Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 29 de junio de 2018

Bioética del Vaticano II a Juan Pablo II – Prof. Gonzalo Miranda (1 de 5 - Introducción)


Cuando Juan Pablo fue electo al pontificado,  la bioética tenía tan solo ocho años de vida. La reflexión ética acerca de comportamientos médicos, sin embargo, era ya antigua -  dos mil quinientos años- ; y la Iglesia católica venía desarrollando sus reflexiones desde hacía dos mil años.

En los años de su largo pontificado, el Papa Wojtyla debió afrontar un humus cultural complejo y efímero; acepto el desafío de las nuevas posibilidades y de los nuevos problemas que surgían en el campo de la biomedicina y estudiados por la bioética y ofreció contribuciones especificas; sobre todo para los creyentes, pero no tan solo para ellos.

En este aspecto, como en todos los sectores de su magisterio,  extraía la savia de su pensamiento de las antiguas raíces de la tradición de la Iglesia. Sus enseñanzas se vieron inspiradas, sobre todo, en el  tesoro del Concilio Ecuménico Vaticano II.

De hecho, ya en el primer discurso a los cardenales, el día siguiente de su elección al pontificado, subrayo fuertemente, programáticamente, sus vínculos con el Concilio: «Antes que nada deseamos insistir sobre la permanente importancia del Concilio Ecuménico Vaticano II, que es para nosotros un compromiso formal de cumplir con la debida ejecución».


Apenas un mes más tarde, menciono por primera vez un rema relativo a la bioética, felicitando a la Unión de Juristas CatólicosItalianos porque no habían cedido a las «lisonjas y tentaciones de una mal entendida autonomía, al proponer y defender los principios de la ética natural y cristiana, que rigen la institución matrimonial, y al afirmar asimismo, en la práctica y en la ley, la inviolabilidad y la sacralidad de la vida humana desde la concepción.» y es además significativo que, en el mismo discurso, hiciera referencia explícita a dos textos del Concilio para proponer una de las consideraciones centrales de su reflexión. Decía: « al servicio del hombre; la Iglesia está fundada por Cristo para la salvación del hombre (cf. Lumen gentium, 48: Gaudium et spes. 45).»

De aquella primera breve consideración, hasta el fin de su pontificado las intervenciones específicas de Juan Pablo II acerca de las temáticas relativas a la bioética y al respeto de la vida en general fueron innumerables, articulándose en temáticas varias y complejas, guiando sus reflexiones y enseñanzas el patrimonio del Concilio Vaticano II. Son pocas, sin embargo,  las referencias directas al texto conciliar, porque no abundan las temáticas de bioética (las hallamos sobre todo en Gaudium et Spes, números 27 a 50-53. Las líneas de fondo, sin embargo, sobre todo sobre el fundamento de la dignidad del ser humano, se hallan radicadas profundamente en la doctrina conciliar.


No es posible, y menos aun plausible, pretender recopilar aquí sus enseñanzas sobre las temáticas especificas afrontadas por él. Me parece muy interesante,  sin embargo,  intentar trazar algunas líneas de fondo acerca de la riqueza de sus enseñanzas en la materia.


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