Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 30 de marzo de 2020

Juan Pablo II su ultima bendicion


El miercoles 30 de marzo de 2005, tres dias antes de morir, cuando su situacion medica ya era crítica, Juan Pablo II se asomó a la ventana de su apartamento al filo de mediodia, cuando nadie lo esperaba.

Intento decir algo, pero no lo consiguió. Volvió a intentarlo, sin resultado, y entonces dio dificultosamente la bendicion, sin palabras, haciendo una señal de la cruz con su mano derecha. Fue la ultima vez que el mundo pudo verle.

El cardenal Comastri reveló, que al despertarse ese dia, el Papa habia comentado desde su cama "Hoy es miercoles". Naturalmente, nadie hizo nada.  Más adelante volviò a comentarlo con las mismas palabras, y despues lo repitió por tercera vez.

La cuarta fue como una explosión volcánica. Con la escasísima voz que le habia quedado despues de la traqueotomia pero en tono muy autoritario dijo "Hy es miercoles, y yo me levanto"!  Me levanto porque ha venido la gente, y yo no quiero decepcionarla". No fueron capaces de impedirselo.

Así salió a dar su última bendicion, la mas inolvidable.

padre Sebastian Zagari en su FB

miércoles, 25 de marzo de 2020

Maria: Bendita tu eres entre todas las mujeres

“Estamos en el umbral de la casa de Zacarías, en la localidad de Ain-Karin. María llega a esta casa, llevando en sí el misterio gozoso. El misterio de un Dios que se ha hecho hombre en su seno. María llega a Isabel, persona que le es muy cercana, a quien le une un misterio análogo; llega para compartir con ella la propia alegría.
En el umbral de la casa de Zacarías le espera una bendición, que es la continuación de lo que ha oído de los labios de Gabriel: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre... Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha dicho de parte del Señor" (Lc 1, 42-45).
Y en ese instante, desde lo profundo de la intimidad de María, desde lo profundo de su silencio, brota ese cántico que expresa toda la verdad del gran Misterio. Es el cántico que anuncia la historia de la salvación y manifiesta el corazón de la Madre: "Mi alma engrandece al Señor..." (Lc 1, 46).
Hoy no nos encontramos ya en el umbral de la casa de Zacarías en Ain-Karin. Nos encontramos en el umbral de la eternidad. La vida de la Madre de Cristo ahora ya ha terminado sobre la tierra. En Ella debe cumplirse esa ley que el Apóstol Pablo proclama en su Carta a los Corintios: la ley de la muerte vencida por la resurrección de Cristo. En realidad, "Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicia de los que duermen... Y como en Adán hemos muerto todos, así también en Cristo somos todos vivificados. Pero cada uno en su propio rango" (1 Cor 15, 20, 22-25). En este rango María es la primera. En efecto, ¿quién "pertenece a Cristo" más que Ella?
Y he aquí que en el momento en que se cumple en Ella la ley de la muerte, vencida por la resurrección de su Hijo, brota de nuevodel corazón de María el cántico, que es cántico de salvación y de gracia: el cántico de la asunción al cielo. La Iglesia pone de nuevo en boca de la Asunta, Madre de Dios, el "Magníficat".”

( de la homilía de San Juan Pablo IIel  15 de agosto de 1979 – leer completoen la página de la Santa Sede)

viernes, 13 de marzo de 2020

Para comprender a Wojtyla



JUAN MANUEL BURGOS, Para comprender a Wojtyla, BAC, Madrid 2014, 144 págs. ISBN: 978-84-220-1714-1)
(Sergio Lozano Arco comenta el libro de Juan Manuel Burgos, titulado Para comprender a Wojtyla, publicado por BAC, Madrid 2014, 144 pags)

El autor es un reconocido especialista internacional en la filosofía de Karol Wojtyla, (cuanto lamento no haber podido charlar un poco con el durante aquel impresionante encuentro que fue el  Congreso Internacional Legado de Juan Pablo I I el Magno que tuvo lugar en Bogota hace justamente 10 años -  19 y 20 de febrero de 2010 organizado por la Universidad Sergio Arboleda y la Red Internacional de Cátedras de Juan Pablo II el Magno)  sobre la que ha publicado La filosofía personalista de Karol Wojtyla y ha dirigido, además, la edición de las obras del pensador polaco en castellano, incluida la muy reciente publicación de un texto inédito en lengua hispana como Lecciones de Lublin (Palabra, Madrid 2014).

El autor ha dividido el libro Para comprender a Wojtyla, una introducción a su filosofía, en siete capítulos. El primer capítulo, denominado “El itinerario intelectual”, hace las veces de introducción a toda la obra y, por tanto a los capítulos posteriores. Burgos va a desarrollar este capítulo y, en realidad, algunos de los capítulos posteriores, de un modo que podríamos calificar de “histórico”. Siguiendo la estela de las obras principales del Wojtyla, Burgos puede poner así de manifiesto que, de hecho, en el pensamiento del autor polaco hay una cierta evolución. Así, pone como ejemplo, entre otros, la visión que Wojtyla tiene del método fenomenológico, que es “secundario y meramente auxiliar” al principio (p. 7) y que, al final, “se ha convertido en el modo de acceso a la realidad ya que posee un alcance trans-fenoménico” (p. 8). En efecto, hay un desarrollo de su pensamiento entre la época de la escuela ética de Lublin (capítulo II), el libro Amor y responsabilidad (capítulo III) y el libro Persona y acción (capítulo IV).

En el capítulo II, denominado “La escuela ética de Lublin”, Burgos expone la posición ética de Wojtyla, que se distancia de la posición tanto de Ayer como de Kant como, también, hasta cierto punto, de Tomás de Aquino. En efecto, para Wojtyla la ética no se reduce, como sostiene Ayer, a la mera emoción (p. 11) ni a un puro deber formal sin contenidos, como en Kant (p. 11) ni a una deducción de la ciencia metafísica. En efecto, para Burgos “la comprensión tomista de lo real tiende a presentar un esquema de pensamiento en cascada que comienza por la metafísica. La ciencia del ente en cuanto ente genera las estructuras comunes a todos los seres, que después se despliegan analógicamente adaptándose a la diversidad de cada uno de los órdenes. Es decir, la ética depende de la metafísica”

(p. 12). Para Wojtyla, sin embargo, lo central es la experiencia moral y la ética es la reflexión sobre esta experiencia y es, en este sentido autónoma, pues no requiere de ninguna otra ciencia para acceder a su punto de partida (p. 12)Reseñas 178 QUIÉN • Nº 1 (2015): 177-179

El capítulo III, se denomina con el mismo título de la primera obra de Karol Wojtyla: Amor y responsabilidad. El autor señala cómo en este periodo el pensador polaco comienza a adelantar algunas de las propuestas que llevará a cabo en Persona y acción, tales como la autodeterminación o la subjetividad personal, pero que no ha desarrollado todavía plenamente, como sí hará después. Amor y responsabilidad tiene el gran mérito de enmarcar la ética sexual en el contexto de la relación interpersonal entre varón y mujer y de presentar de modo positivo lo que se debe hacer, en orden al amor interpersonal. Hasta entonces era mucho más frecuente exponer qué es lo que no se debía hacer y, en algunas ocasiones, sin tan siquiera explicar el por qué.

El capítulo IV se dedica a la obra cumbre de Wojtyla: Persona y acción. En efecto, gracias a este texto el pensador polaco se convierte para Burgos en “uno de los grandes filósofos del siglo XX” (p. 54) porque se propone y lleva a cabo “la completa reconstrucción de los conceptos antropológicos básicos a partir de elementos tradicionales y modernos generando una nueva antropología de corte personalista” (p. 56). En efecto, en esta obra el filósofo polaco introduce la subjetividad personal, el autoconocimiento y la autoconsciencia, la autodeterminación, la autoposesión y el autodominio, la psique y el soma, etc. Wojtyla elabora una terminología propia (usa, por ejemplo, “acción” en lugar de “acto” o “soma” en lugar de “cuerpo”) porque lleva a cabo una antropología propia, partiendo, en cierto modo, de la antropología clásica y asumiendo algunos elementos de la antropología moderna. No usa una terminología moderna para “repetir” la antropología clásica ni cae en el eclecticismo entre clásicos y modernos. Sencillamente, elabora una filosofía propia partiendo de elementos comunes a unos y otros y, sin embargo, no identificándose con ninguno de ellos. En este sentido, Burgos da, en parte, la razón a Merecki cuando este afirma que Wojtyla “no pertenecía en sentido estricto a ninguna escuela” (pp. 82-83). El pensador polaco elabora, en cierto modo, una filosofía nueva, que Juan Manuel Burgos va a describir como “personalismo ontológico moderno cuyo objetivo es subrayar que existe un tipo de personalismo que, manteniendo unas bases profundamente realistas, advierte la necesidad imperiosa de reconstruir los conceptos clásicos a la luz de la filosofía moderna y desde  un punto de vista personalista” (p.84) Reseñas QUIEN Nro1 (2015) 177-179

Los capítulos V, VI y VII los dedica Burgos a “algunas cuestiones particulares” (p. 85) como son el método filosófico de Wojtyla (capítulo V), la subjetividad personal (capítulo VI) y la persona femenina (capítulo VII). El autor del libro escoge estas cuestiones para poner de manifiesto la fuerza y la originalidad del pensamiento de Wojtyla. En efecto, el método filosófico de Wojtyla se distingue tanto del planteamiento clásico y medieval como también de la fenomenología moderna, si bien tiene puntos en común con ambas. A su vez, la importancia de la subjetividad personal y su integración con la dimensión objetiva de la persona, que Wojtyla no abandona nunca, es tal que merece ser estudiada aparte. Por último, Wojtyla se encuentra entre una serie de autores pioneros en el estudio de la persona femenina en el siglo XX, con Edith Stein, Julián Marías y otros. El autor de esta obra señala en más de una ocasión que “el objetivo de este libro es introductorio por lo que es probable que el lector considere insuficientes muchas de las explicaciones que vamos a proponer y desee ahondar llegar al fondo de las cuestiones” (p. 23). Su objetivo era “exponer, a trazos gruesos, las características centrales de la filosofía de Karol Wojtyla” (p. 84). Y, tras una lectura atenta, coconsidero que alcanza su objetivo. Expone de manera sencilla cuestiones profundas y el lector puede percibir con claridad que, efectivamente, el filósofo polaco tiene una filosofía propia, que se pone de manifiesto al compararla con el pensamiento de otros grandes autores.
Sergio Lozano Arco




miércoles, 11 de marzo de 2020

Como podemos saber el camino? (Jn, 14,5)



“En nombre de los Apóstoles replica a esta afirmación Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?» (Jn 14, 5). La observación es oportuna y Jesús capta la petición que lleva implícita. La respuesta que da permanecerá a lo largo de los siglos como luz límpida para las generaciones futuras. «Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6).”

Jesús nos lo dice de manera sencilla, profunda, directa y se va para prepararnos un «sitio» en «la casa del Padre»….pero ”para alcanzar esa meta sólo hay un camino: Cristo” decía el beato Juan Pablo II en la homilía con ocasión de la tan esperada beatificación del Padre Pío, un domingo como hoy V (A) de Pascua.

Este camino no es fácil, no lo fue fácil para el Padre Pío en su vida religiosa de 60 años, llena de incomprensiones, aun dentro del seno de la misma Iglesia a la cual el amaba tanto. No obstante, la “vida de este humilde hijo de san Francisco fue un constante ejercicio de fe” y cuando sobre el se “abatió la «tempestad», tomó como regla de su existencia la exhortación de la primera carta de san Pedro, Acercaos a Cristo, la piedra viva (cf. 1 P 2, 4).

«No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios» - nos recuerda  Juan Pablo II en su homilía, “exhortación de Cristo que recogió el nuevo beato, que solía repetir: «Abandonaos plenamente en el corazón divino de Cristo, como un niño en los brazos de su madre». Que esta invitación penetre también en nuestro espíritu como fuente de paz, de serenidad y de alegría. ¿Por qué tener miedo, si Cristo es para nosotros el camino, la verdad y la vida? ¿Por qué no fiarse de Dios que es Padre, nuestro Padre?”

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martes, 10 de marzo de 2020

El cardenal judío Jean Marie Lustiger



En Francia había un chiste que decía: ¿En que se parecen el Rabino y el Cardenal de París? ¡En que el Cardenal también habla idish! 

El Cardenal Lustiger nació en 1926 en Polonia. Sus padres judíos tenían una tienda de ropas en París. Cuando el ejército alemán invadió Francia, sus padres lo enviaron, a él y a su hermana, con una familia católica de Orleáns, quienes los escondieron. La madre fue capturada y enviada al campo de concentración de Auschwitz. En 1999 como Cardenal de París, Lustiger, en el Día del Recordatorio del Holocausto en Francia, tomó parte en leer los nombres de los judíos que fueron deportados y asesinados. Cuando llegó al nombre de Gesele Lustiger, hizo una pausa y con lágrimas en los ojos dijo: “mi madre”. El efecto en Francia, en plena época de resurgimiento del antisemitismo fue electrizante. Tenía exactamente 13 años, y estaba escondido de los nazis, cuando se convirtió al Catolicismo, no para escapar de ellos, ya que los judíos no podían librarse convirtiéndose, ni tampoco por razones traumáticas. Entre sus más controversiales observaciones, manifestaba que “nací judío y permanezco judío, incluso si esto es inaceptable para muchos” “Para mí, la vocación de Israel es traer luz a los no judíos. Esa es mi esperanza y creo que el cristianismo es el medio para lograrlo, “decir que no soy más un judío, es lo mismo que negar a mi padre y mi madre, a mis abuelas y abuelos… Soy tan judío como todos los otros miembros de mi familia que fueron asesinados en Auschwitz y otros campos de concentración.”

Él le confesó a su biógrafo que tuvo una crisis espiritual en el año 1979 provocada por el persistente antisemitismo en Francia. Pensó que había terminado lo que tenía que hacer en Francia y que encontraría nuevos horizontes en Israel. Estudió hebreo y pensó en emigrar. Pero justo en ese momento el Papa lo nombró Obispo de Orleáns. Él encontró su propósito en ayudar a los trabajadores inmigrantes. Luego fue nombrado Cardenal.

Tenía una sólida amistad con el Papa Juan Pablo II. Compartían un conservadorismo doctrinario. Peleaban juntos en contra del fanatismo, la intolerancia y el totalitarismo. Por años el nombre del Cardenal Lustiger estuvo entre los que eran considerados para suceder a Juan Pablo II. Muchas veces, el Cardenal bromeaba diciendo que “pocas cosas habrían confundido más a los prejuiciosos que un Papa judío” . “A ellos no les gusta admitirlo, decía, pero la creencia de los cristianos, la obtuvieron de los judíos”.

Falleció de cáncer el 6 de Agosto de 2007. El funeral del Cardenal Lustiger comenzó en la Catedral de Notre Dame de Paris, con el canto litúrgico del Kadish, la oración judía para los muertos.


La increíble historia del cardenal judío de París, Jean-Marie Lustiger



sábado, 7 de marzo de 2020

Pescador de hombres / Barka



“Pescador de hombres” es una canción litúrgica cuyo texto y música han sido compuestos por el sacerdote vasco CesáreoGarbarain (1936-1991) 

Fue una de las canciones litúrgicas preferidas de Juan Pablo II. Los polacos se la cantaban en polaco, en su versión titulada “Barka” y la siguen cantando recordándolo.

Aparentemente a Polonia la tr4ajeron los grupos juveniles de Oasis y cuando se la cantaron durante su viaje de 2002 a ”su” Cracovia les dijo que “en cierto sentido, aquel canto de los Oasis me había llevado fuera de la patria, a Roma. Su mensaje profundo me había sostenido también cuando  me encontré ante la decisión tomada en el Cónclave. Después, a lo largo de todo el pontificado, nunca me he separado de este canto. Por otra parte, me lo recordaban continuamente, tanto en Polonia como en otros países del mundo. Escuchar eso  me hacia pensar siempre en mis encuentros como Obispo con los jóvenes”. (Juan Pablo II: Levantaos! ¡Vamos!),  

Transcribo aquí letra y partitura (arriba) para que el próximo 18 de mayo la cantemos todos solemnemente, donde estemos,  -  en voz alta o baja -  celebrando el centenario del nacimiento de  nuestro querido San Juan Pablo II.  




Tú has venido a la orilla,
no has buscado ni a sabios ni a ricos.
Tan sólo quieres que yo te siga.


Señor, me has mirado a los ojos,

sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca:
junto a Ti buscaré otro mar.


Tú sabes bien lo que tengo,

en mi barca no hay oro ni espada,
tan sólo redes y mi trabajo.


Tú necesitas mis manos,

mi cansancio que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.


Tú, pescador de otros lagos,

ansia eterna de hombres que esperan.
Amigo bueno que así me llamas.


(letra y partitura Obispado deGualeguaychu)

miércoles, 4 de marzo de 2020

Indulgencia plenaria, regalo del Papa Francisco para Jasna Góra



El santuario de Jasna Gora recibió el privilegio de una indulgencia plenaria "in perpetuo", es decir, tiene "poder perpetuo" para todos los fieles que visitan este lugar sagrado. Es la respuesta de la Santa Sede a la oración paulina por la devoción de los fieles y por el bien espiritual de millones de peregrinos que vienen al monasterio en Częstochowa.

La indulgencia dada por la Santa Sede es una distinción especial respondiendo a una idea que nació hace mucho tiempo y después de un largo camino pudieron recopilarse todos los documentos históricos,  que confirman los privilegios otorgados a este lugar a lo largo de los siglos,  y  corroborar adecuadamente la solicitud realizada por la Orden.

El decreto fue firmado el 22 de febrero, en la fiesta de la Cátedra de San Pedro como una prueba de la conexión especial del santuario de Jasna Góra con el Vaticano – decia el Padre General recordando que 'Jasna Góra ora por el Papa todos los días y todos los días se celebra la Misa por sus intenciones. Un regalo especial, sin dudas, teniendo en cuenta además el  750 aniversario de la muerte del fundador deBl. Eusebio 

El documento con el don de la indulgencia fue entregado el  26 de febrero pasado por Mons.  Krzysztof Nykiel, regente  de la Penitenciaría Apostólica 

En la palabra leída, junto a los términos de la indulgencia "in perpetuo", el representante de la Santa Sede alentó a los paulinos que se dedicaron generosamente al sacramento de la confesión a una generosidad aún mayor para acceder al poder de la misericordia de Dios y traer a Cristo eucarístico.

La indulgencia se puede obtener en condiciones normales, es decir, estar en un estado de gracia santificante, recibir la comunión y orar por las intenciones del Santo Padre. Los términos de la indulgencia de Jasna Góra deberían incluir: una visita a Jasna Góra en forma de peregrinación y una oración por la lealtad a Polonia a través de su llamado cristiano, pidiendo nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas y para la defensa de la institución de la familia. El general paulino enfatiza que estas intenciones son extremadamente importantes, porque es un recordatorio del papel que juega Jasna Góra para nuestra nación y lo que hoy es "una gran preocupación para todos, es decir, una solicitud de nuevas vocaciones para que los sacerdotes o los que no se agoten administrarán los sacramentos y para la familia que está experimentando una gran crisis hoy ".

Pero este don de la indulgencia también es posible en situaciones excepcionales, por ejemplo, enfermedad, vejez u otras razones importantes, también puede ser utilizado por personas que se quedan en casa que no pueden venir al Santuario , pero que expresan tal deseo y rezan ante cualquier imagen de Nuestra Señora de Jasna Góra.

En el sacramento de la penitencia, Dios perdona a un hombre sus pecados si lo lamenta sinceramente, pero éste también tiene la obligación de compensar el orden moral quebrantado, porque todo mal es una violación de la justicia y el amor.
El perdón de los pecados no nos libera del castigo mundano en la tierra o en el Purgatorio. Es solo la indulgencia que da la Iglesia. Se puede obtener una indulgencia para usted o para el difunto sujeto a cumplir ciertas condiciones.
Las indulgencias pueden ser completas, entonces obtenemos el perdón completo del castigo, o parcial, una parte del castigo se perdona. Condiciones para obtener una indulgencia plenaria: falta de apego al pecado, incluso venial, estado de gracia santificante o confesión sacramental; recibiendo la Sagrada Comunión, orando por la intención del Santo Padre para cada día.