dios, no se le concederá, no puede darse. Entonces, el hombre tiene que crear por si mismo lo falso, el falso infinito.

Es  un signo del tiempo que, precisamente como cristianos, debe desafiarnos de forma urgente. Hemos de poner de manifiesto – y vivir también – que la infinitud que el hombre necesita solo puede provenir de Dios. Que Dios es de primera necesidad para que sea posible resistir las tribulaciones de este tiempo. Que tenemos que movilizar, por asi decirlo, todas las fuerzas del alma y del bien a fin de que en contra de esta acuñación falsa se yerga una verdadera, y de ese modo pueda hacerse saltar el circuito del mal y se lo detenga.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Los últimos días de Juan Pablo II – 3 de 3




(traducción de The last days – charla de la periodista polaca Brygida Grysiak con el segundo secretario de Juan Pablo II Mieczysław Mokrzycki, en el libro He liked Tuesdays best, publicado por Wydawnictzo W. Publishisng House, Cracovia, 2011)


Juan Pablo II nos preparo para su muerte con gestos y con palabras.  Preparó el también a  sus colaboradores más cercanos, para ese momento de alguna manera? Lo hablaban?

Creo que no. No hubo momentos  para pensar en un adiós o de sus últimos deseos. Todo fue muy natural. Difícil, pero natural. Además, queríamos que el Santo Padre se sintiera en un ambiente normal en la medida de lo posible sin palabras altisonantes o emociones.

De que  hablaban en las comidas?

Nos concentrábamos en ayudar al Santo Padre porque el no podía comer normalmente. Todo debía ser procesado.  Y aún así le costaba tragar. No podíamos ser de más ayuda. El Santo Padre estaba muy demacrado y cada vez más débil. Y así a pesar de todo nunca lo vi desalentado.

Y resentido?

Nunca. Y en todo momento tratamos de no crear ese ambiente de pesadumbre o partida.

El Miércoles, los doctores decidieron que le colocarían una sonda para que no muera por agotamiento.  Se supone que la alimentación por tubo  provee comida y ayuda a recuperar la fuerza. No es así. No es suficiente. Pero esta preservando la vida de Juan Pablo II.

Y la crisis llego el Jueves…

Tenía alta temperatura y muy baja presión.  Estaba perdiendo su aliento.  Los doctores permanecían junto a él en todo momento. Le dieron antibióticos y sugirieron llevarlo de inmediato a la unidad de cuidados intensivos de la clínica. Pero el Santo Padre no quería ir al hospital. Permaneció en casa. Su condición declinaba rápidamente. Y respiraba con ayuda de mascara de oxigeno.

Y que decían los doctores?

Que era el final. Si no inmediato,  ocurriría en pocos días, que ya no había posibilidad de recuperación. Esta noticia nos afectó mucho.

Y que hicieron?
No sabíamos que hacer. Sabíamos que debíamos comportarnos normalmente, sin lágrimas, sin desesperación.  Los doctores controlaban su alta temperatura y sus temblores. Los antibióticos comenzaron a actuar. Eran alrededor de las 11 pm. El Santo Padre se calmo y comenzó a respirar por si solo.  Le dijimos que todo el mundo oraba por él, que la gente enviaban sus saludos.  Le decíamos todo como si la vida continuara normalmente.

Y continuaba?

Si. Con el mismo ritmo. Todo se hacía de la misma manera que antes del jueves.  Hubo Misa por la mañana y las lecturas. La única diferencia fue que la Misa no se celebro en la capilla sino en su dormitorio. El Santo Padre celebro en su cama, pero ya no podía presidir.

Como se comportaba el Santo Padre?

Muy paciente y muy calmo. No tenía dolores físicos. Su estado era estable aunque nosotros sabíamos que era grave.

Y usted como lo vivió?

Me sentía ansioso, incierto.

Pena? Desesperación?

Sentí pena más tarde. El Jueves y el Viernes, me sentía muy ansioso con respecto a la organización: habíamos informado a todos acerca de su estado? No quería olvidarme de nadie para no defraudar al santo Padre.

Y ya es Viernes, 1 de abril

El Santo Padre se despierta a las 6.00 am. Estaba exhausto. Hubo una crisis durante la noche. Su corazón se rechazaba obedecer debido a la fiebre y a la infección. Esta  algo mejor a la mañana. El Santo Padre participo en la Santa Misa que celebramos al lado de su cama. Después nos pidió le leyéramos las 14 estaciones del Vía Crucis. Las monjas leyeron las meditaciones. El Santo Padre escuchó y oró. Los doctores dijeron que su estado empeoraba hora tras hora.

Hubo visitas todo este tiempo?

Muchas: cardenales, obispos, algunas monjas y también algunos laicos. El Cardenal Jaworski y el padre Styczen también vinieron. Creo que el Cardenal Ratzinger también vino el Viernes, pero alguien me dijo después que vino el Sábado.

Son las 7.00 pm y hay una multitud en la Plaza san Pedro. Usted se lo dice al Santo Padre….

El padre Stanislaw le dijo que había mucha gente y que eran jóvenes. Y el Santo Padre hizo alguna señal de repente. “Yo no pude ….y ellos vinieron aquí…. Gracias”. El padre Stanislaw le preguntaba. El Santo Padre respondía con gestos, inclinaba su cabeza y confirmaba.

“Los busque y ahora ustedes vienen a mi, y yo les agradezco”

Exactamente.

Así que no fue una nota escrita?

No. Lo dijo el Santo Padre con gestos y nosotros lo interpretamos así.  Y el confirmó.

El Cardenal Ratzinger dijo después que el encontró al Santo Padre totalmente consciente que estaba yendo hacia Dios. Era visible eso?

Es difícil decirlo. Su rostro estaba sereno. Yo recuerdo que el Santo Padre estaba completamente consciente el Sábado por la mañana. Y cuando vinieron las visitas los miraba, saludaba y bendecía.

Sonreia?

Si asi es. Es por eso que le digo que por su cara no podría decir que se estaba despidiendo. Todo parecía tan natural.

Decia algo el?

No decía nada, solo susurraba. No queríamos fatigarlo. Solo había gestos de bienvenida y saludos.

Hacia algún pedido? Quería ver a alguien?

No, no expreso ningún deseo.

Verdaderamente ansiaba vivir hasta el Domingo de la Divina Misericordia. Dictó una carta para Lagiewniki, el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia, donde expresa su último deseo: “Quiero encomendar nuevamente a su Amor a la Iglesia y al mundo entero, toda la gente de la Tierra y también a mí en mi debilidad”.  El Sábado a las 7.30 am. Se celebra una Misa a su lado.  La ultima. Los dos secretarios, cinco hermanas del Sagrado Corazón, y el secretario personal, Renato Buzzonetti, su médico personal,  están con él.  Después se rezan algunas oraciones y se leen los Evangelios.

Lee la Hermana Eufrozyna. Ella y la Hermana Tobiana dirigían las oraciones. Después de las 2.00 pm el Santo Padre queda inconsciente.  Gradualmente iba perdiendo su contacto con nosotros. Estaba sereno, cerraba sus ojos más a menudo y caía dormido. Ya no hubo contacto directo con el.  Estaba muy callado.  Pero volvía a nosotros cada tanto.  Nos miraba y parecía que nos sonreía un poco.

Se despidió usted del Papa?

Eran alrededor de las 4 pm. Nosotros sabíamos que estaba perdiendo fuerzas.  Nos acercábamos para besarle la mano y su anillo papal. Y todo el mundo decía lo que deseaba decir en ese momento al  Santo Padre. Podría ser un “Gracias”. O “Que Dios lo bendiga por todo” o “Le pido su bendición”.

Y usted que dijo?

Yo dije. “Gracias por todo Santo Padre” y “Por favor deme su bendición”.

Dijo algo el Santo Padre:

No. Solamente me miro. Fue una mirada muy serena y consciente. Hizo un signo de bendición con su mano. No había señales de desesperación en el.  Como si quisiera decir “Que nadie se preocupe”. “No te preocupes, Mieciu”.  Era el mismo de siempre.  Verlo así era muy penoso porque por un lado yo no quería mostrar que era un adiós final, que era el final. No quería crear ese ambiente. Y por otro lado todos necesitábamos alguna palabra, un gesto. Un creyente sabe que es el comienzo de una vida mejor, pero cuando le dice adiós a un ser amado, a alguien tan cercano, es difícil pensarlo sin sentir tristeza, sin sentir pena.

Y cuando el Santo Padre dijo solo “Dejadme ir a la casa del Padre?”

El Santo Padre se lo dijo a la Hermana Tobiana. Fue su adiós final, sus últimas palabras. Después dijo. “Amen”.

Como era la expresión en su cara?

Estaba sereno. No como en es película. Su rostro no era el rostro de una persona anciana, una cara arrugada. Entiendo que los creadores de películas querían mostrar más sufrimiento, pero no era así. El rostro del  Santo Padre estaba hermoso, suave, sin arrugas. En la película su rostro es feo.

Estaba hermoso cuando estaba muriendo?

Si. Su cara estaba radiante. Vimos al Santo Padre durante los momentos difíciles de su enfermedad. Entonces su cara estaba arrugada. Había expresiones de dolor. Pero más tarde, los últimos días, su rostro cambio. Ya no estaba arrugado o pálido.

Asi es como mueren los santos….

Es verdad. Dios preserva su cuerpo intacto con un rostro radiante. Juan Pablo II dejo este mundo asi.

Usted entonces pensaba que un hombre santo estaba partiendo de este mundo?

No pensaba en su santidad en ese momento. Más bien pensaba que a pesar de la pena, era necesario aceptar la voluntad de Dios y permitir que el Santo Padre fuera a la Casa del Padre.

A las 7 pm el Santo Padre queda inconsciente. Los dos secretarios, el padre Styczen, el Arzobispo Rylko, el Cardenal Jaworski, el padre Czeslaw Drazek y Monseñor Konrad Krajewski estaban allí a su lado. Las Hermanas del Sagrado Corazón, los doctores y las enfermeras lambien. La Dra. Wanda Poltawska,  que se había curado hacia años gracias a las oraciones de Karol Wojtyla también estaba allí… A las 8.00 pm los sacerdotes celebran Misa. Las hermanas rezan el Rosario después. Estaban llorando. El arzobispo Dziwisz sostiene la mano del Papa.  Todos miran al monitor y continúan rezando. El corazón se detiene. Son las 9.37 Enseguida después de la muerte el Padre Stanislaw entona el Te De3um. Fue difícil para mi: Como cantar el Te alabamos, o Dios cuando alguien tan cercano se va. Como sentir gozo y alabar al Señor?

Usted se sintió incomodo en ese momento?

Si. Yo pensaba que no era un himno adecuado para el momento. Humanamente hablando. Pero pronto comprendí que estábamos celebrando la vida y una muerte para gloria de Dios.

Terminado el himno que paso después?

Debíamos informar a la Secretaria de Estado. El maestro de ceremonias papal viene y prepara al Santo Padre para el funeral. Lava su cuerpo y lo viste. En ese momento todos los más cercanos deben abandonar el lugar. Después el santo Padre es llevado a la capilla. El dormitorio es cerrado y lacrado y nuestro rol se da por cumplido.

Lloro usted después de la muerte del Santo Padre?

Estaba muy apenado, pero contuve las lágrimas. Habia llorado antes, pero no escriba sobre esto….

No es vergüenza. Todo el mundo estaba llorando. Yo estaba parada frente al palacio episcopal en Cracovia entonces. Y vi cientos de rostros llorando…

Se sintió solo usted? Abandonado?

Si. Especialmente porque debíamos dejar los aposentos papales tan rápido. Asi son los procedimientos. Eso fue muy difícil.

Quien ordeno las cosas del Santo Padre.

Podríamos haberlo hecho antes, pero no hubo ni tiempo ni medios para ocuparnos de eso. Nos ocupábamos del Santo Padre.  El nos necesitaba. Y después de la muerte quedo todo cerrado. Sellado. Propiedad del Vaticano.

El funeral se celebro el Viernes. Abril 8. Las capas de los cardenales ondeaban en el viento y el libro de los Evangelios se cerraba sobre la tumba. El segunda secretario de Juan Pablo II interpreta estos símbolos de la forma más sencilla que puede. Todo está cumplido. Cierra sus ojos y ve al Santo Padre salir a la terraza….



miércoles, 12 de diciembre de 2018

Los últimos días de Juan Pablo II - 2 de 3





(traducción de The last days – charla de la periodista polaca Brygida Grysiak con el segundo secretario de Juan Pablo II Mieczysław Mokrzycki, en el libro He liked Tuesdays best, publicado por Wydawnictzo W. Publishisng House, Cracovia, 2011)



Y como proseguía su  vida cotidiana?

Variaba. A veces mejor, otras peor, pero la situación parecía estar mejorando. Yo pensaba así. Nosotros pensábamos así. El Santo Padre celebraba la Misas matutinas sentado porque no podía permanecer parado durante mucho tiempo.  Los movimientos por la casa eran en silla de ruedas.

El necesitaba más ayuda que antes….

No había enfermeras en los apartamentos papales. Ellas venían solamente durante la última semana.  Nosotros le ayudábamos al Santo Padre a lavarse, a vestirse, a irse a la cama y a comer.  Le costaba tragar y lo hacía con sufrimiento así que le cortábamos todo en pequeños trozos o lo licuábamos.  También le ayudábamos a comer cuando era necesario.

Era de enojarse? Se sentía  avergonzado, cohibido?

Creo que se estaba acostumbrando porque ya se había enfermado tantas veces y había estado hospitalizado tantas veces. Se estaba acostumbrando y estaba muy agradecido.  Creo que no se sentía avergonzado porque el sabía que podía contar con nosotros en todo momento.  Nosotros éramos como la familia para el. Además  siempre trataba de sobreponerse a su debilidad así teníamos menos trabajo con el.

No estaba tan mal. El miércoles 23 de Febrero Juan pablo II habla durante la audiencia general. Permanece en su biblioteca y los fieles lo ven en las grandes pantallas de la Sala Pablo VI y de la Plaza San Pedro.  El discurso se transmite por TV. La voz del Papa es ronca pero todo se puede entender perfectamente.  Saluda a los peregrinos polacos, agradece a todos por estar allí, y y los invita a abrir sus corazones a una conversión profunda y honesta.  A la tarde tenemos otra crisis.; un ataque de espasmo.  La medicación no hacia efecto.  El cardenal Jaworski le administra al Santo Padre el Sacramento de la Unción de los enfermos.

Fue una noche difícil?

Extremadamente difícil.  La dificultad en respirar le molestaba mucho al santo Padre.  Pero estaba calmo, mucho más que nosotros.  Nosotros temíamos que fuese el final.  Durmió un poco, no mucho.  Por la mañana se sentía algo mejor – hasta celebro Misa – pero alrededor del mediodía tuvo otro ataque de espasmo.  Decidimos ir a la Clínica.

Que dijeron los doctores?

Que era necesaria una cirugía porque estos ataques serian cada vez más frecuentes para  un paciente con Parkinson. Nos dijeron que el Santo Padre no podía controlar los músculos de su laringe  y que tenia liquido en los pulmones.  Por eso la dificultad en respirar.  Lamentablemente se temía que empeoraría.

Pensaron en una traqueotomía?

El Santo Padre dudaba.  Pidió posponer la cirugía por algunos meses, hasta el verano.  Pero los doctores dijeron que no era una buena idea, que era imposible.  Así que trataron de convencerlo al Santo Padre que aceptara porque era la única salida. Le dijimos que todo iría bien.

Y el santo Padre acepto...

Tenía confianza en sus doctores y en nosotros. Aceptó.  Solo quería sabe3r si podría hablar después de la cirugía, si podría recuperar su voz.

Los doctores dijeron que todo iría bien. El Papa rezaba. Y como siempre y para todo  le encomendaba la cirugía a Nuestra Señora. Ella lo había protegido tantas veces, y si era voluntad de Dios, Ella volvería a protegerlo. El secretario también reza por esta intención. La cirugía comienza a las 8 pm. Y dura media hora. El secretario reza para que no haya complicaciones y que sea exitosa y lo es. Después de media hora, está terminada. Los cirujanos abrieron la laringe e insertaron un tubo a través del cual el aire fluiría a los pulmones. El Papa podría respirar sin problema.

El papa despierta después de la cirugía y que pasa?

Y no podía hablar, estaba muy débil.  Hizo una señal pidiendo un pedazo de papel y algo para escribir.  Y escribe. Leemos “  Que me han hecho?”  Pero Totus Tuus.

La palabra “pero· estaba escrito en el papel.

Si.  Recuerdo que cuando vi el texto no podía creer que el Santo Padre hubiese escrito algo así. Yo entendí que era un reproche. Porque?  Que me han hecho?   Antes de la cirugía nosotros le decíamos que todo iría bien.  También los doctores lo decían.  Creí que el Santo Padre estaba enojado con nosotros  por haberlo convencido.  Me sentía muy apenado.   No podía creer lo que leía porque el Santo Padre nunca nos había dicho algo así antes.  Nunca había hecho algo así antes.  Y después vi el resto del texto. “Pero Totus Tuus”. Y esto me explicó todo.   Todo estaba aclarado.

Pero como se comportaba el Santo Padre?  Escribió algo más?  Estaba tratando de decirles algo más?

No podía hablar, así que solo eran gestos aprobatorios.  También mostraba hacia su laringe como el lugar de la cirugía.  Nos señalaba el tubo.  Y rezaba. Juntos rezamos el Rosario, el breviario, las letanías. Celebramos la Santa Misa juntos al lado de su cama.

Estaba sufriendo mucho?

Hubo algunos momentos difíciles porque el Santo Padre debía volver a aprender como comer. Y no era fácil porque tenía ese tubo en la laringe, era doloroso para el.  Además, tenía que entrenar su voz para que pudiera volver a hablar un poco mediante un tratamiento de terapia del habla.   Sé que esas sesiones eran dolorosas para él.

A pesar de esto, se acerco tres veces a la ventana de la clínica para saludar a los fieles.

Dos veces para el Ángelus y una vez  para la Audiencia General el Miércoles  9 de marzo. No decía nada,  pero bendecía.  Y hasta sonreía.   Se estaba recuperando y lentamente comenzando a hablar.   Al comienzo no era claro pero fue mejorando.  Recibía a sus colaboradores durante todo ese tiempo.  Controlaba todo lo que sucedía en la Iglesia. Algunos cardenales, por ejemplo el Cardenal Ratzinger le presentaba los temas más importantes y le traía documentos para firmar.

Qué tipo de documentos?

Nominaciones de obispos, o algunas otras decisiones o decretos. Temas de la Curia.

Y el santo Padre los leía y firmaba, pro seguía teniendo problemas con el habla?

A decir verdad el comenzó a hablar una semana después de la cirugía, inicialmente no hablaba claramente.  Y era doloroso para el.  Durante las reuniones, los cardenales le presentaban temas al Santo Padre, después el tomaba el documento, lo leía como que quería verificar si correspondía a la presentación, y luego lo firmaba.

El sábado 13 de marzo el Santo Padre aparece para la oración del Ángelus por primera vez después de la cirugía y le habla a los fieles. Les agradece y saludo a todos los de Wadowice que habían venido a la clínica para acompañarlo durante su enfermedad.  Luego les desea una buena semana a todos.  Para nosotros y creo que también para el fue muy emocionante.  Lentamente se estaba recomponiendo.

Fue por eso que decide volver al Vaticano?

Si. El dijo “Quiero volver”. Creo que ya estaba harto del hospital.  Los doctores sugerían que se quedara más tiempo, pero no había debate.  El se sentía mejor.  Quizás no bien, pero mejor.  Y hablaba,  que era tan importante para el.  Volvió al Vaticano esa tarde.

Hubo cambios en los apartamentos papales?

Los doctores prácticamente se mudaron junto a nosotros.  Estaban disponibles las 24 horas en turnos de tres así que el Santo Padre tenía cuidados permanentes.  Pensábamos como organizar su vida, qué hacer con las audiencias.   Ya no hubo audiencias privadas, pero la vida en los apartamentos papales continuaba normalmente.   Traíamos al Santo Padre a la capilla en silla de ruedas por las mañanas y el celebraba misa sentado. Recuerdo que ya no podía pararse ante el altar; le ayudamos a sentarse en un trono móvil.  Celebraba la santa Misa, iba al comedor para las comidas ….estaba volviendo a su vida normal.  Leía mucho y rezaba.

Las Santas Misas eran en silencio?

El Santo Padre susurraba, pero se le podía entender.  Había progresado mucho en este sentido.  Le volvió la voz, pero debía cuidado en no excederse. .

Después de una semana llego el Domingo de Ramos. El Papa fue a la ventana….

Los doctores le pedían que no lo hiciera porque podía ser perjudicial para el.  Se sintió mal otra vez: tenía dificultades para comer y tragar. Perdía peso y no podía hablar.  Por eso cuando apareció a la ventana con la rama de olivo las multitudes lo vivaban y el permanecía en silencio. Solo agitaba la rama en dirección a los fieles, y los bendecía.  Tragaba saliva y veíamos que hacía esfuerzos para decir algo pero no podía.  Y después puso sus manos sobre su cabeza. Tratamos de alejarlo de la ventana con delicadeza  pero el protesto… .     Golpeó el pulpito con su mano.  No sé si lo hizo para protestar por nuestra intervención o contra su debilidad que no podía aceptar.

Por primera vez el Papa no participa de las celebraciones de la Semana Santa.  Permanece en casa todo el tiempo.  Se acuesta o se sienta en un sillón. Concelebra las Santas Misas con sus secretarios.  Reza mucho y lee poco porque cada vez le cuesta más.  Prefiere que otros le lean, especialmente la Biblia.  Las hermanas y los secretarios le leen.

El Miércoles Santo, Juan Pablo II aparece a la ventana. Marco Politti escribe que el Papa estaba llorando en ese momento. ….

No estaba llorando. Nunca lloraba. Tampoco en esa ocasión.

Tenía lagrimas en sus ojos?

Quizás la luz hacia ese efecto.  Pero yo no vi lágrimas en sus ojos. Estaba cansado tenía un rostro cansado y enfermo….

Era penoso para el no participar de las celebraciones de la Semana Santa como lo había hecho hacia un año?

Seguramente era penoso para él, pero no nos hablo de ello. No se quejaba, aceptaba todo con mucho coraje.  Coraje y una gran humildad.

Jueves Santo….

Paso el Jueves Santo en casa en su habitación.  Participó de la Misa Crismal de la Basílica por TV.   Lo mismo el Viernes Santo. No fue a la Basílica o a un confesionario. Fue la primera vez que no escuchaba confesiones.  Debió haber sido muy penoso para el, igualmente fue la primera vez que no participo en el Vía Crucis del Coliseo.

Pero seguía allí presente espiritualmente y en las pantallas gigantes.

No quería quedarse en cama; quería participar del Vía Crucis de alguna manera.  Y fue entonces que se nos ocurrió la idea de transmitir desde su capilla privada.  De esta manera podía rezar con quienes estaban allí en el Coliseo.  Podía verlos y ellos podían verlo a él.          

Muchos decían que estaba con ellos, aun más que antes….

Yo pensaba lo mismo cuando lo observaba tocar el Crucifijo con su rostro.  Fue un momento inusual, un testimonio inusual.  Quienes estábamos detrás suyo pudimos ver lo que no se veia en TV.  Mirábamos su tubo y su tráquea.  Lo mirábamos respirar con dificultad y luchando. Ese fue su último Via Crucis. Fue su cruz. Y esas palabras del mensaje leído en nombre de Juan Pablo II por el Cardenal Ruini, esas palabras de San Pablo Completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo" o sea a su Iglesia. Y al final “Salve Cruz, nuestra única esperanza”. El Santo Padre nos explicaba a nosotros y al mundo lo que estaba ocurriendo.  Estaba explicando el profundo sentido del sufrimiento y de su misión.

Como se sintió el Santo Padre después del Vía Crucis.

Bastante normal. No estaba muy débil aun. No podía hablar y le costaba moverse, pero no estaba tan mal. Aun podíamos manejarlo.

Lo peor estaba por venir…. Lo veían venir?

Yo no lo percibí o quizás no quería pensarlo.  Pero existía ese pensamiento en mi mente que quizás era la ultima Pascua para el Santo Padre, aunque nadie lo decía en alta voz.  El Santo Padre pasó el Sábado Santo en casa. Participo de las celebraciones en la TV por la noche. Después hizo algo de ejercicio con el terapista antes de la bendición del Domingo. Y se encontraba bastante bien.  El Domingo de Resurrección, se apareció a la ventana para bendecir la ciudad y el mundo.  Cuando le alcancé el texto el Santo Padre me dijo: “No tengo mi voz”. Primero quise apartar el micrófono, pero no tenía valor. Podía ver al Santo Padre leer el texto con sus ojos y al leer las palabras. “Que el Todopoderoso Señor los bendiga” miro a la gente y hizo la señal de la Cruz. Ese fue su Urbi et Orbi.

El último mensaje fue leído por el Cardenal Sodano y el Santo Padre, allí junto a la ventana mueve las hojas como queriendo decir esto es lo que les quiero decir a todos. “Son mis pensamientos para ustedes. Estoy enfermo y débil y no puedo hablarles, pero los amo y rezo junto a ustedes”:    El Lunes de Pascua, no reza el Regina Caeli por primera vez.  Esta cada vez mas debilitado, prácticamente no come nada y pierde peso.   Pero, dice el Arzobispo Mokrzycki su rostro esta sereno. A veces hasta sonríe.  Aparece por 5 minutos en la ventana del Palacio apostólico  por última vez el Miércoles.   Es la Audiencia General más corta de la historia. Quiere decir algo, pero no puede. Y entonces el secretario retira el micrófono.