Mi lugar se aleja de mi
memoria. Mas no se extingue
el silencio de las
callejuelas lejanas en el espacio
cristalino,
reflejado en las limpias
pupilas de luminoso zafiro.
Tengo cerca las palabras del
niño
que levantan el silencio:
«Mamá, mamá»
Y luego, cual pájaro
invisible, cae al fondo
de las mismas callejuelas.
de siempre retorno a los
recuerdos,
que ensanchan la vida y se
alzan desde el fondo
enriquecidos con un
sentido inefable,
ajustando ideas y
sentimientos a la sangre,
sin romper el silencio
acordado al aliento, y asoman
al unísono
al pensamiento y la canción.
Se trata de una oración,
hijo mío.
estos días sencillos han
ido creciendo y fluyen lentos
hacia mis pupilas
y a mi sangre librada por
ellos de su peso
Son los días tranquilos,
mi hijo,
de aquellas callejuelas
donde el silencio protegía
tu voz infantil.
Ahora oigo las palabras
desde otra lejanía,
palabras que antes apenas
murmurabas,
palabras que al intuir tu
pensamiento me penetran
el alma..
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