Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

viernes, 26 de octubre de 2018

La imagen de Cristo Misericordioso Salvador (3 de 3)



En octubre de 1956 el Primado Stefan Wyszyński regreso del confinamiento.  Al poco tiempo el padre Michał Sopoćko le hace llegar una fotografía del cuadro de Śleńdziński. (1) El objetivo era obtener de él o de otros ordinarios la aprobación de aquella imagen de Jesus Misericordioso y al mismo tiempo inspirar a las personas dedicadas al culto, entre ellos las hermanas, párrocos y fieles para que ellos intercedieran ante su obispo sugiriendo el permiso por el culto al cuadro.  También mando copias del cuadro según aquel modelo de la Divina Misericordia a los centros de difusión del culto que entonces existían en el exterior. En tal ocasión subrayaba que el fundamento para esa imagen era la escena evangélica de la aparición de Dios resucitado ante sus discípulos y por lo tanto representaba una imagen basada en una fuente bíblica,  libre de ser difundida independientemente de las visiones privadas de Sor Faustina.  Sus expectativas, tal como el mismo puso en evidencia, no se ralizaron sin embargo. La imagen más difundida fue realizada por  A. Hyla, la cual según su percepción no expresaba el desarrollo apropiado del culto, que además comprendía otras varias irregularidades y por eso mantuvo sus reservas al culto mismo. 
En consecuencia el empeño de de introducir y hacer popular la imagen propuesta y querida de Śleńdziński no logro los resultados esperados.   Es difícil establecer cuales fueron en realidad los motivos más importantes. Quizás la falta de respuesta por parte de las personas entregadas a difundir el culto?  El padre Sopoćko sugirió que podría ser una causa.  Otro motivo que el indicaba fue el anuncio de la notificación de la Congregación del Santo Oficio en 1959. En realidad no se prohibía de modo categórico eliminar los cuadros de la Divina Misericordia de las Iglesias y se dejaba la decisión a la discreción de los obispos.  Sin embargo parecía que esto también contribuyo a la demora en la difusión de los cuadros, sobre todo el nuevo cuadro de Śleńdziński.

En 1966 el padre Sopocko volvió a insistir sobre el tema del cuadro.  Por medio del Primado S. Wyszyński escribió una petición a la Conferencia Episcopal refiriéndose a la decisión de 1954, que había aprobado la obra de Śleńdzińnski,  y a los dos cuadros que el enviara solicitando que enviaran una copia al papa y la otra quedara en el país como modelo para pintar los cuadros de la Divina Misericordia.  Pero su solicitud tampoco fue escuchada esta vez. Quizas no hubiese llegado aun el momento para hacerlo. En la Santa Sede continuaba la proscripción y  los obispos estaban ocupados con la celebración del jubileo del cristianismo en Polonia.  Gradualmente, sin embargo, fue cambiando el clima aerca de la causa del culto y del cuadro. Finalmente los cuadros quedaron colocados en las iglesias y sucesivamente fueron apareciendo otros.

Mediante una celebración solemne fue instalado en la procatedral de Białystok un cuadro pintado por el Prof. Ludomir Śleńdziński ya en 1955, que por muchos años había estado instalado en la iglesia de los franciscanos en Cracovia. En 1973 fue entregado al padre Sopoćko. El administrador apostólico de la Arquidiócesis de Byałystok,  obispo Henryk Gulbinowicz,  permitió ponerlo en laprocatedral y venerar la Divina Misericordia en modo privado. El 3 de septiembre de 1973 el mismo obispo bendijo el cuadro y mediante una ceremonia solemne permitió colocarlo en el templo.  Para quienes veneraban la Divina Misericordia y en especial para el padre Sopoćko fue un acontecimiento extremadamente emocionante.   El cuadro fue venerado allí a partir de entonces con rezos privados a la Divina Misericordia: rosario, letanías y otras oraciones. El esfuerzo del padre Sopoćko comenzaba a rendir sus frutos. Su perseverancia y dedicación a la idea del culto de la Divina Misericordia mediante el cuadro dedicado a Jesus Misericordioso Salvador  llevaron a cabo aquello que siempre había buscado y era su fiel deseo: la difusión de la imagen en todo el mundo.  Y se ralizo el deseo de Sor Faustina: “Deseo que este cuadro sea venerado primera en nuestra capilla y después en todo el mundo.”

(traducido de EL CAMINO DE SANTIDAD del padre Michele Sopocko de Henryk Ciereszko, Librería Editrice Vaticana, 2008)


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