(Rescato - con la amable autorización del autor - un trozo de un precioso y exhaustivo estudio del Dr. Arq. Esteban Fernández Cobian, (2007) titulado La arquitectura religiosa contemporánea – El estado de la cuestión donde se refiere a Polonia, algunos pequeños agregados interesantes y también una referencia a la capilla Redemptoris Mater del Vaticano.)
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Actualmente, las nuevas iglesias son muy variadas en su aspecto. Algunas adoptan dimensiones colosales. El santuario de Lichen, uno de los mayores del país, está financiado por emigrantes que residen en los Estados Unidos. Bajo un ropaje neobarroco, aloja toda la historia de la arquitectura, desde Egipto hasta la contemporaneidad. A las afueras de Cracovia, el santuario donde se venera el famoso cuadro de la Divina Misericordia, vinculado con Faustina Kowalska, tiene un lenguaje mas actual , pero no demasiada calidad arquitectónica. ¿Dónde está el problema aquí: en la arquitectura, en el presupuesto, en el peculiar gusto estético de los polacos? Hay que decir que, en general, el pueblo polaco es expresionista, como si hubiese encontrado en el arte un medio adecuado para expulsar su intenso dolor. Tal vez uno de los hitos recientes más significativos —por el tema y por el lugar— sea el nuevo Vía Crucis del Tercer Milenio de Jasna Góra, compuesto por dieciocho pinturas realizadas por Jerzy Duda Gracz. Espeluznante y tierno a un tiempo, esta obra excepcional y compleja que se ha colocado en el lugar más sagrado de Polonia – al lado de la capilla de la Virgen de Czestochowa - se alza como un terrible resumen de la historia reciente y como un grito de advertencia a toda la humanidad. Las plagas que actualmente azotan al hombre contemporáneo —desde el aborto masivo a los niños-soldado, desde la hipocresía de los medios a la explotación de la mujer se encuentran presentes en él.
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En los demás países, si exceptuamos Polonia, no hay un interés especial por la arquitectura religiosa. Un pequeño apunte puede ilustrar esta idea. La Fundación Le Corbusier dedica cada dos años un congreso a estudiar algún aspecto de la obra del maestro suizo. Han tenido que pasar ¡trece congresos! para que su arquitectura religiosa se comenzara a estudiar en 2004. Alguien puede pensar que el programa sacro es un tema menor dentro de la obra de Le Corbusier. Yo, personalmente, lo dudo. Sin embargo, una vez encontrado el filón, las iglesias de Le Corbusier se están empezando a estudiar en profundidad. Recientemente, los hermanos Glauco y Giuliano Gresleri han publicado el imprescindible libro Le Corbusier. Il programma liturgico.
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Ahora
bien: ¿la Iglesia católica necesita de la arquitectura, del arte o tan solo de
espacios útiles? Vistos los infructuosos intentos que se han realizado durante
los últimos años, casi nos vemos inclinados a decir que a la Iglesia le basta
con que los espacios sean neutros y dignos. El ego del artista no hace ninguna
falta en el interior de una iglesia. Sin embargo, Juan Pablo II afirma que la Iglesia sigue
necesitando del arte para hacer visible lo invisible, para transmitir el
mensaje que Cristo le ha confiado. Es ésta una idea que se repite a lo largo de
la carta, como si no estuviera clara, como si los propios cristianos no la
tuviésemos clara. Quisiera destacar algo que me parece fundamental: Juan Pablo
II dice que la Iglesia tiene necesidad del arte para hacer perceptible y
fascinante el mundo del espíritu. Pero, sin embargo, añade poco después la especial necesidad de la Iglesia se da en el
plano literario y figurativo como Cristo
hizo uso de las imágenes de las
parábolas. Incluso el Santo Padre llega a afirmar que la Iglesia tiene
necesidad de los arquitectos.
Pero ¿es imprescindible el anonimato del artista dentro de una iglesia? ¿Es posible, hoy en día, ese arte sacro comunitario que reclamaba Couturier como fruto de una civilización cristiana? ¿Debe darse por superada la época de las intervenciones abstractas en los espacios de culto? Desde luego, una de las intervenciones recientes más significativas de un artista consagrado en un lugar de culto ha sido la que ha realizado Miquel Barceló en el Capilla del Santísimo de la Catedral de Palma de Mallorca. El trabajo con una persona de este tipo conlleva riesgos evidentes, pero también la seguridad de alcanzar un resultado que perdure y trascienda nuestra cotidianeidad. No voy a adelantarme a las palabras de la profesora Mercé Gambús. Simplemente me gustaría, desde aquí, felicitar al cabildo de la catedral y a su deán, Joan Darder, por haber aceptado ese reto.
La remodelación de la capilla Redemptoris Mater de los palacios vaticanos fue el regalo que el Colegio Cardenalicio realizó a Juan Pablo II con motivo de sus bodas de oro sacerdotales (1995) El proyecto se encargo al Centro Aletti de Asís, dirigido por el sacerdote jesuita serbio Marko Ivan Rupnik. La idea de incorporar el arte del este de Europa al corazón de la cristiandad se encontraba en la misma línea que el nombramiento como copatronos de Europa a los hermanos Cirilo y Metodio, evangelizadores de los países eslavos. El proyecto es teológicamente muy completo, complejo en su ejecución y difícilmente clasificable. Sin embargo, es figurativo y resulta fascinante. Pienso que una contraposición en paralelo entre la intervención de Rupnik en el Vaticano y la de Barceló en Palma podría ser estimulante y clarificadora.
Invito
leer el articulo completo
(Si no funciona el enlace googlear: Esteban Fernández Cobian Arquitectura religiosa contemporánea. El estado de la cuestión)
Y tambien mi post Arka Pana . el arca del Señor - Esteban Fernández Cobián
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